«No nos dejéis solos. Rezad por Ucrania»

La concentración, convocada por Anna Dzioubenko a través de WhatsApp, ha ido cogiendo fuerza conforme pasaban los minutos hasta desbordar las previsiones iniciales. Micrófono en mano, de forma espontánea y con lágrimas en los ojos, varios de los asistentes han ido relatando su situación personal y gritando por la paz y la libertad.

La convocante, Anna Dzioubenko, natural de Kiev, ha explicado a los medios de comunicación que lleva más de diez años en España. Casada con un riojano tiene un niño de dos años. Su familia continúa en la capital ucraniana «en la zona por la que está entrando ahora el ejército ruso», ha señalado. Allí están su madre y el marido de su madre. Habla con ellos varias veces al día pero «no quieren dar muchos detalles. Solo nos dicen que están bien y como es videollamada vemos que la casa está en pie y tienen provisiones».

Ha intentado que su familia viniera a La Rioja, «pero no han querido dejar sus hogares, sus animales, sus casas y quieren quedarse a apoyar a su gente», ha contado con lágrimas en los ojos.

Hasta llegar aquí han pasado, ha dicho, «mucho estrés» por las «mentiras» vertidas por Putin asegurando que eran ensayos. «Pero se veía venir, la tensión siempre ha estado allí desde los últimos ocho años».

Anastasia Kilikova lleva ocho años en Logroño. Su marido es ruso, pero con el corazón ucraniano. «Somos hermanos», ha precisado. Asegura que Putin «está dando información que no es correcta, es brutal». «Dice que él está salvando a una población rusa en Ucrania, pero no es cierto, mis suegros son rusos y viven felices en Ucrania». «¿Que nos salva de qué? ¿De la libertad que tenemos?», ironiza.

Mi padre, ha narrado a los medios de comunicación, está en un pueblo cerca de Kiev y lleva tres días sin luz. «Espero que todo salga bien y nuestra gente pueda salvarse. Esto no puede pasar«.

Confía en que todo el mundo sepa lo que está ocurriendo en su país. «Está pasando ahora, tenemos que actuar ahora por todos los canales. Rezad por Ucrania», ha reclamado. «Cuando ves que tu familia está sufriendo no entiendes por qué». Asegura que tiene ganas de volver y ayudar, pero le dicen que es mejor que salga a la calle aquí para que todo el mundo sepa lo que está pasando en Ucrania.

Ludmila lleva 23 años en España y está, dice, «agradecida» a todo el pueblo español que le ha dado cobijo. Sus dos hijos también viven aquí y aunque no tiene familia allí cuenta que está «muy afectada» y siguiendo minuto a minuto lo que está ocurriendo en su país. «Estoy orgullosa de nuestro pueblo porque es pacífico, es trabajador».

En la concentración que se ha prolongado durante más de hora y media se ha podido escuchar el himno de Ucrania.