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Un viejo refrán español advierte de que 'Dios da pan a quien no tiene dientes'. Con él se critica a los que teniendo el potencial para hacer algo son incapaces de aprovecharlo. Este dicho bien podría aplicarse al Gobierno de la vecina Navarra: cuenta con ... todo el apoyo institucional y económico tanto del Gobierno de España como de la UE para disponer en el 2023 de una línea de alta velocidad ferroviaria (la priorizada para unir el Cantábrico y el Mediterráneo en perjuicio del valle del Ebro) y, sin embargo, los socios del Ejecutivo que preside Uxue Barkos (Geroa Bai, EH Bildu e Izquierda Unida con el apoyo de Podemos) se oponen al proyecto y han impedido que la Comunidad actualice con el Ministerio de Fomento el convenio para impulsar la obras.
¿Consecuencia?: que ante «los sucesivos retrasos injustificados, incumplimientos de plazos acordados y la ausencia de respuesta al acuerdo de entregar las observaciones al convenio redactado por el Ministerio de Fomento para la ejecución del TAV en Navarra», el departamento que dirige Íñigo de la Serna ha comunicado formalmente al Ejecutivo foral que asumirá la gestión integral de las obras. Lo hará en solitario, porque «no puede coartar el derecho de los navarros a disfrutar de una infraestructura esencial», y a pesar de que según había planteado en una reunión en mayo con el Gobierno foral, Navarra acometería «una parte importante de la ejecución de las diferentes actuaciones».
El vicepresidente Manuel Ayerdi volvió entonces de Madrid a Pamplona con un compromiso económico (800 millones de euros) y un plazo: entregar el documento «antes del verano». El pasado 12 julio, De la Serna «hizo una última petición» a Ayerdi para que las aportaciones se hicieran con fecha límite el 10 de septiembre, acordando que ese nuevo horizonte temporal era «inaplazable y comprometiéndose el Ejecutivo navarro a su cumplimiento», según el Ministerio. Dado que el pasado lunes, 11 de septiembre, el Gobierno de Navarra no había dado aún ningún paso, el ministro se puso de nuevo en contacto con el vicepresidente foral para reclamarle lo acordado tras casi cuatro meses de espera. Teniendo en cuenta, además, que la portavoz del Gobierno navarro, María Solana, aseguró el pasado miércoles que no se destinará ni un solo euro para el tren de alta velocidad en las cuentas autonómicas del 2018, el Ministerio se ha visto «obligado» asumir la gestión integral de las obras y reclama al Ejecutivo foral que le remita los proyectos de los tramos Villafranca-Peralta y Peralta-Olite con el fin de poder aprobarlos y licitar las obras antes de que concluya el 2017. Adif está ya con las expropiaciones para tener disponibles los terrenos.
Cuando menos, y en la comparación con La Rioja, la situación resulta paradójica: Navarra contará en el 2023 con una línea ferroviaria de alta velocidad financiada y ejecutada por Fomento, aun sin un acuerdo con el Gobierno foral que está hipotecado por unos socios que se oponen al eje, en tanto que en La Rioja, donde una mayoría social demanda la línea, la tramitación administrativa no ha avanzado desde el 2011.
El consejero de Fomento, Carlos Cuevas, eludió ayer entrar al fondo de lo ocurrido en Navarra, una comunidad cuya situación política «es muy distinta a la nuestra afortunadamente», pero reiteró que «seguiremos trabajando intensamente» con el Ministerio para que la conexión riojana esté lista «al mismo tiempo» que la navarra.
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