Cuando Isabel Castillo (natural de Andalucía pero residente en La Rioja desde hace siete años) contrató un seguro de decesos con Mapfre a principios del pasado mes de mayo no sabía que le quedaban apenas cinco meses de vida. Ni ella ni sus médicos ni ... su familia ni nadie, relataba el pasado jueves a Diario LA RIOJA su hija, Isabel Méndez, atrapada en una doble angustia: por un lado, la del reciente fallecimiento (murió el 7 de octubre); por otro, la de saber que desde entonces el cuerpo de su madre esperaba en la nevera de un tanatorio un destino definitivo. La aseguradora, denunciaba entonces, le había puesto trabas y no se hacía cargo del entierro cubierto por la póliza en tanto en cuanto no recibiera un certificado médico que aseverase que en el momento de la contratación no sufría ninguna patología grave.
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En el expediente de Isabel Castillo (66 años) ya existía un informe que abundaba en su historial médico. «En un primer momento acudí al médico de cabecera que visitaba a mi madre y me hizo un certificado para poder entregar a la aseguradora en el que constaba que ella estaba sana. En la oficina de Calahorra me dijeron que no habría ningún problema y que no me preocupara por el entierro», recordaba Méndez tras ocho días con su madre en el tanatorio.
Isabel Castillo comenzó a apagarse en julio después de sufrir un ictus del que nunca lograría recuperarse. «No paraban de darle pequeños ictus y entraba y salía de la UCI. Estuvo en la Fundación Hospital de Calahorra, luego en el San Pedro de Logroño hasta que me dijeron que era algo irreversible, que no encontraban una explicación. Al final la trasladaron hasta el Hospital Virgen del Carmen de Viamed donde falleció asfixiada porque no podía respirar», describe con la voz quebrada e insistiendo en que no tenía detectada ninguna enfermedad previa.
Pero aquellos informes médicos aportados por la hija inicialmente válidos resultaron ser insuficientes horas después. Mapfre sospechó de la proximidad temporal entre la contratación del seguro y el óbito y pidió información adicional de hace más de siete años. Y ahí los problemas fueron insalvables para Isabel: «Nos pedían certificados sanitarios de Andalucía, donde mi madre vivió hasta hace siete años. Para lograrlos tenía que presentar el libro de familia de mis padres, pero ellos lo perdieron (su padre también falleció) y no podía conseguir nada». Los días pasaban y, sin recursos para hacer frente a los gastos del sepelio (más de 2.000 euros), intentó que la funeraria aceptara un pago a plazos y buscar ayuda en el Consistorio calagurritano. Tampoco lo consiguió.
«Es muy doloroso, muy frustrante saber que tu madre está en el tanatorio, que no puedes pagar el sepelio y que el seguro que se contrató no se haga cargo cuando no ha habido ningún tipo de engaño. Mi madre estaba perfectamente bien», insistía una y otra vez el pasado jueves. «No tengo recursos para pagar esto», lamentaba.
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A primera hora de la mañana de este lunes, Diario LA RIOJA se volvía a poner en contacto con Isabel Méndez. «No, no hay ninguna novedad», explicaba recordando que la aseguradora le urgía a entregar los informes solicitados de la etapa de su madre en Andalucía para poder estudiar el caso y, llegado el caso, activar la póliza. «Mi madre sigue en el tanatorio y no podemos hacer nada. No tengo la manera de conseguir la información que me solicitan». Ayer era el duodécimo día.
Desde la oficina de Calahorra en la que Isabel Castillo contrató el seguro, se excusaban y rechazaban aportar más información sobre un caso que seguía bloqueado en ese momento. Poco antes de las 16 horas, el departamento de comunicación de Mapfre en Madrid (la oficina central es la que, a la postre, tramita la resolución de estos expedientes), se ponía en contacto con Diario LA RIOJA para informar que el expediente se había resuelto dos horas después de la primera llamada de este periódico a la oficina calagurritana.
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«Sí, sí», confirmaba agradecida Isabel Méndez. «Me han dicho que ahora ya está todo correcto y que se hacen cargo de todo».
Doce días después, su madre por fin podrá descansar. Ella también.
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