Elecciones 23J en La Rioja

Una equis en la quiniela, salvo sorpresa

El tamaño de la circunscripción y la ley d'Hondt hacen que solo en momentos excepcionales se rompa en La Rioja el empate a dos entre PP y PSOE

Pío García

Logroño

Viernes, 7 de julio 2023, 02:00

Si el servicio de Loterías y Apuestas del Estado se animara a lanzar una quiniela electoral, en La Rioja el resultado más probable sería la equis. Partido Popular y PSOE salen en todas las elecciones generales a disputar un partido que, en lo que se ... refiere el Congreso de los Diputados, siempre suele quedar empate a dos. Solo en momentos excepcionales, marcados por una euforia desmedida en una de las grandes formaciones sistémicas o por la aparición fulgurante de los nuevos partidos, se ha quebrado esta tendencia. Hay varios factores que influyen en este resultado, aunque pesan sobre todo el pequeño tamaño de la circunscripción, el botín que se reparte (4 escaños) y la aplicación de la ley d'Hondt.

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En España, cada provincia elige al menos a dos diputados y el resto se les va añadiendo en razón de su población. Eso hace que puedan darse movimientos de unos comicios a otros, según como evolucione la demografía: en 2019, Badajoz envió seis diputados al Congreso y en 2023 perderá uno, que ganará Valencia (de 15 pasa a 16). La Rioja ha ocupado cuatro escaños en la carrera de San Jerónimo desde el advenimiento de la democracia, lo que facilita la comparación entre ciclos electorales.

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Las primeras elecciones generales se celebraron en 1977, aunque tuvieron propósito constituyente. Una vez aprobada la Carta Magna, se convocaron nuevos comicios el 1 de marzo de 1979. Desde entonces se han sucedido catorce legislaturas. En ocho de ellas el resultado ha sido idéntico: dos diputados para el Partido Popular –con sus diferentes denominaciones históricas– y otros dos para el PSOE. El empate se instaló en La Rioja cuando la UCD, que hasta entonces había sido el partido hegemónico, implosionó y cambió para siempre el panorama electoral. El 15 de junio de 1977, la primera vez que los riojanos acudían a las urnas después de cuarenta años de dictadura, tres partidos consiguieron acceder al Congreso: la Unión de Centro Demócratico ganó con claridad (41,45%) y sus representantes, el periodista extremeño Luis Apostúa y el abogado logroñés José María Gil-Albert, ocuparon sendos escaños. Junto a ellos se sentaron Alvaro Lapuerta, de Alianza Popular, que ya había sido procurador en las Cortes franquistas, y el socialista Javier Sáenz Cosculluela. Dos años más tarde, en la primera legislatura, Alianza Popular perdería su escaño y la UCD conseguiría el primer 3-1 que se registró en La Rioja. Para ello necesitó reunir el 48,28% de los sufragios.

La confusa situación de los primeros años de la democracia se aclaró casi de golpe en 1982, cuando la desaparición de la UCD dejó el campo político libre para la expansión de las dos fuerzas que se convertirían en sistémicas: el PSOE, que arrasó en aquellas elecciones, y Alianza Popular, partido que necesitó muchos años, varios tropiezos sonoros y una refundación para llegar a La Moncloa. En La Rioja, se instaló un bipartidismo perfecto: socialistas y populares se repartían más del 80% de los sufragios. Los demás peleaban por las migajas: Izquierda Unida nunca llegó a frisar el 10% y ni CDS ni PR ofrecían una alternativa real. El primer empate a dos entre PSOE y AP se registró en 1982 y se fue reeditando sin contratiempos hasta el año 2000. Las alineaciones de ambos partidos en el Congreso podrían recitarse de memoria, como si fueran equipos históricos de fútbol: los socialistas Ángel Martínez Sanjuán y Javier Sáenz Coscullela engarzaron 26 y 19 años, respectivamente, en la Cámara Baja, mientras que el popular Neftalí Isasi ocupó un asiento en la carrera de San Jerónimo durante 18 años.

Descontados los tiempos de la UCD, la primera vez que se rompió el empate a dos fue el 12 de marzo del año 2000, cuando Pedro Sanz reinaba en el Palacete y José María Aznar consiguió la mayoría absoluta en España. El Partido Popular recibió el 55,16% de los votos emitidos en la circunscripción riojana mientras que el PSOE, incapaz de hacer frente a la marea azul, se quedaba en un porcentaje muy reducido (el 35,55%). El PP ganó 3-1, un resultado que ni los más optimistas esperaban.

