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Logroño. Cada día empieza todo, y Alfonso y Lola así se lo toman desde abril de 2020 después de haber vencido al coronavirus al inicio de la pandemia, cuando nadie tenía claro que era éso del SARS-CoV-2 y este matrimonio riojano pudo vivir para contarlo dando uno de los primeros testimonios. Protagonistas muy a su pesar de un caso «muy duro», como ellos mismo califican, «pero con final feliz», que es con lo que se quedan hoy y una vez recuperada su vida.
Conscientes, como dicen, «de que nos ha tocado la lotería» – «antes era creyente, pero ahora lo soy aún más», asegura él como parte activa que son de la cofradía de la Virgen de la Soledad–; de que «toca pasar página aunque esto no se olvida nunca» y «seguir adelante», lo que incluye volver a dar clases como profesores de sevillanas, una de las grandes pasiones de esta pareja logroñesa de pura cepa –él nacido en Portales y ella en la Mayor–.
«Me dicen que soy un superviviente del covid, y así lo creo», sentencia casi tres años después Alfonso Ruiz, de 78 años, acompañado de Lola Vicente, de 72, inseparables antes y después de resultar contagiados. Una infección que le llevó a él a estar cinco semanas en el San Pedro, tres de ellas en la UCI, y una semana ingresada a ella, con Sandra, su hija, viviéndolo todo en primera persona como enfermera que es del hospital capitalino.
El rito nupcial habla de la pareja «en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, y en la salud y en la enfermedad»; y de ello dan buen ejemplo Alfonso y Lola, que el año pasado celebraron 50 años de casados, unas bodas de oro por todo lo alto en las que ya pensaban el 26 de abril de 2020, en pleno confinamiento, una vez curados –a Alfonso le quedó como secuela una escara en el sacro que estuvo curándole su propia hija durante varios meses–.
Hoy, el matrimonio no deja de dar gracias a la vida y a su familia que estuvo y sigue ahí, con los nietos bien presentes en las fotografías que decoran el salón de su casa. Gracias a la vida, a la virgen y al personal sanitario –con Sandra como ejemplo «en primera línea»–. De corazón.
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Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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