La llama se apaga cuando se acaba el oxígeno. Eso quiere decir que puede haber peligro por tufo. L. R.

Así mata el tufo, el enemigo invisible, pero no indetectable, de los bodegueros

Es consecuencia de las acumulaciones de dióxido de carbono (CO2) que emanan durante la fermentación de la uva

La Rioja

Domingo, 1 de octubre 2023

El tufo es el enemigo invisible de los bodegueros que, históricamente, se ha cobrado muchas víctimas. Es consecuencia de las acumulaciones de dióxido de carbono (CO2) que emanan durante la fermentación de la uva. No se trata de un gas tóxico en sí mismo –sólo ... en altas concentraciones–, pero el dióxido de carbono pesa más que el oxígeno, lo que hace que los depósitos del vino en fermentación queden saturados y no se pueda respirar en su interior, o incluso en toda la bodega, si las concentraciones son muy elevadas. Normalmente es en los primeros días de fermentación cuando más CO2 se desprende y, por tanto, son los más sensibles.

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Es un peligro invisible, silencioso, inodoro también, aunque hay formas de detectarlo. Antiguamente, los cosecheros bajaban a los calados o a los lagos de elaboración con un papelito prendido o un mechero. Si la llama se apaga había que salir rápidamente por la falta de oxígeno. La peligrosidad de este gas produce una rápida pérdida de la consciencia y puede producir la muerte por ahogamiento en tan solo unos minutos. En la actualidad la tecnologización de las bodegas hace que las muertes por tufo sean cada vez menos habituales, pero siguen sucediendo. De hecho, existen detectores permanentes y portátiles de gases, incluso específicos para el CO2 de las bodegas, que avisan a su portador automáticamente de concentraciones peligrosas. También ayudan a evitar estos dramáticos accidentes los equipos de respiración autómoma, que permiten a terceras personas acudir a auxiliar al accidentado.

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El dióxido de carbono pesa más que el oxígeno, lo que satura el depósito de fermentación y no se puede respirar en su interior

Aunque en este caso de Lanciego, la muerte se produjo no porque la bodega no estuviese ventilada, sino por la fatalidad de que uno de los bodegueros cayó al depósito y el segundo se lanzó también a rescatarlo sin posibilidad de subir por la rápida acción y, seguramente, alta concentración de CO2.

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