Roberto Oraá. Sonia Tercero
Roberto Oraá | Psicólogo clínico y sexólogo en un despacho particular

«Se le echa la culpa a la pornografía, pero el problema real es una ausencia de valores humanos»

«Hay que poner el foco en una educación sexual reglada y de valores para poder ponernos en el lugar de la otra persona», incide el profesional 

Domingo, 1 de septiembre 2024, 08:17

Tras los últimos datos conocidos de agresiones sexuales en la comunidad, el psicólogo clínico y sexólogo en un despacho particular de la capital riojana, Roberto Oraá, constata que el consumo de contenidos sexuales explícitos no es el «problema de fondo» que está detrás de la ... incesante escalada de casos.

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«Siempre se le echa la culpa a la pornografía, que tiende a normalizar comportamientos que son violentos, humillantes, y que al final pasan a formar parte de la interacción sexual en muchos de los adolescentes, pero el problema va más allá», expone Oraá antes de hacer hincapié en que aunque «es el mismo porno el que ven unos y otros, no todo el mundo responde igual».

A su juicio, «el problema real, que hay en el fondo de todo esto, es una ausencia de valores humanos fundamentales como son el respeto y la empatía». Ante esta coyuntura, expone que «no hay que centrarse tanto en el consentimiento, sino que hay que darle la vuelta a este término para 'sentir con' y centrarnos en ser capaces de percibir lo que la otra persona siente en cada momento».

La clave está en «no hablar solamente de un problema sexual –en el que hay que sumarle a la pornografía «la falta de actitud crítica que tiene la adolescencia con ella»–, sino de un problema de valores humanos, de educación básica fundamental, de convivencia entre seres humanos», asegura.

El foco, por tanto, hay que ponerlo primero «en una educación sexual reglada, que tiene que estar integrada en la escuela con una formación». A su vez, también hay que incidir «en una educación a nivel de valores humanos fundamentales, como son el respeto y la empatía, para poder ponernos en la situación de la otra persona». Todo ello «se aprende fundamentalmente en la familia, en casa, pero también hace falta hacerlo en la escuela», concluye el psicólogo y sexólogo de un despacho particular de la capital riojana.

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