Día Mundial contra el Cáncer de Mama
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Día Mundial contra el Cáncer de Mama
Un camino de aprendizaje y esperanzaCuando llegan jornadas como la de este sábado, el Día Mundial contra el Cáncer, se ofrecen muchos datos: casos detectados, porcentaje de supervivencia, tanto por ciento de personas que han tenido secuelas... Son muchas cifras, pero detrás de ellas hay historias. Las de personas como Olga, María, Ana y Fabiola, cuatro mujeres a las que en su día les diagnosticaron un cáncer de mama y que hoy relatan a Diario LA RIOJA cómo ha sido ese camino desde que recibieron la noticia hasta la actualidad.
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Cada historia es distinta. Cada paciente pasa por sus propias experiencias y afronta la enfermedad de un modo diferente. Aun así, a todas les unen circunstancias como la dureza de recibir una noticia como esa, un camino de pruebas, tratamientos y operaciones con buenos y malos momentos y una esperanza común: la de formar parte de esa tasa de supervivencia del 85,5% que actualmente tiene ese cáncer en España.
Una de esas mujeres es Fabiola Mena. A ella el diagnóstico le pilló por sorpresa. «Soy chilena y no llevaba ni cinco meses en España», recuerda. «Nunca pensé que fuera a tener cáncer porque en mi país me había hecho las pruebas unos meses antes y todo fue bien», añade para explicar después que, cuando se lo dijeron, su conocimiento sobre la enfermedad era nulo. «Sabía que no era algo bueno y que estaba asociado a la muerte. Fue un 'shock'», admite.
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Poco a poco, fue contando con más información y eso le ayudó a calmarse. «La Asociación Española Contra el Cáncer me ayudó mucho en eso, me dijeron que tenía buen pronóstico y que me lo habían cogido a tiempo y eso me tranquilizó», asegura. Aun así, reconoce que los primeros meses fueron «difíciles» y que ahora que está mejor echa la vista atrás y saca en claro el aprendizaje cosechado en todo este camino. «Estas situaciones hacen que te empieces a dar prioridad, a concienciarte de que eres importante y de que tu misión es sanarte para seguir adelante», enumera Mena.
Siempre que un experto habla del cáncer de mama sitúa la autoexploración como uno de los métodos más eficaces de descubrir la enfermedad lo antes posible. Olga Río, por ejemplo, decidió acudir al médico al descubrirse un bulto. «Como tenía antecedentes familiares fui y, tras varias pruebas, me dijeron que, efectivamente, era cáncer», cuenta. La riojana recibió la noticia de la mano de su mejor amiga. Afirma que ese momento «fue un tortazo», además del comienzo de semanas de quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia... hasta llegar al presente, en el que lleva un tratamiento con pastillas. «Lo más frustrante es el cansancio, los dolores... No te encuentras bien», reconoce. «Aun así, yo me he reído mucho», apostilla.
Fabiola Mena
Olga Río
Esa actitud positiva ha ayudado mucho a Río, pintora de profesión (aún de baja), aunque entiende que otras pacientes lleven el cáncer de otro modo. «Hay muchas mujeres que no quieren salir a la calle, que llevan fatal lo del pelo... Es comprensible, pero yo prefiero enfocarme en lo bueno», dice. «Situaciones como esta te ponen las pilas y te dan un toque de atención para valorar lo que tienes y para sacarle el lado bueno a todo, dentro de que sea una faena», remata.
Ese carácter positivo es el que también lleva Ana Briones por bandera. Al igual que ocurrió con Olga, también fue ella la que se descubrió el bulto en el pecho. «En ningún momento pensé que podía ser cáncer», recuerda. Finalmente, el diagnóstico sí que confirmó la enfermedad y ahí arrancó un camino que incluyó 16 sesiones de quimioterapia, quince de radioterapia y una operación. «Ahora estoy en rehabilitación por unas secuelas en el brazo», apunta antes de explicar que el 5 de noviembre se reincorporará al trabajo. «Tengo ganas de volver a la rutina, pero no estoy bien para regresar, ya que desde que empecé con la quimio tengo muchos vértigos y eso me limita mucho», cuenta.
A pesar de ello, Briones no pierde la actitud. «Es la mejor manera de llevarlo;si te metes en ti misma, entras en un círculo y es muy difícil salir», opina antes de mandar un mensaje a quienes se hayan encontrado con el cáncer recientemente. «Les diría que luchen con todas sus fuerzas», sentencia. «El 'no puedo' no existe; siempre se puede y un día que pasa es un día que ganas. Hay que luchar», reseña.
Ana Briones
María Monasterio
Para María Monasterio, por último, el de mama no ha sido su primer cáncer. «Ya pasé por otro bastante agresivo de adolescente», recuerda para después reconocer que este nuevo diagnóstico, supuso un jarro de agua fría. «Lo recibía además sola, no quería que mi familia sufriera», relata. Ahora, la riojana va a revisiones cada seis meses y ha vuelto a trabajar, aunque no como peluquera, su anterior profesión.
Durante todo este camino, Monasterio explica que se le han venido muchas cosas a la cabeza. «Tanto buenas como malas», apuntilla para poner el énfasis después en aquellos aspectos positivos que ha sacado de la enfermedad. «Mi familia ha sido mi mayor apoyo», certifica. «Y, aparte, he conocido a mis siete mejores amigas, todas con cáncer de mama, y todos los días nos preguntamos por cómo estamos y compartimos lo que nos pasa», se congratula.
Para ella, la actitud es importante, pero también lo es saber que «no todo es luz» en este trayecto. «Tienes días de bajón y son igual de importantes que el resto, porque te ayudan a subir», cuenta para después dejar un mensaje para otras pacientes. «Que se apoyen en los que quieren, en los que están a su lado», concluye.
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