Enero: Divina gula

Así las cosas, el panorama no pintaba bien para aquel primer mes del año 2022, por mucho que la Lotería del Niño hubiera regado La Rioja con cien millones de euros. Nos caló también, y hasta los huesos, la sexta ola de la pandemia, que seguía cobrándose vidas, amén de colapsar la sanidad y vaciar algunas aulas. Entre tanto, la inflación iniciaba una escalada libre, el diputado socialista Francisco Ocón removía las aguas políticas y los agricultores sacudían los cimientos del campo con una tractorada histórica en Logroño.

Pero aunque enero no fue un gran mes ni 2022 un gran año, he de reconocer que a mí me salvó su dígito '0' y, sobre todo, la Cultura. A medida que tachábamos semanas en el calendario el riesgo sanitario iba despejándose y, en relación inversa, los escenarios, la salas de exposiciones y de conferencias se fueron ocupando con tanto o más público que antes de la pandemia. La programación artística y cultural en nuestra comunidad recuperó eventos cancelados y sumó nuevos proyectos, algunos llegándose incluso a solapar en el mismo día y hora. Y a tal punto llegó a engordar la oferta que en la recta final de 2022 he sufrido una pequeña indigestión cultural, con sus delicatessen y su comida rápida. Pero lo tengo claro, no pienso corregirme esta gula.