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La pandemia fue el origen de la mayor crisis sanitaria de los últimos tiempos, pero su estela está dejando efectos perniciosos a nivel global. La escasez de materias primas y de microchips confluyen con una demanda disparada que la oferta no logra cubrir. Las consecuencias son un mercado ralentizado que no da abasto, con unos precios desorbitados solo al alcance del mejor postor.
La crisis se ha ido gestando poco a poco hasta alcanzar a día de hoy a prácticamente todos los sectores. Unos de lleno y otros de forma tangencial, sufren los efectos de una cadena de despropósitos que ya empieza a llegar al cliente final. Basta un ejemplo: comprar un electrodoméstico es hoy el 12% más caro que hace un año y la espera para recoger un vehículo recién adquirido ha pasado de tres semanas a tres meses de media.
La Federación de Empresas de La Rioja (FER) lleva meses alertando de una situación que ha ido cogiendo fuerza con el paso del tiempo. El «grave problema» de la falta de suministros, materiales y materias primas y su consiguiente encarecimiento «pone en riesgo nuestra actividad, el empleo y los suministros en el mercado». Quien así lo afirma es el presidente de la patronal, Jaime García-Calzada, para quien las dificultades por las que ahora atraviesan sectores como la madera y el mueble, el metal-mecánico, la industria agroalimentaria o las artes gráficas, la construcción y la promoción, el vino, el calzado o el transporte «se van ir extendiendo a otros como el comercio o la hostelería», porque estos problemas de suministros «afectan a toda la cadena empresarial, plazos, distribución o logística, y finalmente terminan perjudicando a los servicios y al propio consumidor, que ve reducida la oferta», señala.
A esta «gravísima» falta de materiales para poder desarrollar la actividad, se ha sumado lo que califica de «vertiginosa» subida de los precios de estas materias primas, entre el 50 y el 100% según los casos, «lo que es absolutamente inasumible por parte de las empresas», abunda García-Calzada.
La estadística lo confirma: los precios industriales crecieron el 9% en la comunidad en septiembre, la mayor subida interanual de los últimos 18 años, esto es, desde que el INE registra la evolución de este parámetro en La Rioja. La escalada se inició en marzo (2,9%) y el incremento ha sido constante hasta marcar un récord histórico al cierre del verano.
Las empresas, las más grandes o los pequeños negocios y los autónomos de cualquier sector están viviendo estas carencias «con una enorme incertidumbre y con muchísima preocupación, porque no sabemos hasta qué punto esto nos va a seguir afectando si se prolonga mucho tiempo». La incidencia calcula que puede alcanzar al empleo, a la oferta de productos y servicios y a las exportaciones de los productos de La Rioja, especialmente en los sectores industriales que desarrollan una intensa actividad de comercio exterior. En agosto, último dato publicado, las ventas crecieron el 8,9% hasta los 129,8 millones de euros, mientras que las exportaciones lo hicieron el 27,3% y sumaron 118,5 millones.
En este escenario, la FER reclama que, «de forma urgente», se tomen medidas «drásticas», porque esta falta de suministros y materiales, junto con la subida de los precios y los costes «nos tememos que puede seguir agravándose si no le ponemos remedio con medidas eficaces».
Bodegas
Todos los materiales auxiliares que emplean las bodegas de Rioja escasean. Desde el vidrio (es obligatorio el embotellado en origen para comercializarse) hasta las etiquetas, las cápsulas y el cartón. El gerente del Grupo Rioja, Íñigo Torres, atribuye la coyuntura actual a dos razones básicamente. Por un lado, a la recuperación intensa de la demanda una vez retomada casi por completo la normalidad social, y, por otro, a que los proveedores de materias primas no han recobrado su capacidad productiva a niveles previos a la pandemia con lo que no logran satisfacer el pico existente. Ese desequilibrio entre la oferta y la demanda es, junto al incremento de los costes energéticos y de los del transporte marítimo (dificultades en las exportaciones para abastecer los mercados de destino) y terrestre, lo que explica, a su juicio, el encarecimiento de precios de los materiales.
