«Me dan miedo las personas, no la inteligencia artificial. Se impondrá la cordura»

– Innovación, tecnología, inteligencia artificial... ¿Dónde queda la persona, el ser humano?

– Por mucha tecnología que haya, la persona queda en el centro, quien hace la diferencia son las personas, básicamente aquellas con capacidad de pensar porque serán las que tendrán más influencia y serán capaces de poner la tecnología a su favor. Hace cien años los trabajadores era manuales, con la era de la información empezamos a tener lo que llamamos trabajadores del conocimiento y yo ahora he añadido este concepto de trabajador del pensamiento, porque la característica fundamental de los trabajadores de esta era de la inteligencia artificial será la capacidad de pensar. Podremos defender nuestras competencias profesionales, nuestro trabajo, si tenemos capacidad de pensar; si solo tenemos capacidad de mimetizar va a ser más difícil mantener los puestos de trabajo, por eso es tan fundamental no poder pensar, sino saber pensar.

– Se oye de todo, ¿a usted le da miedo la inteligencia artificial?

– No, a mí siempre me dan miedo las personas. Las máquinas tienen detrás a personas y esta idea de que al final un día las máquinas superarán a las personas... Creo que la humanidad tiene muchos problemas, pero aún no somos tan estúpidos y creo sinceramente que se impondrá la cordura.

– ¿Hacia dónde vamos?

– Yo creo que vamos hacia un tipo de organización de los algoritmos, las reglas del juego que propone la inteligencia artificial, que puede ser bastante similar a la industria farmacéutica; es decir, habrá muchas soluciones que tendrán que estar reguladas, aunque luego, claro, habrá drogas y alternativas. Será un quebradero de cabeza, pero creo que seremos capaces de regular todo esto y al final lo más importante es la suma de inteligencias, la inteligencia natural, que es la preponderante, y la inteligencia artificial. En esa ecuación entre personas y tecnología, se decantará hacia las personas, es de sentido común.

– ¿Cuáles son las virtudes que debe de tener un líder?

– Pues en primer lugar la capacidad de influir, uno empieza a liderar el día que su verbo influir pesa más que su verbo mandar.

– ¿Hay aún más jefes que líderes?

– Hay de todo. Pero cada vez es más evidente la necesidad de un liderazgo porque con mandar no es suficiente. Tú puedes mandar a todo el mundo a formación, pero que la gente aprenda es una decisión personal.

– Innovación y emprendimiento como ejes en un mundo cambiante y vertiginoso. Si dudas, si no apuestas, ¿te puedes dar por muerto?

– No es recomendable gestionar nuestras empresas mirando hacia atrás, mirando por el retrovisor. Tenemos que mirar hacia adelante y ahí vemos que hay cambios y necesitamos tener capacidad de adaptarnos y de crear nuevo valor. Lo más difícil es crear el futuro para tus clientes y servírselo medio paso por delante; si no se lo sirves tú, lo hará otro. Por tanto, la innovación es esta preocupación constante por cómo crear nuevo valor para los clientes y servirla en un momento en el que el cliente ya la puede absorber que es medio paso por delante, porque si va diez pasos por delante, te dicen que eres un gran innovador pero no te compran nada.

– ¿No hay mucho postureo, mucha teoría, mucho hablar y poco hacer en innovación?

– Es muy fácil hablar de ella, pero la innovación es muy difícil. Hasta ahora hemos tenido un modelo basado en el californiano, en el de Silicon Valley, y no nos sirve como se ha demostrado. Tenemos que repensar completamente las formas de innovar y no basarlas en metodologías sino en personas y en algo que nunca es fácil, que es arriesgar. No hay innovación sin riesgo, pero el gran riesgo evidentemente es no innovar.

– ¿Pensar en ello con el único objetivo de ganar dinero es un error?

– Una empresa no es un negocio, es una comunidad de personas que además tiene que ganar dinero porque si no cerrará, pero es evidente que la componente social de la empresa es muy importante porque hay que crecer haciendo crecer a los demás.

– ¿Hay fórmulas mágicas? ¿Está todo inventado?

– No hay fórmulas mágicas y sabemos que hay cosas que no funcionan, pero cada vez estoy más convencido de que en cada empresa que cada día levanta la persiana hay un pequeño secreto, una pequeña magia que reside en el alma de su gente.