«La Denominación Rioja necesita una evolución, no una revolución»

– ¿Está la Denominación Rioja en la mayor crisis de su historia como ha dicho últimamente Tim Atkin, uno de los grandes prescriptores de vino del mundo?

– Quien piense así le falta bastante visión histórica de Rioja durante su larguísima trayectoria. Vamos a cumplir cien años en 2025, ha tenido momentos de crisis también bastante agudas y lo bueno es que siempre ha salido adelante. Y ahora confío en que también vamos a salir.

– Pero cuando se cierre el balance de comercialización de 2023 se volverá a apreciar una caída en las ventas y ya van varios años seguidos. ¿Cómo se puede revertir esta tendencia peligrosa?

– En Rioja hay que distinguir los años en los que ha habido cuestiones que nos han afectado específicamente y otros en los que la crisis ha sido general. Aquí las dificultades arrancan en 2017 con la helada que incrementa mucho los precios en origen y, en un mercado tan competitivo como el nuestro, si intentas trasladar esa subida al consumidor final, el mercado te lo devuelve con un ajuste de ventas. En 2018 y 2019 sufrimos el Brexit y los aranceles de Trump en dos mercados claves para Rioja como el británico y el estadounidense. Llegó la pandemia con un impacto a nivel global en 2020, pero también en 2021 y afectó más a la hostelería, donde tenemos mayor volumen de ventas, que a la alimentación. Nos las prometíamos felices en 2022, pero la guerra de Ucrania intensificó el incremento de costes y la falta de materias primas. Y en 2023 las complicaciones han sido derivadas de la inflación y con un IPC disparado, el pago de la hipoteca y la cesta de la compra tenían prioridad para el cliente sobre el ocio, donde se puede encontrar por ejemplo el consumo de vino.

– ¿Hasta dónde llegará el descenso de ventas al cierre del ejercicio?

– La previsión es terminar 2023 con una caída en torno al 5%, pero otras denominaciones de origen competidoras están con el doble de caída y a nivel internacional en Francia o Italia la reducción en la comercialización es más intensa.

– Las ventas caen y el precio que se paga por la uva a los agricultores también va a la baja en los últimos años. ¿Por qué sigue habiendo bodegas que incumplen la ley de la cadena alimentaria?

– El precio de la materia prima, igual que en 2017 se disparó hacia arriba, responde a la ley de la oferta y la demanda. No estoy de acuerdo en que el precio en 2023 o 2022 haya caído respecto a los anteriores. Y tampoco creo que haya muchas bodegas que incumplan la ley de la cadena, creo que la mayoría la respeta escrupulosamente. Pero se pueden registrar denuncias y, si hay incumplimientos, que se les sancione.

– En la última campaña quedaron muchas viñas sin vendimiar por falta de rentabilidad. ¿Es un golpe en la línea de flotación de Rioja y una amenaza para la continuidad del negocio?

– También aquí niego en parte la mayor, porque no creo que se quedaran muchas más viñas sin vendimiar que en campañas anteriores. Lo que debemos buscar es producir con más calidad y ajustar lo más posible a nuestro nivel de ventas. Esto facilita el equilibrio que es la palabra clave.

– ¿Sigue siendo Rioja un modelo de éxito o es un modelo agotado y que necesita renovarse?

– Rioja ha demostrado que es un modelo de éxito en comparación con las denominaciones de origen que nos rodean y se demuestra que los municipios que están dentro de la DOC tienen una capacidad de renta superior. El elemento diferencial es el vino de Rioja, que da muchísima rentabilidad a todos los eslabones de la cadena. Pero como todos los modelos de éxito, necesita renovarse para mantener el liderazgo. Rioja necesita avanzar, necesita una evolución y no una revolución, porque tiene aspectos muy positivos de cara al futuro como las nuevas menciones de viñedo singular o vino de pueblos, sin olvidar las menciones tradicionales de crianza, reserva o gran reserva que nos han hecho grandes. Y no me quiero olvidar de los jóvenes viñadores que aportan frescura y también calidad a la Denominación.

– La destilación y la cosecha en verde quizá no hayan dado los resultados esperados. ¿Eso hace pensar que la actual crisis es más estructural que coyuntural?

– La cosecha en verde quizá no ha tenido éxito porque es una medida novedosa y entiendo al viticultor que después de estar cultivando sus uvas todo el año no quiera tirarlas. En el caso de la destilación, hubo bodegas que se quedaron fuera de las ayudas, con lo que la medida sí tuvo aceptación.

– Pero más de un tercio de las ayudas se las llevaron una gran bodega y tres cooperativas. ¿Habría que repensar el sistema de reparto para este año?

– Son firmas que manejan mucho vino y detrás hay muchísimos proveedores, con lo que la destilación ha ayudado a aliviar existencias y ha permitido cubrir compras de uva.

