La vicerrectora de Coordinación Académica y Calidad de la Universidad de La Rioja (UR), Montserrat Mendoza, considera que la casuística que está detrás de la «elevada» tasa de abandono, es «muy grande». Su confianza, no obstante, es que las medidas adoptadas sirvan para seguir reduciéndola « ... en los próximos años».
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– El 25,1% de los estudiantes de la UR decidió abandonar el grado en el que se matriculó en el curso 2019-20. ¿Qué balance puede hacer de esta cifra?
– Es un porcentaje que nos preocupa mucho, que no deja de ser elevado, pero la mayoría de las universidades estamos en la media. Por ello, estamos trabajando mucho para poder reducirlo.
– ¿Cómo se puede disminuir esta tasa de abandono?
– Intentamos orientar a los estudiantes preuniversitarios para que elijan bien su carrera, porque muchas veces eligen un grado del que después se dan cuenta de que no les gusta o de que no quieren trabajar en esa profesión. Por ello, implementamos en 2021 el programa 'Orientar para decidir', que les proporciona pautas y les dirige hacia unas titulaciones u otras según sus habilidades. También se están dando charlas en los institutos para explicarles las distintas salidas que tienen y participamos en las ferias universitarias, hacemos sesiones informativas sobre el proceso de acceso y de admisión y jornadas de puertas abiertas. En los últimos cinco años hemos reducido un 5% la tasa de abandono, por lo que la confianza es que se mantenga la tendencia y siga reduciéndose en los próximos años con estas medidas.
– ¿Qué factores están detrás de este abandono?
– La casuística es muy grande. Puede suceder que un estudiante no se encuentre a gusto tras cambiarse de comunidad o que el paso de Bachillerato a un grado universitario sea totalmente distinto, un cambio radical. Para evitarlo, pusimos en marcha el programa 'UR Mentor', con el que los estudiantes de último año acompañan a los de primero para orientarles en todo lo relacionado con la titulación y evitar que abandonen. También el sistema universitario les pide que elijan una carrera con 17 o 18 años, cuando tienen mucho que madurar y, hasta que no llegan a la titulación, no ven la carrera en sí.
– ¿Llegan bien preparados los alumnos o les pesa el salto del instituto a la universidad?
– Hay de todo, pero en general, hemos notado un descenso en la preparación. Hay que entender que los estudiantes de ahora tienen otras inquietudes. Necesitan conseguir todo muy rápido y, a veces, no saben afrontar un fracaso, como puede ser no superar una asignatura a la primera; pero la UR se está adaptando a ellos poco a poco.
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– La mayoría deciden dejar la carrera en el primer año. ¿Se puede considerar un fracaso que abandonen al poco de comenzar?
– Veo que es menos fracaso y menos dañino que abandonen en el primer curso, porque todavía son muy jóvenes y pueden buscar otras salidas. Si lo hicieran después de llevar muchos cursos, la capacidad de reacción es menor.
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