Las regiones del eje Cantábrico-Mediterráneo intentan reactivar una conexión que no despega

Quince años después, este eje se mantiene en las agendas nacional y europea (aunque en este caso en las últimas páginas, con un horizonte 2050, tras la decisión de 2023 de la UE de relegarlo en sus prioridades) e incluso va tomando forma, aunque de manera fragmentaria y a una velocidad similar a la del actual paso del tren por La Rioja.

El próximo 7 de marzo, la FER organiza en Logroño una cita junto a otras cuatro patronales (Cantabria, Castilla y León, Aragón y Comunidad Valenciana) a la que están convocados diversos presidentes autonómicos (Gonzalo Capellán estará, pero faltan por confirmar alguno de sus homólogos). El denominado Foro Impulso se cerrará con la firma de la 'Declaración por la competitividad y desarrollo del Corredor Cantábrico- Mediterráneo 2024', un documento en el que los empresarios quieren recalcar el «elevado potencial de tráfico por ferrocarril en este corredor ferroviario».

Desde septiembre de 2022, este foro intenta dinamizar un proyecto que avanza a muy distintas velocidades. En el caso de La Rioja, se puede hablar de tres grandes sectores que durante la pasada legislatura dieron pasos adelante. El primero, entre Castejón y Logroño, cuenta con el estudio de impacto ambiental, pero restan trámites como el estudio informativo. En 2024 se podrían licitar los proyectos constructivos, pero las máquinas tardarán más de un lustro en mover tierra.

Mientras, el tramo entre Logroño y Miranda se encuentra inmerso en un estudio de alternativas desde junio. Es decir, se están evaluando distintos trazados. Así que los plazos se dilatarán.

Y, por último, la mejor noticia y que Vicente Urquía, ex director general de Transportes, ha defendido como «el primer paso de la alta velocidad en La Rioja», es la variante de Rincón de Soto. En marzo está previsto que comiencen las obras de estos diez kilómetros donde los trenes podrán circular a 200 kilómetros por hora. La intervención eliminará las vías férreas del centro de la localidad por un trazado que cuenta con la oposición de parte de los vecinos de la localidad y también del Gobierno de Capellán.

Pero, ¿qué pasa fuera de La Rioja en el desarrollo de esta infraestructura tan demandada por el sector económico y político? Pues también existe disparidad.

Por ejemplo, entre Sagunto y Teruel se acumulan los retrasos y los avances resultan escasos. Mientras, entre Teruel y Zaragoza y Zaragoza-Castejón falta la aprobación definitiva del estudio informativo e impacto ambiental, paso previo a la licitación de los proyectos y las obras. La conexión entre Miranda y Vitoria es la que más avanzada se presenta y en 2025 deberían estar aprobados los proyectos constructivos.

Y para la llegada de la alta velocidad a Bilbao hay una fecha: 2033. Otro de los tramos más complejos, entre la capital vizcaína y Santander, se halla en un estudio de alternativas, como el Logroño-Miranda.

Como se puede comprobar, un puzle complejo y lento, como todas las grandes obras públicas, que tardará años en lograr lo que el exministro José Blanco anunció en 2009: un tren Valencia-Bilbao en menos de 4 horas o una conexión Zaragoza-Logroño en menos de una.