«Yo me encuentro bien. No pido nada, lo que venga bienvenido sea»

Montserrat es la mujer más anciana de Logroño, de hecho fue homenajeada por el Ayuntamiento el pasado verano, junto a Gregorio Pacheco Pacheco. Por casualidad, su familia conoce un caso de longevidad en La Rioja aún más destacado, el de Anunciación Prado Martínez, de 106 años, natural de Villavelayo, y que el próximo mes de mayo cumplirá 107.

«Yo me encuentro bien. No pido nada, lo que venga bienvenido será. Que recuerde, yo no tengo ningún secreto de nada. Beber agua. Yo ya no guiso nada, no me dejan porque igual se temen que haga algún disparate», explica medio resignada, medio bromeando. Coqueta, arreglada como recién salida de la peluquería, permanece sentada en el salón de su casa, en la calle San Millán de Logroño, abrigada con una bata de franela y cubierta por una manta, aunque de vez en cuando se levanta, mira por la ventana y se sorprende por la cantidad de nubes que hay en el cielo.

«Ejercicio no ha hecho nunca pero ha tenido la suerte de no haber estado nunca enferma, ni colesterol ni nada», destaca su nuera Mariví. Y su hijo apunta una convalecencia leve. «Cogió el coronavirus hace poco, hace un año, pero nada, pero no le pusieron ni el gotero en el hospital. Estuvo allí cinco días y para casa. Yo no la recuerdo enferma nunca», destaca Ricardo. Montserrat tiene puestas las cuatro vacunas del covid-19. «Come de todo, pescado, verdura, fruta... Solo la carne se la tenemos que pasar», informan sus familiares. «El otro día me regalaron unos espárragos y me los pusieron picados, muy menudos, y me los comí, creo que con atún», presume Montserrat.

Hasta hace unos cinco años su familia apunta que Montserrat bebía un vasito de vino al día en la comida, quizá ahí esté el secreto de su longevidad. «Un día empezó a decir que le sabía malo y se acabó», asegura su hijo, quien agasaja a su madre con una torrija y, al anunciarlo, a Montserrat se le encienden los ojos. Eso sí, será para merendar porque de postre comerá un plátano.

Al preguntarle por un propósito en 2023 responde sincera. «Pues no estoy segura...», confiesa, pero al pensar en su inminente cumpleaños anuncia: «Os puedo pagar un vermú». Recientemente, eso sí, ha vivido la boda de una nieta y el nacimiento de su biznieto. «Este año no sé lo que va a pasar, pero el biznieto es muy pequeño, el chiquillo es un bicho», describe con afecto.