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Miércoles, 28 de agosto 2019, 07:28
Todos los focos estaban puestos en la sesión de ayer en la diputada Raquel Romero (Podemos). Tanto que cuando empezó a llorar y abandonó su escaño las pulsaciones en la bancada socialista se dispararon ante la imposibilidad una interpretación lógica de esa reacción. Eso fue después de que estrenara los turnos de intervención de la segunda sesión del debate de investidura (no utilizó el turno de réplica). «Por fin», dijo mirando a Andreu y celebrando la llegada de un gobierno progresista en La Rioja tras 24 años de gestión popular. «Vamos a demostrar que se puede gobernar de otra manera», explicó recordando a la candidata que «en democracia manda la voluntad general por encima de nuestros intereses».
Auguró que el gobierno recién alumbrado «no será fácil» después de una negociación que definió como «tortuosa» pero que ha permitido constituir un gobierno enfocado hacia las políticas sociales para que «La Rioja sea una comunidad a la vanguardia de los derechos sociales». Y lo hizo después de hacer autocrítica y de asumir el despropósito negociador: «Lo siento, no os merecías el espectáculo de este verano. Os pido perdón», dijo desde la tribuna del Parlamento regional en un mensaje dirigido a la ciudadanía.
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