Ese factor, unido al desabastecimiento, «preocupa bastante» a las 60 bodegas del Grupo Rioja (copan el 75% del valor de comercialización de Rioja), máxime porque «estamos atados de pies y manos». «Es un problema global para el sector, pero cuya solución no depende de nosotros y, además, en nuestro caso no hay un 'plan b', no hay una alternativa al embotellado, otro tipo de envases para comercializar», porque esa es la normativa de la DOCa. En este sentido, el gerente de Grupo Rioja confía en que se trate de «una crisis coyuntural» y exhorta a los proveedores de materiales a poner a pleno rendimiento sus sistemas productivos.
Asimismo, Torres reconoce que «no hay otra opción «que trasladar a los clientes esos aumentos de costes tan «relevantes» porque resulta «imposible soportarlos, ya que los márgenes con los que trabajamos son muy ajustados».
Comercio exterior
Los exportadores riojanos corren el riesgo de sufrir una caída de ventas que trunque la recuperación si esta crisis no se resuelve y se prolonga en el tiempo. De momento, los datos comerciales siguen en positivo, en algunos momentos del año con crecimientos de hasta dos dígitos. Pero son cifras hasta agosto, así que habrá que esperar todavía unos meses para ver cuál es el impacto en el comercio exterior riojano de esta situación tensionada que «esperamos que sea transitoria», afirma el director general de la Cámara de Comercio, Florencio Nicolás. Lo que está claro es que «las empresas de manufactureras están sufriendo desabastecimiento, cuellos de botella en las cadenas de producción, aumento de todos los costes y demoras en los plazos de entrega». Todos los sectores se ven afectados, algunos en mayor medida, caso de la industria de componentes de automoción que abastecen a los grandes fabricantes, en riesgo de paradas de producción.
Envases de vidrio
Karen Davis es la secretaria general de ANFEVI, la Asociación Nacional de Empresas de Fabricación Automática de Envases de Vidrio. Entre sus clientes se encuentran las bodegas de Rioja y las conserveras agroalimentarias de la región, con dificultades para adquirir botellas y tarros de vidrio.
Davis explica que hay varios factores. Por un lado, destaca «el auge del vidrio como material de envasado sostenible desde el punto de vista medioambiental». Y, por otro, «los efectos de la crisis del COVID». En concreto, asegura que «en ningún momento» de la crisis pandémica pararon la producción. Y la prueba de que esto fue así es que «estamos vinculados a sectores esenciales como la agroalimentación». La cuestión, precisa, es que «cuando se volvió a la normalidad» y el canal hostelero (Horeca) reabrió «los envasadores volvieron a pedir de golpe». El problema es que «siempre atendemos a los clientes de forma ordenada y ahora mismo lo que se ha producido es un pedido brusco», lo que complica el suministro.
Asimismo, la representante de ANFEVI destaca que su sector también está sufriendo un incremento de los precios de los transportes, de las materias primas y, en especial, «y es muy peligroso para nosotros, de la energía, que representa entre el 20% y el 30% de nuestros costes de producción». «Así que nos hemos visto obligados a repercutirlo» y, para anticiparse, los envasadores «se han lanzado «a aprovisionarse».
Grandes superficies
Las grandes superficies comerciales de La Rioja no esperan grandes problemas de cara a la Navidad. Así lo explica la patronal del sector ANGED, que sí traslada su «enorme preocupación» por «el impacto que sobre las empresas y las familias van a tener las subidas fiscales». Pero es que a este factor añaden que las entidades «están soportando graves tensiones inflacionistas». Por tanto, «no es el momento de subir los impuestos». «Muchos países de nuestro entorno, como Italia, avanzan en la senda contraria», recuerda ANGED.
Calzado
No hay constancia oficial, pero la percepción es que diversas fábricas de calzado de La Rioja «han suprimido algunos turnos de trabajo: los que coinciden con las franjas en las que el precio de la electricidad es más caro, porque ni siquiera se llega a cubrir los costes de producción». Así lo advierte el presidente de la Asociación de Industrias del Calzado y Conexas de La Rioja, AICCOR, Liborio Sevilla, quien lamenta que «no se ve una solución a corto plazo» a esta situación de zozobra por la que atraviesa uno de los principales sectores de la comunidad.
Una vez controlada la pandemia y recuperada cierta normalidad, las empresas del calzado confiaban en la reactivación de los mercados. Sin embargo, «todas las especulaciones y las subidas de precios de las materias primas (caucho, pieles o cartón, que se han revalorizado entre el 16% y el 40%), el encarecimiento de la energía y la escasez de materiales» pueden comprometer la ansiada recuperación comercial. A todo ello se han sumado también los problemas que hay con el transporte. El coste del terrestre se ha elevado, sí, pero sobre todo lo han hecho los fletes marítimos, cuyas tarifas «se han multiplicado por ocho». Así, un contenedor de 40 pies (con capacidad máxima de 29 toneladas) «ha pasado de costar 1.500 euros a 18.000 euros». Una subida severa «tanto para realizar exportaciones como para importar materiales de Asia» y que no se queda ahí «porque sufrimos problemas para poder embarcar los pedidos», que podrían derivar en una escasez de suministros si los retrasos se siguen solapando.
En el primer envite de esta crisis inaudita, las empresas riojanas de calzado «no hemos trasladado este incremento de costes de producción a los precios finales de nuestros clientes». Sin embargo, «no quedará más remedio que hacerlo porque las tarifas nos cambian de un día para otro, cuando antes negociabas unas concretas para unos meses». Los competidores también subirán precios, pero eso no es consuelo, porque el sector riojano corre el peligro de que la demanda se contraiga y «desciendan las ventas».
Construcción y rehabilitación
Esta misma semana, la Asociación de Empresarios de Construcción, Promoción y Afines de La Rioja (CPAR), integrada en la FER, alertaba de la escasez de materiales y de su aumento continuado de precio, que amenazan con comprometer la continuación no solo de la obra privada sino de la pública. De momento no se están parando obras en La Rioja, pero sí hay «una ralentización acusada de la actividad».
Otra rama muy afectada es la rehabilitación de edificios. En este caso, el secretario general de la CPAR, Juan Ramón Liébana, diferencia tres tipos de reforma. En primer lugar, la gran rehabilitación, caso de inmuebles enteros, que se ve «tan afectada» por esta coyuntura de crisis como la obra nueva. En segundo lugar se encuentra la pequeña reforma, «la que nosotros llamamos 'cambio de baño por ducha', en la que quizá este vaivén de precios no se está notando tanto porque los presupuestos se aceptan en cuestión de poca semanas» y, además, los almacenes de suministros «todavía tienen unos stock grandes».
Ahora bien. Obviamente algunos ya escasean y el problema es que, «aunque la reforma casi esté acabada, no se puede cobrar» si no lo está al cien por cien. Por ejemplo, unos tiradores para completar una cocina.
Con todo, el mayor problema radica en «los pequeñísimos trabajos de reparación». Son actuaciones que «se realizan a través de compañías de seguros y, como estas tienen unos precios tarifados para todo el año, el encarecimiento de las materias primas está impactando». «En este caso el problema sí que es brutal», asevera porque el precio de la madera ha subido el 125%, la piedra el 68%, el acero el 55%, el hierro y el material eléctrico el 50%, el aluminio y los aislamientos el 40%, la electricidad el 37,5% y la mano de obra el 24%. Y «no hay alternativa».
Industria metal
Marrodán y Rezola (Grupo Biele), una veterana compañía riojana fabricante de prensas hidráulicas para diversidad de sectores, está sorteando «esta situación caótica» a base de «ser muy previsores e improvisando» para evitar una parada de proyectos. Esta es la descripción que hace el director general de la empresa, José Antonio Palacios, quien repasa todas las vicisitudes que están atravesando con la escalada de los precios de las materias primas y de los transportes, a lo que se suman las demoras en las entregas de los suministros.
