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l timbre de la puerta de Proyecto Hombre La Rioja no para de sonar. La entidad atendió el pasado año a 1.630 personas, 459 usuarios y 625 familias, lo que supone un incremento interanual del 11%, con importantes incrementos en la cifras del plan ... juvenil Reconecta, que creció el 27%, con 119 usuarios, el 21% menores de 15 años; y de las solicitudes de ayuda de mujeres. Con el cannabis y el alcohol como las mayores fuentes de problemas, la entidad detecta también un gran alza de las adicciones sin sustancia.
«La sociedad cuenta cada vez más con Proyecto Hombre y se ve que se acude antes para abordar problemas», aseguró su presidente, Fernando Beltrán, durante una comparecencia para presentar la memoria 2022 en la que estuvo acompañado por la psicóloga clínica y coordinadora de Programas, María Dolores Rioja; y el director de la entidad, David García.
La cifra de jóvenes atendidos en los distintos programas del Proyecto Reconecta ha subido por cuarto año consecutivo –63 en 2019, 72 en 2020, 94 en 2021 y 119 el pasado año–. «En 2022 se realizaron intervenciones directas a 119 jóvenes, lo que supone un incremento del 27%, y a 91 familias, lo que suma 142 usuarios», detalló David García, quien tras explicar que «el perfil es el de un varón (72%), de 17 años (30%) y consumidor de cannabis (68%)», alertó de que «el 21% tiene 15 años o menos y el 5% acude por trastornos de la conducta». De hecho, resaltó que tras el consumo de cannabis, la mayor problemática está relacionada con los videojuegos y el juego patológico (10%) seguida del consumo de alcohol (7%).
Por ello, el director, que animó a los padres «a llamar sin esperar a que haya un problema grave», advirtió de la «banalización y normalización que existe sobre el consumo de alcohol y cannabis». Por ello, la entidad reforzó su programa de prevención escolar que el pasado año llegó a 3.345 alumnos.
En cuanto a la atención a adultos, María Dolores Rioja puso la diana en el «incremento de mujeres atendidas en tratamiento, que pasa del 15 al 20%», y la cada vez más habitual presencia de las adicciones sin sustancia, «las denominadas comportamentales, sobre todo, juego con dinero real, tanto 'on line' como presencial, que de 2021 a 2022 han crecido del 7 al 9%». No obstante, el perfil del usuario adulto también es plenamente masculino. «Hablamos de un varón (80%), de entre 40 y 50 años (28,5%) y consumidor de estimulantes (41%) y alcohol (33%).
1.630 personas
atendidas por la entidad, 459 usuarios y 625 familiares.
204 personas
fueron atendidas en los programas ambulatorios.
119 usuarios
en el Proyecto Reconecta para jóvenes.
En la actualidad, el 46% de los usuarios de Proyecto Hombre en La Rioja están incluidos en los programas ambulatorios, 204 de los 459 totales. Otros 67 fueron usuarios de la comunidad terapéutica, 50 del programa de atención en el centro penitenciario, 19 en el de reinserción social y los mencionados 119 de Reconecta.
«El crecimiento de los programas exige progresivamente un mayor esfuerzo a la entidad», admitió Beltrán, quien desgranó algunas de las cifras económicas. Con unos ingresos totales de 857.626,59 euros (312.400 de fondos propios, 249.785 de socios y donaciones o 500.225 de instituciones públicas), los gastos crecieron hasta los 815.308. Por ello, para ayudar a la entidad en su labor solidaria este próximo domingo, 16 de abril, las parroquias riojanas celebrarán la tradicional Jornada Diocesana de Ayuda a Proyecto Hombre La Rioja.
Está casi preparado para volver a la vida y dejar atrás su infierno particular y el de los suyos tras casi un año en la comunidad terapéutica de Proyecto Hombre. David hizo hace tres años el tratamiento ambulatorio de la entidad frente al consumo de alcohol, pero llegó la pandemia. «Yo tenía una empresa pequeña y el no poder abrir y estar casi todo el día en casa me hundió aún más. Traté de poner los medios de mi parte para salir del agujero en el que estaba, pero vi que era imposible y llamé e ingresé», relata. «En la pandemia me hundí y no sabía cómo gestionarlo ni pedir ayuda y me hizo mucho daño. Cuando me venían mal dadas, por mi carácter introvertido, callado y reservado, recurría al alcohol, que era mi válvula de escape. Entré en una espiral cada vez más negativa», asegura. Un año después «ha cambiado todo, tanto a nivel familiar como propio. Estoy muy contento del cambio que estoy viendo y del que está viendo la gente en mí. Cuando estás ahí hundido no piensas en nada ni en nadie, eres egoísta y eso me hacía mucho daño porque me daba cuenta del daño que estaba haciendo a los que más me querían», se lamenta, seguro de que «no me voy a fallar a mí mismo ni a los míos. Sé que no necesito beber para tener una vida plena, disfrutando de mis hijas, de mis padres, de todo».
«Me queda mucha vida por delante y tengo claro cómo quiero que sea. Ahora solo tengo ganas de acabar el proceso y empezar a ser feliz, que ya me toca». Amaia ha recuperado la ilusión después de tres meses en la comunidad terapéutica de Proyecto Hombre. «Aquí me trajo la mala vida que llevaba, porque, aparte de consumir, tenía adicción al juego. Empecé a consumir a los 14 años, no de continuo aunque en los dos últimos años, por diversos problemas, era a diario. En el juego también empecé de jovencita, luego logré dejarlo pero estos últimos años han sido también muy malos», confiesa. «Son solo tres meses, pero no me acuerdo ni del juego ni nada. Estoy contenta y estoy decidida a cambiar de vida», se conjura Amaia, que alaba «los buenísimos terapeutas que tenemos y a mis compañeros. Somos una familia y nos ayudamos, cuando nos caemos nos levantamos entre todos». «Ni el consumo ni el juego me han dado nada bueno», dice para, pese a todo, sentirse afortunada: «Pese a mi vida, he tenido siempre el apoyo de mi familia, siguen ahí conmigo, tengo mucha suerte porque su apoyo es imprescindible. Son lo mejor que tengo». Y no se olvida de la gente joven que está hoy en riesgo. «A ellos les diría que tengan mucho cuidado, que la vida es muy bonita y que pidan ayuda cuanto antes».
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