«Hay que educar a la sociedad en conjunto»
José Luis Rabadán ·
Presidente de ARADJosé Luis Rabadán ·
Presidente de ARADEl responsable de la Asociación Riojana para la Atención a Personas con Problemas de Drogas (ARAD) destaca el especial impacto que el abuso de alcohol tiene entre los jóvenes, además del alcance en otros colectivos.
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-La estadística de atenciones urgentes desmiente la percepción generalizada ... de que los jóvenes son quienes consumen alcohol de forma más desmesurada.
-Al hablar de alcohol y otras drogas se tiende a focalizar el discurso en la juventud cuando, en efecto, es un problema de toda la población. Si se centra la cuestión en ellos es porque antes de entre los 18 y 20 años, más allá de cuestiones legales, el organismo aún no está desarrollado del todo ni física ni psicológicamente y cualquier sustancia tóxica como también lo es el alcohol puede generar multitud de problemas.
-Si el abuso es prolongado en el tiempo, las alteraciones pueden ser de toda clase porque la plasticidad del cerebro a esas edades es mayor: desde cognitivas y neuronales hasta otras relacionadas con la afectividad, el desarrollo, etc... En todo caso, debemos estar preocupados pero no alarmados, porque los episodios de comas etílicos o incidentes vinculados con el alcohol deben entenderse como aislados y ser conscientes de que la mayoría de los jóvenes no bebe o lo hace con moderación.
-Tradicionalmente ha predominado el mensaje de que el alcohol, consumido en cantidades moderadas era bueno. Ese titular se ha demostrado falaz. No es que en esa proporción sea buena, sino que no es perjudicial. La OMS está afinando cada más la cuestión y va rebajando el límite sobre tres unidades de bebida estándar al día (una unidad corresponde a un vaso de vino, una caña de cerveza...) en caso de un hombre y dos en el de mujeres siempre que, además, no se mediquen o estén entre los colectivos de riesgo.
-Eso se combate con la educación que tenemos que dar a los jóvenes y también la que debe adquirir la sociedad en conjunto. Un objetivo razonable sería retrasar la edad de inicio de los jóvenes en el consumo de alcohol a los 18 años -el Plan Nacional la sitúa ahora en los 14- porque, además, así aumentarían las probabilidades de una ingesta 'con cabeza' y menos riesgos.
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