Ver fotos

Los logroñeses acudieron en familia al reparto del pan, el pez y el vino. FERNANDO DÍAZ

Emoción y alegría en el Muro del Revellín

Tras dos años de parón por la pandemia, los logroñeses no se quisieron perder el Voto de San Bernabé

Domingo, 12 de junio 2022, 02:00

A las diez de la mañana el sol todavía daba una tregua. Los más madrugadores ya guardaban turno en las diferentes filas a la entrada del Muro del Revellín. Había muchas ganas de retomar la tradición, tras dos largos años de pandemia. El reparto del ... pez, pan y vino volvió por la puerta grande. Un acto que se retomó ayer en familia. Varias generaciones de logroñeses degustaron las truchas y el vino que repartió la Cofradía del Pez. Emoción contenida en Conchi y Manoli, dos octogenarias que acudieron al Revellín en sillas de ruedas acompañadas por sus hijos y nietos. Recuerdan que el año pasado no pudo ser, que han sido dos años duros, amargos pero, como ellas mismas se encargaron de recordar, pueden contarlo. No son las únicas veteranas que pudieron retomar la buena costumbre del día de San Bernabé. Juan, de 86 años, hizo lo propio. Con el pez y el vino ya en el estómago se propone continuar con la celebración tomando unos vinos con los amigos y, después, terminar en la calle Laurel con la familia. «Como buen riojano y buen logroñés lo voy a celebrar», aseguró, «hemos echado mucho en falta este acto y hay muchas ganas».

Publicidad

Alejandro y Cristina también madrugaron. Llevaban desde muy temprano preparando las mesas, llenando los vasitos de vino y ordenando servilletas y platos. Estos dos hermanos de 21 y 18 años, respectivamente, tienen la tradición de la Cofradía del Pez en la sangre. No en vano son los nietos de Alejandro Bezares, que ayer recibió la insignia de San Bernabé por su trabajo por la ciudad de manos del alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza. «Llevamos participando en el reparto del pan, el pez y el vino desde pequeños», recordaron, «el año pasado no se pudo hacer, por eso este año lo hemos cogido con muchas ganas».

A las once de la mañana ya no cabía ni un alfiler en la zona del Muro del Revellín. Los logroñeses buscaban el refugio de la sombra y algún lugar donde poder sentarse. La fila de una de las entradas para recoger el pan, el pez y el vino llegaba hasta más allá de la puerta del Parlamento. Muchos padres y madres aguardaban llevando a los niños de la mano, en los hombros o en los carritos. Para muchos de esos pequeños fue su primer San Bernabé. Como el caso de Ignacio, de cuatro años, al que no parecía hacerle mucha gracia la trucha rebozada y se limitó a masticar el trozo de pan. Cerca de allí, una cuadrilla de chavales se hacían una fotografía con el pez y el vino con el teléfono móvil. Volver a disfrutar de San Bernabé como antes bien merece un 'selfie'.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad