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Libre del bocado y las bridas que lo sujetaron en el pasado en forma de terror al VIH y el sida y espoleado por la pérdida del miedo, los nuevos modelos sociológicos y el fin de la pandemia, el potro de las enfermedades de transmisión ... sexual cabalga de nuevo desbocado por el planeta: más de un millón de personas infectadas cada día, según la OMS.
También en La Rioja, donde las estadísticas empiezan a ser alarmantes. Según los datos del Servicio de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública, antes de la pandemia, en 2018, se diagnosticaron en la comunidad 96 casos de infección gonocócica, sífilis y chlamydia, unas cifras que el pasado año se dispararon hasta los 297 diagnósticos, 201 más, con un incremento del 209,3%.
«Estamos muy preocupados, sin duda. Globalmente hay un gran incremento de las enfermedades de transmisión sexual, todas van en aumento, algunas más que otras, y es realmente preocupante, porque hemos pasado de tener unas tasas por cien mil habitantes que siempre nos han parecido un poco altas a unas actuales que han llegado a triplicarse e incluso cuadruplicarse», confiesa el jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital San Pedro y el Cibir, José Antonio Oteo.
«Durante la pandemia parece que todo apuntaba a que podía haber menos infecciones de transmisión sexual, se han recogido menos, pero no parece que ese descenso fuese tan significativo y, de hecho, los últimos datos son muy superiores a los registrados antes del covid», alerta el doctor, que advierte de que «no hay que olvidar que hablamos de un problema grave de salud pública, porque una enfermedad de transmisión sexual puede ser desde muy molesta a matarte. Y sobre todo, hay que tener en cuanta que uno puede tener la libertad, pero tiene que pensar que pone en peligro a otras personas».
Con mayor incidencia en hombres que en mujeres, la franja de edad con mayor incidencia ha ido a la baja, con cada vez más diagnósticos en adolescentes, con infecciones que, de no tratarse, pueden provocar resultados irreversibles a largo plazo, como dolor pélvico crónico, cáncer, infertilidad y otras complicaciones, algunas de las cuales pueden ser potencialmente mortales.
En el ranking de la alarma destacan especialmente los registros de la gonococia, que ha pasado de los 36 casos en 2018 y una incidencia de 11,26 por 100.000 habitantes a los 144 diagnósticos del pasado año, lo que supone una incidencia del 45,03 por cien mil, cuatro veces más.
Excluido del capítulo de enfermedades de transmisión sexual pese a que es hoy la principal vía de contagio, la cifra de nuevos pacientes de VIH se había estabilizado en La Rioja en los últimos años, pero....
«En el VIH sí que ha habido una supuesta disminución, pero en 2023 parece que estas cifras van a aumentar. Además, los 24 casos diagnosticados el pasado año son muchos para una comunidad como la nuestra», asevera el doctor Oteo, que incide en que la mitad del total de los diagnosticados el pasado año, 24, «nos llegaron ya con un importante deterioro por un diagnóstico tardío». De hecho hubo 4 casos de sida.
Con todo, lo más preocupante, según el experto, «es el porcentaje oculto de pacientes infectados por VIH, que rondaría el 20% del total de afectados, y que son causa directa de más de la mitad de los nuevos contagios». Tras recordar que «los pacientes, si los tratamos correctamente, dejan de ser infectivos para los demás», explica que en La Rioja hay en la actualidad 34 personas en la estrategia PrEP (profilaxis prexposición), que consiste en la administración de una pastilla diaria y controles para evitar la infección por VIH.
También inquietante es la evolución de la infección por Chlamydia trachomatis. «Es terrible también», avisa el doctor Oteo, que detalla que «hemos pasado de 44 casos en 2018, con una incidencia del 13,76 por 100.000, a los 133 diagnósticos del año pasado, con una tasa del 41,59 por cien mil habitantes, el triple».
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En cuanto a la sífilis, los diagnósticos han mantenido un mayor equilibrio, pero tampoco desciende su incidencia. «No se ha notado tanto, pero sigue habiendo muchísimos casos y hay que recordar que la sífilis mata y, además, cuando se diagnostica en fases muy avanzadas puede afectar al corazón y al sistema nervioso», destaca el especialista.
El pasado año se detectaron 20 casos, con una tasa de 6,25 por 100.000, cuando en 2018 era de 5, con 16 diagnósticos. «Al analizar los datos en el periodo 1981-2002 se observan unas cifras muy elevadas hasta 1993, cuando comenzó un descenso que, con algunas oscilaciones, se mantuvo hasta 2209, año en que la incidencia volvió a iniciar un repunte en la región», resume el doctor Oteo.
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