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2000 y 2011, hitos del PP

Un análisis somero demuestra que, hasta la irrupción de la llamada «nueva política», solo en momentos de máxima exaltación popular se ha conseguido romper el empate a dos. El PSOE, en La Rioja, no lo ha logrado nunca, ni siquiera en 1982 o en 1986, cuando Felipe González alcanzaba cotas de apoyo ciudadano que jamás se han vuelto a ver en España. El PP, en cambio, ha hollado la cima de los tres diputados en dos ocasiones, siempre en momentos de máxima movilización popular y de desánimo socialista. En el año 2000 se enfrentaban un José María Aznar que cabalgaba a lomos de una economía desbocada y un Joaquín Almunia que unos meses antes había perdido las primarias frente a Josep Borrell. Una situación casi idéntica se vivió en 2011, cuando Mariano Rajoy se impuso sobre las cenizas de José Luis Rodríguez Zapatero, quien, después de haberse pasado años negando la crisis económica, se había visto obligado a recetar los mayores recortes sociales de la democracia. Su sucesor, Alfredo Pérez Rubalcaba, apenas pudo contener la hemorragia.

Aquel fue el último 3-1 que se ha registrado en La Rioja, aunque no se volvió al empate a dos hasta el 10 de noviembre de 2019. Lo que sucedió entre ambas fechas pareció por momentos una revolución, aunque acabaron siendo simples fuegos artificiales, vistosos e irrelevantes. Primero consiguió una diputada Podemos (2015 y 2016) y luego Ciudadanos (abril de 2019), pero las aguas volvieron a su cauce bipartidista el 10 de noviembre de 2019, cuando PSOE y PP regresaron al tradicional empate a dos.

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Si observamos esos comicios, descubrimos que, para conseguir un diputado, tanto Podemos como Ciudadanos tuvieron que quedar por encima del 15% de los sufragios. Teniendo en cuenta sus resultados en las últimas autonómicas, celebradas hace apenas un mes, Vox (7,5%) debería doblar su apoyo popular y Podemos-IU (5,07%) triplicarlo para tener alguna posibilidad de que sus cabezas de lista accedieran a la carrera de San Jerónimo. ¿Y el PP? ¿Podría recuperar ese 3-1 que solo se ha dado en tres ocasiones? El pasado martes, el presidente del partido, Alberto Galiana, animó a sus huestes marcando ese objetivo. Sin embargo, para lograrlo, ni siquiera les será suficiente repetir el escenario del 28 de mayo. Sus 75.859 votos le granjearon una cómoda mayoría absoluta a Gonzalo Capellán, pero no bastarían para colocar a Raúl Lavega, número tres de la candidatura, en el Congreso de los Diputados. Para lograrlo necesitaría atrapar al menos dos mil sufragios más y que el PSOE cayera en la misma proporción.

Arriba, Javier S. Cosculluela PSOE| 19años, la Constituyente y seis legislaturas (1977-1996) y Ángel Martínez Sanjuán PSOE | 26 años, siete legislaturas (de 1982 a 2008). Debajo, Carmen Duque PP | 3 meses y 12 días, de julio a octubre de 2015 y María Luisa Alonso Ciudadanos | 4meses y 3 días, de mayo a septiembre de 2019

El Senado, territorio casi sin empates y propicio para el 3-1

En el Senado, el diferente sistema de elección hace que la configuración de las mayorías cambie por completo. Las listas son abiertas y los ciudadanos deben tachar tres nombres, sean del partido que sean. En realidad, la mayoría de los votantes renuncian a ese poder discriminatorio y se limitan a marcar con una cruz las casillas de los candidatos de su partido favorito. Se trata, por lo tanto, de una elección directa con listas abiertas, aunque al sumar posteriormente los sufragios que reúne cada aspirante, el resultado suele ser siempre el mismo: tres para el partido más votado y uno para el segundo. Desde que desapareció la UCD, nunca ha habido en La Rioja senadores de partidos distintos al PSOE o a las diferentes encarnaciones del Partido Popular. Podemos y Ciudadanos, que en sus años buenos sí consiguieron colocar una pica en la carrera de San Jerónimo, nunca lograron enviar a un riojano a la Cámara Alta.

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La única excepción hay que buscarla en la legislatura que ahora concluye. La repetición electoral, que tuvo lugar el 10 de noviembre de 2019, arrojó un saldo tan ajustado que se verificó un empate a dos: tras los dos primeros candidatos populares, Ana Lourdes González y Carlos Yécora, se colocaron los dos aspirantes socialistas que encabezaban la lista: María Victoria de Pablo y Pedro Montalvo.

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