«Empezamos en plena guerra con un taller de máquinas de escribir y de coser»

– Empezaron en plena guerra.

–Sí, mi abuelo puso ese pequeño negocio para subsistir. Le expulsaron de Tabacalera, supongo que por algún motivo político de la época, y empezó de cero montando un pequeño taller en el que también comenzó a trabajar mi padre, aunque en el 58 decidió emigrar a Francia, porque aquí las posibilidades de vivir dignamente eran muy escasas. Y allí estuvimos siete años. A la vuelta mi padre montó un taller de sillas de oficina y yo comencé a trabajar de traductor en Bodegas AGE, hasta que le tomé el relevo.

– ¿Cuál ha sido la clave del éxito hasta llega a ser un referente en su sector?

– No hay magia, solo trabajo, ser honrado y mucho sacrificio.

– Se ha emocionado cuando ha tomado la palabra.

– He visto al hijo de mi amigo Eduardo Solar, fundador de Emesa y quinto fallecido por el COVID en La Rioja, y no he podido evitar emocionarme. Me enorgullece decir que mis clientes son mis amigos y también las empresas que han sido nuestra competencia.