El director de Compras de la firma, Mikel Elorza, relata que «ya desde principios de año» empezaron a sufrir el encarecimiento de su componente principal, el acero, así como del material eléctrico (chips). Por ello, Marrodán y Rezola decidió que tenía que abastecerse y «eso nos ha permitido evitar paradas en la producción». Lo malo es que «la situación ha empeorado» y que las compras ya casi se han convertido en «subastas», por lo que todo el aprovisionamiento que hicieron «no ha sido suficiente», con lo que «existe bastante riesgo» de que se vean obligados a paralizar algún proyecto en desarrollo.
A los pedidos cerrados con anterioridad a esta megacrisis -en su opinión provocada por las grandes corporaciones del sector- se les «han respetado» los presupuestos. Pero Elorza anticipa que no quedará otra alternativa que trasladar la situación a los nuevos que entren. Así que «nos espera un 2022 muy complejo». Hasta tal punto, avisa, de que para «surfear» esta debacle crítica que amenaza con desbaratar las cadenas de producción de todo el mundo, «lo único que vamos a poder hacer es escoger la mejor tabla» para seguir a flote.
Electrodomésticos
La conjunción de factores negativos se han metido hasta en las cocinas de la región. Primero fue la pandemia, que obligó a cierres parciales y parones de la actividad no esencial, luego llegó la crisis de los microchips y a esta se sumaron la de las materias primeras y la del transporte. Las consecuencias son que para recibir, por ejemplo, un lavavajillas de altas prestaciones, es decir, aquellos que incorporan la última tecnología, es necesario esperar hasta ocho meses. Este es el aparato doméstico más perjudicado, pero sin duda no es el único; el resto, como los microondas o las lavadoras, aunque en menor medida, también sufren demoras importantes.
A la espera hay que añadir el aumento de precio. Al final, explica Marta Rioja, portavoz de la asociación de empresas de electrodomésticos de La Rioja integrada en la FER, la situación es «preocupante». Hace un año traer un contenedor desde Asia tenía un coste de 2.000 euros, mientras que hoy en día por ese mismo contenedor y por el mismo trayecto se pagan, de acuerdo con sus datos, entre 10.000 y 12.000 euros. En este tiempo también se han acabado las ofertas. «Antes traías un contenedor y salía mejor de precio, ahora ya no», explica, eso sin contar con que «algunos no llegan nunca».
Al final, la subida acaba repercutiendo en el precio que se traslada al cliente. Tal es así que, de media, por un electrodoméstico para el hogar se acaba pagando entre un 10 y un 12% más ahora que hace un año y «eso cuando encuentras el que quieres», señala.
¿Cuándo podría acabar este cúmulo de factores que ha terminado provocando un cuello de botella? Los analistas no ven posible resolverlo a corto plazo, en todo caso en 2022. Una fecha que la también directora de ventas de Comercial Oja ve con demasiado optimismo porque a la ralentización de la producción por la falta de componentes se suma el aumento de la demanda propiciada por el llamado «efecto hogar» que se gestó durante el más duro de los confinamientos.
Mueble
«De una u otra forma todos estamos afectados». Así de contundente se expresa Julia García, presidenta de la Asociación de la Industria de la Madera y el Mueble integrada en la FER. En el caso de su sector, aunque no es de los más perjudicados, sí que nota el desabastecimiento de ciertas materias primas, como todos los elementos metálicos que se emplean para los muebles, lo mismo que los tableros y la madera. Gran parte de estas materias se quedan en China «porque son ellos los que más requieren para consumo interno».
Al desabastecimiento se suma que el transporte es más lento, el precio de los fletes se ha disparado y las entregas se han ralentizado. Todo ello ha generado otro problema y es que muchos presupuestos se entregaron antes de la subida de precios y ahora a las empresas no les sale rentable. Al final, «en esta crisis vamos todos en cadena».
