Ni es de reciente aparición ni alarmante, aunque su presencia puede generar algo de inquietud, sobre todo en algunos padres primerizos. La infección vírica causada por el parvovirus B19 ha retornado a las consultas de Pediatría, en La Rioja y en el resto del ... país, después de unos años sin apenas incidencia, por el uso de mascarillas y el resto de medidas de prevención que impuso la pandemia del covid.
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Conocida también como megaloeritema polimorfo, eritema infeccioso o, en el pasado, como la quinta enfermedad –por integrar, junto a sarampión, rubeola, varicela y parotiditis, el grupo de patologías exantémicas más habituales, aquellas que provocan un exantema o erupción cutánea–, la infección por parvovirus B19 es identificada popularmente como la 'enfermedad de la bofetada'. Benigna o muy leve en la mayoría de casos y con muchos pacientes asintomáticos, la infección cursa en su fase inicial, en la que sí es muy contagiosa, con signos muy similares a los de un resfriado: malestar general, tos y mocos, algo de febrícula... Días más tarde, de ahí su bautismo, cuando la enfermedad ha dejado ya de ser contagiosa, suele aparecer una erupción cutánea facial, en ambas mejillas, de un color rojo brillante, semejante a la huella dejada por un tortazo. El exantema, que puede provocar prurito (picor), se puede extender posteriormente, en tono más rosáceo, a brazos, tronco, muslos y nalgas.
Cristina García Muro
Pediatra en el Hospital San Pedro
La enfermedad, de especial incidencia en esta época, en vísperas de la primavera, ha recuperado su espacio, como se ha constatado en las consultas pediátricas de la comunidad. «No existen datos porque no es de declaración obligatoria, pero sí que se está notando el repunte. Periódicamente hay brotes y justo este año efectivamente se están viendo más casos. Es un virus que está siempre, nunca desaparece, aunque su mayor incidencia es precisamente ahora, en esta época, en vísperas de la primavera, y, evidentemente, como ha ocurrido con el resto de virus, tiene mucho que ver con la pandemia y con el uso habitual de las mascarillas en los últimos años, en los que hemos tenido una distribución de virus muy rara», resume Cristina García Muro, pediatra en el Hospital San Pedro.
Frente al parvovirus humano no hay vacuna, una protección que sí existe en el caso del resto de patologías exantémicas más habituales históricamente, de ahí su mayor incidencia. «El resto de enfermedades de este tipo apenas se ven: Rubeola nada, varicela puede haber algún caso, a mí no me ha tocado nunca ver sarampión y de parotiditis o paperas, solo algún caso porque también puede ser de causa bacteriana», explica la especialista, quien insiste en la benignidad de esta infección. «Aunque puede ser grave si el niño es inmunodeprimido y también en el caso de las embarazadas, ya que puede provocar alteraciones del feto y abortos, generalmente se trata de una enfermedad leve».
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En ausencia también de tratamiento específico más allá de algún tópico para el picor y lo habitual para la fiebre y para el dolor en las articulaciones y el malestar general, las recomendaciones son las habituales frente a las infecciones que se transmiten por vía aérea: lavado de manos, higiene, ventilación, mascarilla si hay tos y estornudos... Poco más se puede hacer. «El problema de esta enfermedad es que es contagiosa cuando está en la primera fase, que es cuando suelen aparecer esos síntomas inespecíficos y cuando se presenta la clínica cutánea ya no es contagiosa con lo que no es necesario aislar al niño o que deje de ir al colegio», aclara la doctora García Muro.
Tras recordar que «en ocasiones se ha descrito que, a veces, el exantema reaparece por la exposición al sol, a un exceso de calor o al bañarse, aunque tampoco sería ya contagioso», la pediatra del Hospital San Pedro quiere aclarar otra de las dudas más habituales en consulta, el de la transmisión entre humanos y mascotas: «Nada tiene que ver el parvovirus B19 con el parvovirus que afecta a perros y gatos, que sí puede ser más grave. Este un virus diferente al de los animales, solo afecta a humanos y no se transmite a las mascotas ni a la inversa».
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¿Qué es y cómo se manifiesta?
Infección provocada por el parvovirus B-19.
Forma de contagio: Principalmente a través de las gotitas de la saliva al hablar, toser y estornudar.
Síntomas en la fase inicial: En la fase de incubacion es contagiosa y se maniesta mediante signos inespecíficos habituales en otras infecciones: malestar general, dolor de cabeza, mocos y goteo nasal, febrícula...
Síntomas específicos: Días después la infección ya no es contagiosa, pero aparece una erupción cutánea facial, generalmente en ambas mejillas, de un color rojo intenso. Las manchas, de color más rosáceo, suelen extenderse posteriormente a otras zonas: brazos, tronco, nalgas, piernas... Puede aparecer picor.
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¿Es una infección preocupante?
No. Generalmente la infección cursa de forma muy leve.
¿Puede haber complicaciones?: Sí, en el caso de personas inmunodeprimidas y en embarazadas, ya que se incrementa el riesgo de aborto y malformaciones en el feto.
Protección y tratamiento
No existe vacuna: Al contrario del resto de enfermedades exantémicas -sarampión, rubeola, varicela, parotiditis- frente al parvovirus no hay protección vacunal.
Tratamiento: No existe. Se pueden administrar analgésicos; antipiréticos, si sube mucho la fiebre; y compresas de agua fría y pomadas si hay picor.
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Consejos: Higiene y lavado de manos.
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