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Proyecto Hombre ha organizado este jueves una jornada para abordar el tema de 'La sexualidad digital en la adolescencia' en La Gota de Leche de ... Logroño. La ponente fue Ana Estévez, doctora en Psicología y profesora de la Universidad de Deusto, quien considera que la educación sexual «es un aspecto fundamental que no debemos dejar en manos de desconocidos».
Y es que «cualquier chaval tiene acceso a pornografía, aprenden así cómo relacionarse, y dista mucho de la realidad, creen que deben comportarse así y las chicas se sienten presionadas a ejercer de actrices y a hacer cosas que no les satisfacen», expone Ana Estévez. En ese contenido pornográfico, subraya Estévez, «muchas veces no hay control de edad ni consenso ni cariño ni respeto, hay un uso peligroso del cuerpo de la mujer, como objeto, y los datos dicen que se empieza a consumir muy precozmente». A la hora de buscar culpables lo primero que hace la psicóloga es, precisamente, rechazar el término «culpa» porque «hay una confluencia de responsabilidades y una importante es el acceso a los contenidos».
Un problema relacionado es el acceso a los dispositivos móviles, cada vez más temprano. «La información que reciben a través de los móviles es de un determinado tipo, aprenden un modelo y me cuestiono si respeta a la mujer, sus sentimientos y límites. Mucha parte, no, es una industria muy lucrativa», expone Estévez. Consciente de que «han cambiado los medios por los cuales nos comunicamos y expresamos nuestras emociones y sentimientos, así como de obtener la información», no somos conscientes de ciertos peligros.
«Si la habitación no huele a tabaco o alcohol parece que no hay problema, pero a través de las redes sociales tienes posibilidad de comunicarte con todo el mundo», apunta la psicóloga, por eso destaca la importancia, más que de una educación sexual, de «la educación afectiva». «Es muy importante que se hable de modelos más saludables, es un aspecto fundamental de los seres humanos», opina Ana Estévez, por eso rehuye de que se empleen «los medios más al alcance, que a veces no son los más preparados».
Pero no son los jóvenes más inocentes o incrédulos que los adultos. «Los adultos damos mucha información nuestra, hacemos barbaridades, como tener activada la ubicación cuando nos hacemos una foto y la compartimos, sin darnos cuenta de las consecuencias. No solo los jóvenes son inocentes, nosotros también somos irresponsables», asegura Estévez, porque, argumenta, «la gente siente que no les va a pasar nada pero suceden cosas, como los robos de datos bancarios».
Recientemente la Guardia Civil ha informado de que investiga a cuatro menores de edad de Cantabria y La Rioja como presuntos autores de los delitos de abuso sexual a una niña de 14 años, amenazas y descubrimiento y revelación de secretos. Tras hacerse viral un vídeo de contenido sexual de la menor mediante una aplicación de mensajería instantánea, esta empezó a recibir mensajes de su entorno con insultos y amenazas. No es un problema lejano, esta aquí, en La Rioja.
«A menudo se culpa a los padres de lo que ocurre con los hijos y lo importante son las políticas de conciliación, hay que tener tiempo para dedicarlo a la educación y es complicado tenerlo», señala la psicóloga. Todo eso desemboca en «la saturación de información, y cerramos los ojos».
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