Componentes
Los fabricantes de componentes para la automoción no se libran de las malas cifras. Al contrario, son uno de los sectores más perjudicados por la conjunción de factores que han desembocado en un colosal cuello de botella. Los grandes fabricantes de este tipo de elementos parecen estar capeando el temporal con paros parciales de la actividad. En esta comunidad, según explicaba recientemente Daniel Rueda, secretario general de la Agrupación Empresarial Innovadora del sector de la automoción de La Rioja, el también llamado clúster del automóvil, las empresas de fabricación de componentes no necesitan microchips, pero si alguna de las líneas de producción falla, el coche no se fabrica y si no se fabrica, marca el ritmo de producción de todos los componentes. Solo el 10% de la producción de los semiconductores va a los automóviles con lo que al ser un cliente pequeño, «estamos a la cola a la hora de recibir los chips».
Juguetes
A pesar de los anuncios que desde La Rioja califican de «agoreros» y demasiado pesimistas, los jugueteros de la región quieren lanzar un mensaje de calma. A día de hoy no peligran los juguetes que los niños pedirán a Papá Noel o a los Reyes Magos. Las estanterías estarán surtidas. Esa es la impresión que traslada, por ejemplo, Eloy Rodrigo, propietario del establecimiento Toy Planet en Logroño. Reconoce que hay cierto retraso en la llegada de algunos de los pedidos «pero no hay nada agotado», sostiene.
Una impresión similar es la que tiene José Manuel López, empleado de la cadena juguetera Afede. También ha notado en su tienda que hay cierto retraso para recibir algunos pedidos «que nos tendrían que haber llegado ya», «pero juguetes va a haber de sobra», insiste.
No obstante, la tónica que está detectando es que aunque no va a faltar nada, sí que es cierto que llegará más tarde y quizá en menos cantidad. ¿Cuál va a ser el juguete estrella este año? Para López es difícil de precisar porque ahora las vías por las que los pequeños reciben los impactos publicitarios son otras, no solo a través de los anuncios de televisión. En cualquier caso, todo apunta a que los muñecos Among-us ganan enteros como posibles reyes del mercado navideño.
Para Beatriz Álvarez, propietaria de la 'Frikilería', este año está siendo especialmente complicado y «extraño». Les han retrasado las llegada de varios pedidos por problemas de desabastecimiento y sus proveedores le han comunicado que lo que «no esté por la Península ya no va a llegar, aunque no sabemos si lo dicen por estrategia». También ha notado el incremento de costes «en casi todo» y en parte reconoce que todos tendrán que trasladarlos a los clientes.
Automoción
El de la automoción es uno de los primeros sectores y también de los más afectados por el cúmulo de factores que comenzaron a amenazar al mercado mundial con la llegada de la pandemia. Los confinamientos, el cierre de la actividad no esencial y las restricciones a la movilidad llevaron a la parálisis a una industria que cerró un mal 2020, pero que se está viendo empeorado este 2021. De enero a septiembre de este año en La Rioja se matricularon 2.199 turismos y todoterrenos, el 11,3% menos que el año anterior y eso que en 2020 se anotó un descenso del 30% con respecto al mismo periodo de 2019, cuando se matricularon 3.557 vehículos. Más allá de las cifras, el presidente de la Asociación Riojana de Automoción, Eduardo de Luis, se muestra algo más optimista. Algunas marcas han avanzado que noviembre será el mes en el que las producciones recobren la normalidad. Un cierto entusiasmo, aunque moderado, tras cuatro meses «con caídas claras de matriculaciones». A día de hoy, «hay una cartera grande de gente en espera» y si antes la demora media era de tres semanas, ahora la espera media para el 80% de los vehículos que se adquieren es de tres meses, aunque en determinados modelos, como por ejemplo el Toyota Land Cruiser, se están dando fechas para julio del próximo año. En este escenario, De Luis lamenta el incremento previsto para 2022 del impuesto de circulación que a partir del 1 de enero será el 4,5% más caro, y confía en que, como ha hecho el Gobierno italiano, dé marcha atrás de forma que esta subida no ahonde aún más en la crisis del sector. No obstante, cree que 2022 será un año irregular pero algo mejor que este 2021, en el que se empezará a recuperar el pulso de 2019, sobre todo si se tiene en cuenta que España es el segundo país más importante en fabricación de automóviles, por detrás de Alemania.Tampoco se libran de esta tormenta perfecta los talleres mecánicos aunque en menor medida porque el grueso de su actividad son los mantenimientos y a estos no afectan la escasez de materias primas, pero sí repercuten cuando es arreglo de un vehículo tras una colisión.
