Se esperan las lluvias por muchos motivos. Los recientes fuegos, sumados a las altas temperaturas, han puesto en evidencia las condiciones de los bosques y campos riojanos, que han sufrido estas olas de calor hasta convertirse en el caldo de cultivo perfecto para los incendios. Pero también se necesita el agua para el campo y para el abastecimiento. Y los pantanos riojanos llevan semanas, después de un verano con escasas tormentas, sufriendo pérdidas de agua, que se han incrementado con la aportación extraordinaria de 10 hectómetros cúbicos al río Ebro acordada a mediados de julio.
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Esa situación combinada se percibe en el estado de los embalses de referencia de la comunidad. En los últimos siete días, ocho hectómetros cúbicos han salido de las compuertas o, directamente, se han evaporado para dejar las reservas de los cuatro grandes pantanos en 87,7 hectómetros cúbicos.
Lidera el descenso Mansilla, que se ha visto mermado en 4,89 hm3, aunque su situación continúa siendo la mejor de todos. A día de hoy, según la Confederación Hidrográfica del Ebro, está lleno en un 61,5%. Por detrás se encuentran el González Lacasa (57,4%) y Pajares (53,9%). Y, en último lugar, Enciso, que se encuentra al 17,5%. De los 182 hectómetros cúbicos que podrían albergar los cuatro grandes pantanos riojanos, en este 12 de agosto acogen 87,7, lo que los sitúa al48,18%. Es decir, por debajo del 50%, una situación inédita en los últimos meses.
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