«A mí me dieron tranquilidad y confianza y por ello estoy agradecido y quiero aportar»

«Se trata de intentar que un piso sea lo más similar posible a un hogar y ese modelo tiene que ser tanto en lo físico, en los espacios, como en la integración en el día a día. Para nosotros un niño del piso o una niña del piso es como si fuera nuestro hijo en el sentido de darle todos los recursos que pueda necesitar», explica Javier Martínez, responsable de la Fundación Diagrama en La Rioja.

«Cada uno de los menores que atendemos tiene su proyecto individualizado atendiendo a su situación personal, familiar, etc...», señala, para detallar que «aparte de lo que es el equipo directivo y de coordinación, hay un equipo técnico que está formado por una psicóloga y una trabajadora social y, además, un equipo de atención directa, que son los educadores sociales, que están con ellos a diario, y los auxiliares técnicos educativos que son los integradores sociales que están por la noche».

Con casos de menores que han entrado con 7 años y se han ido con 18, «el vínculo que se llega a crear es enorme», destaca Martínez, quien admite que «lo más ilusionante es cuando, con el tiempo, algunos de los que reconocen que más guerra nos dieron, vienen a visitarte y te presentan a su mujer y a sus hijos, te hablan de su trabajo...».

«Uno de los principales problemas que detectamos es la falta de normalización escolar, pero sobre todo el denominador común es que a todos los falta el referente positivo familiar, pero para eso estamos nosotros», explica Óscar Hernández, director del recurso.

«Cada menor tiene su propia vida, dependiendo de la edad, acuden a su centro educativo, luego comen juntos en el piso con sus educadores y por la tarde acuden a su academia para refuerzo escolar si lo necesitan y luego a otras actividades extraescolares. Siempre tratamos de que los menores tengan una actividad extraescolar, la que sea, porque de lo que se trata de que conozcan otras realidades y a otros chicos y chicas de su edad. Esto es importante, porque si no se centran en el círculo del piso, ya que saben que ahí no le van a juzgar», incide, por su parte, Mario Ortega , coordinador de tres de los pisos.

Y en el programa, como eje clave, la atención psicológica. «El sistema se basa en un grupo de convivencia, pero cada uno tiene su propia mochila de experiencias y es en lo que enfocamos nuestro trabajo. Llegan muy nerviosos porque el propio ingreso en un sistema de protección es ya de por sí algo estresante», resume la psicóloga Marta Suárez, quien avanza que «ahora en estas fechas navideñas, hacemos también un trabajo especial, porque, como en cualquier hogar, tratamos de que estos días sean especiales dentro de esa realidad que les está tocando vivir y que estén lo más contentos posible».