Comercio
El comercio de la región es tan variopinto que no a todos les está afectando por igual. Esta crisis global ha impactado con más fuerza en aquellos establecimientos que dependen de la tecnología y de materias primas como el papel o la madera. Los cambios de precio son continuos y a día de hoy «no sabemos ni cómo dar presupuesto», explica el presidente de FER Comercio, Fernando Cortezón.
A la escasez de materias primas se suma el incremento de la demanda con lo que las fábricas no pueden producir todo, así que «lo poco que sale es a un precio altísimo», incide. Y aunque asegura que intentan no trasladar la subida al cliente final, «la capacidad de absorción es limitada».
Solo en la última semana, detalla, el precio del papel se ha incrementado el 20% y en lo que va de año el 55%. Parecido ascenso ha sufrido el plástico que traen de China, que ha aumentado el 100%. Consecuencia de ello es que, por ejemplo, «un presupuesto de hace dos días ya no vale».
Agroalimentaria
«La industria agroalimentaria no es el sector en el que más se está notando esa subida de costes, pero también», explica Sheila Argáiz, secretaria de Asociaciones Agroalimentarias, integrada en la Federación de Empresas de La Rioja (FER).
Incide especialmente por la compra de envases y embalajes porque, al final «la materia prima, el papel, la hojalata y el aluminio también nos penaliza». A ello hay que añadir «el incremento del coste de la energía». El resultado es que durante este tiempo «el precio se ha más que cuadruplicado».
También el sector de la distribución de bebidas está detectando los primeros problemas, dice Víctor Díez desde Ricajema. «Hay marcas de referencia, como Seagram's o Absolut que están empezando a tener algunos problemas de distribución», si bien confía en que se recupere de cara al cierre del año. Esos problemas también han influido, por ejemplo, al champán francés, que desde el verano «ha subido el 25% sin motivo aparente».
Agricultura
«Nos enfrentamos a un campaña complicadísima por los precios de los fertilizantes», lamenta Óscar Salazar, presidente de la UAGR-COAG. El precio se ha más que duplicado en un año y el de los cereales ha crecido el 30% y «ahora nos enfrentamos a un sementera para la que hay que hacer un esfuerzo económico enorme».
La subida del precio de los cereales obedece, de acuerdo con sus datos, al aumento del consumo mundial. «Cada vez somos más y esta situación nos está poniendo contra la pared», señala.
De cara a esta campaña, asegura que hay agricultores que no van a utilizar fertilizantes por su elevado precio, «pero nos puede pasar factura a largo plazo porque podemos dejar la tierra sin nutrientes».
Con este panorama asegura que directamente algunos agricultores no van a sembrar nada. «Se limitarán a recibir las ayudas de la PAC -sostiene- y si no se siembra podemos entrar en una crisis alimentaria».
El incremento del precio de los cereales y de los fertilizantes terminará repercutiendo en el consumidor. «Es una situación muy dramática», apunta el presidente de la UAGR-COAG.
A su juicio, otro factor a tener en cuenta es el de los fondos de inversión que se han introducido en el tema de las energías renovables «que van a acabar arrasando nuestro territorio». Por todo ello entiende que la sociedad debe tomar conciencia de esta situación porque «de la alimentación no se puede prescindir».
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