Sí, deberíamos comer menos carne
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EL REPASO ·
De cómo una evidencia se convierte en una de esas polémicas del «quién»MIÉRCOLES | CARNE
Estropeado mundo es éste en el que el QUIÉN diga algo importa infinitamente más que el QUÉ se está diciendo. Un mundo (un país, concretemos) del que deberíamos cuidarnos, porque no nos lleva a lado bueno. Porque nos evita el reconocimiento de una verdad que ... es universal: el de enfrente puede tener ideas buenas, e incluso, oh, puede llevar razón. Si quieren les digo dónde nos lleva eso de creer que los de la otra tribu siempre se equivocan. Básicamente, a la mierda.
Al grano. Al ministro de consumo de nuestro Reino de España se le ha ocurrido decir que deberíamos comer menos carne de la que comemos. Porque es malo para nuestra salud y porque es malo para el medio ambiente. No, no es una ocurrencia: nutricionistas, médicos, organizaciones sanitarias y estudiosos del medio ambiente llevan diciendo eso desde hace décadas. Simplemente comemos demasiada carne, y ese consumo está relacionado con algunos problemas de salud, y la producción masiva de esa carne y del pienso que comen esos animales genera a la vez problemas ambientales.
A ver si me hago entender. Esas afirmaciones están fuera de toda duda. Es así, y se sabe que es así, desde mediados del siglo pasado por lo menos. Pero claro, basta con que lo diga un ministro del lado contrario para que arda Troya sin necesidad de caballo.
Hay otro fenómeno, además del partisanismo idiota ése que nos invade y que nos hace comprar las ideas en pack y los odios en alineación, como un culé que recitara la alineación del Madrí. Hay, sí, otra cosa: que no nos damos cuenta de lo que significa luchar contra el cambio climático y contra el apocalipsis (igual dicho así nos resuena algo) que se nos avecina. Y es que para ese cambio hay que renunciar a algunas comodidades y quedarnos sin algunas cosas. Probablemente el modelo de transporte individual sea uno de esos conceptos, pero puesto que estamos hablando de carne, pues carneemos. La producción industrial y la compra de carne del otro lado del país mientras los ganaderos riojanos malviven es un sinsentido. Nadie dice que no comamos carne. Pero si es cercana, controlada (y menos cantidad) será mejor para todos a largo plazo. E irse acostumbrando a alguna renuncia es un sensato modo de aproximarse. Aunque quien lo diga sea el ministro Garzón.
JUEVES | SARA
Víctor Soto escribe con un cariño que gotea de la página la historia de Sara. Sara, una chiquilla de una familia logroñesa como tantas, que acabó convirtiéndose en miembro de eso que no queremos ver: la tribu de los borrachos de los parques, esos que rodeamos cada día, esos que pedimos que el Ayuntamiento aleje de nuestra vista. Y resulta que Sara, como el resto, no era una marciana, ni un bicho. Era una de nosotros, que no pudo sobrellevar esto sin el alcohol y la droga, y que acabó así con su vida. Un destino triste de una niña como otra cualquiera. Y lo peor de todo: le puede pasar a cualquiera.
Descansa en paz.
VIERNES | UNIDAD FUERA
Viernes, Casa de los Periodistas. La consejera de Salud reúne a toda la cúpula de su consejería ante la prensa para decir «Fuenteovejuna». Todos a una, y todos para uno. No es verdad, y ella lo sabe, aunque también sabe que debería serlo, y ojalá lo fuera para bien suyo, de su departamento y de sus gobernados. Luego, esos mismos responsables comparten lo que se llama un 'off the record' con la prensa. Básicamente, una conversación sin micros de la que, confianza obliga, nada se puede contar.
Pero no desvelo nada si digo que el mensaje era el mismo que el dado ante los micros. O sea. Que esto está muy fastidiado, sobre todo porque andamos regular de profesionales sanitarios. Regular tirando a muy mal, de hecho. Y que puede que esto cambie y en años tengamos médicos en el paro, como hace una década, pero ahora mismo no. Y que la cosa de la Atención Primaria requiere mejoras evidentes. Y que, en fin, hay que hacerlo.
Ojalá la unidad escenificada sea la misma puertas adentro. O a todo eso habrá que añadirle, además, la torpeza de estar pensando en otras cosas.
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