
La demoscopia imposible
Crónicas venenosas ·
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Crónicas venenosas ·
«La estadística es la primera de las ciencias inexactas» (Edmond de Goncourt)Andan los partidos políticos en La Rioja haciendo encuestas y sacando pecho con una ingenuidad algo impostada. Dan un poco de ternura porque son como ... adolescentes enamorados y de pronto se ilusionan con una intención de voto o con una horquilla de escaños y ya no duermen y deshojan margaritas y piensan que igual, quién sabe, esta vez la ciudadanía decide besarlos pese al convencimiento de que son sapos que jamás se convierten en príncipes.
Lamento informarles a los partidos de que sus encuestas no sirven para nada, y este año menos. Hay una misteriosa ley demoscópica que se cumple indefectiblemente, como ya señaló hace unos domingos mi compañero Pablo Álvarez: el tipo que contrata al encuestador sale ganando. Yo de Ciudadanos me gastaría los últimos duros en caramelos demoscópicos para al menos morirme dulcemente, con una sonrisa y algo de esperanza en el más allá. Como no tenemos acceso a las tarifas oficiales no sabemos si se paga a tanto el porcentaje o se trata de algo mucho más sutil, más Tezanos, en plan tú ya sabes lo que a mí me alegra, ladrón, y cosas así.
En la Universidad estudiábamos que una buena encuesta depende de muchas cosas, aunque es esencial que la muestra escogida sea más representativa que numerosa y que los resultados en bruto sean correctamente interpretados. El oficio demoscópico tiene algo de alquimia porque los datos crudos, en contra de lo que piensa mucha gente, no suelen ser muy reveladores. La cocina –la cocina bien hecha– es imprescindible para ajustar los números y ofrecer una imagen real de la situación.
Ese fue el mayor fallo de la encuesta divulgada por el PSOE, que se limitaba a ofrecer la intención directa de voto, una cifra no demasiado relevante a la hora de predecir el resultado electoral. En ese capítulo doña Concha salía ganando, pero la ola de indecisos adquiría unas impredecibles dimensiones de tsunami. En la del PP se daba, por el contrario, la estimación de voto (o sea, con los indecisos asignados). Ganaban ellos con 16 escaños, pero el PSOE, aunque bajaba, aguantaba bastante bien el envite (13). El politólogo arnedano Pablo Simón reconocía en este periódico que el consenso general de los expertos apunta a que el «viento sopla mucho más favorable para el PP que para el PSOE y sus socios».
Sin embargo, en esta partida de mus los órdagos se están echando a la chica. Sobre el estiércol que dejan las grandes formaciones políticas están brotando los pequeños partidos con un entusiasmo de champiñones y se está formando una sopa de siglas que ríase usted de las gloriosas y atomizadas épocas de la Transición. Vox, La Rioja Ahora, Por La Rioja, Ciudadanos, Vinea, Izquierda Unida, Podemos, Alianza Verde y a lo mejor el Pacma, que siempre araña algún votito, dispondrán de papeletas el 28M. Si las izquierdas no logran unirse –lo que sería una locura suicida muy propia de las izquierdas–, tal vez haya que encargar armaritos nuevos con más casillas para los colegios electorales.
Las encuestas anteriores, por ejemplo, no contaban con el nacimiento de Por La Rioja, que el miércoles se presentó en el Delicatto con una gala por todo lo alto, a lo desfile de alta costura en París con Bretón en el insólito papel de top model internacional. Resulta impredecible su rendimiento electoral. La barrera del 5% es un listón muy difícil de alcanzar (unos 8.000 votos más o menos), pero eso no significa que Por La Rioja no pueda frustrar las expectativas de La Rioja Ahora, del PP e incluso de Vox.
El problema para las empresas demoscópicas es que resulta casi imposible atinar con tanta precisión cuando la batalla es subterránea y se libra en muy bajos porcentajes. Con tantos partidos merodeando como gatitos hambrientos alrededor del 5%, un puñado de votos puede acabar decidiendo la composición del Parlamento y quizá el color del futuro Gobierno de La Rioja. Y ese nivel de puntería no lo tiene ni Messi chutando a puerta vacía.
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