– ¿Qué se puede hacer para mejorar la calidad de los vinos y, sobre todo, que se vendan a mejor precio? ¿Qué soluciones propone?

– Yo hablaría de dos tipos de retos más que de problemas. Hay una tendencia estructural hacia un menor consumo de vino, pero dentro de esto el consumidor sí está dispuesto a pagar más dinero. Y hay otra tendencia clara que afecta a los vinos tintos que van perdiendo cada vez más peso en favor de los blancos. Rioja tiene que saber interpretar esto y evolucionar en ese sentido. Ante tendencias estructurales hay que tomar medidas estructurales. La destilación, en cambio, responde a una situación coyuntural y esperemos que la difícil situación económica pase, porque son ciclos.

– Más allá de paralizar la llegada de nuevas plantaciones, como ya hace el Consejo, ¿el arranque de viñedo puede ser una solución a los males actuales? ¿Ha llegado el momento de abrir esa vía?

– Es un buen ejemplo de lo que acabo de decir. El arranque de viñedo es una decisión estructural y creo que hasta que no sepamos estructuralmente cuál es nuestro nivel de ventas no toca hablar de arranques. Hay cuestiones más interesantes, como ser mas intensivos en el control de producción de los viñedos y más exigentes en la calificación de los vinos.

– ¿Está el sector unido para salir de la actual encrucijada en la que se halla inmersa la DOCa?

– Está bastante unido, pero somos un sector tan relevante que hay que entender que Rioja es un ecosistema donde conviven diferentes modelos de negocio con bodegas de todo tipo de tamaños, viticultores cooperativistas y no cooperativistas, profesionales y no profesionales... Y en este sector tan diverso y con tal amalgama de operadores, los intereses puntualmente pueden ser distintos, pero en un porcentaje muy alto siempre coinciden. Ademas, aquí las decisiones se toman con el 75% de los votos tanto de los productores como de las bodegas.

– Ahora habrá que buscar ese porcentaje para decidir si el presupuesto se prorroga o se rebaja en un 5% como pretenden las cooperativas. ¿Sigue cada uno haciendo la guerra por su cuenta?

– En este sentido, son decisiones específicas de cada grupo. Había una propuesta de congelación, pero como se han vendido menos kilos de uva y menos botellas, el coste unitario se incrementa. Las cooperativas, que es un modelo de negocio que quizá lo esté pasando algo peor, creen que hay que ajustar ese presupuesto y reducirlo un 5%, con lo que la diferencia es de matices.

– Más allá de conocer su opinión sobre la decisión de Bodegas Familiares de abandonar el Consejo, ¿no fue precipitado e incluso innecesario que a la semana ya se decidiera el reparto de esas dos vocalías salientes, que han sido para el Grupo Rioja?

– En primer lugar, esas dos vocalías, que sí es cierto que nos corresponden por el reparto del peso en el sector comercializador, no las hemos ocupado, con lo que seguimos teniendo diez vocales. Los estatutos de la Interprofesional dicen que cada rama ha de tener cien votos y tienen que repartirse de manera proporcional. Si una asociación sale, en el pleno siguiente se reguraliza la situación. No fue precipitado ni innecesario, lo dicen las normas. Y la asociación saliente ha de ser consciente de que su decisión acarrea consecuencias como que sus votos irán a quien corresponda y que ella queda fuera del foro de debate y de toma de decisiones. Siempre es mejor estar dentro.

– Ahí continúa la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA), que de momento no se plantea seguir el camino de Bodegas Familiares. ¿Lo esperaba?

– Yo respeto las decisiones de todas las asociaciones, pero quizá ABRA ha valorado que está mucho mejor dentro del Consejo Regulador y de la Interprofesional teniendo la información y la capacidad de debatir.

– Con todo este 'ruido', ¿cree que el Consejo verdaderamente representa los intereses de viticultores y bodegas de Rioja?

– El Consejo no es un ente que está en Marte, toma las decisiones para la Denominación y están representados los operadores siguiendo los criterios que marca la Ley de Organizaciones Interprofesionales, un modelo en el que cada uno decide por lo que aporta. Yo creo que el Consejo Regulador representa perfectamente los intereses de los operadores en función del valor que representan.

– ¿Cree que el PNV volverá a la carga en el Congreso para intentar sacar adelante una denominación alavesa dentro de Rioja? ¿El apoyo que le dio a Pedro Sánchez en la investidura puede ser determinante ahora?

– Yo no sé qué puede pasar, pero sí les pido a los políticos, de cualquier Administración y de cualquier partido, que respalden las decisiones que toma este sector, que es relevante desde el punto de vista económico y social. Las bodegas y los viticultores son empresarios que se juegan sus rentas y los políticos han de respetar sus decisiones. De forma muy mayoritaria quienes están en la Denominación Rioja quieren seguir con el modelo actual, con un control único para evitar desequilibrios y agravios comparativos.