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Los dos presuntos asesinos del hostelero de Cuzcurrita Guillermo Castillo, de 78 años, propietario de la conocida Bodega Casa Guillermo, emplearon una violencia «extrema» golpeándole hasta la muerte para apropiarse de una cantidad «irrisoria» de dinero, que no llega a 600 euros. Al parecer, ... planearon el asesinato creyendo que se iban a hacer con un gran botín en casa del empresario, después de tres intensos días de trabajo en el restaurante tras el puente del Primero de Mayo. Finalmente, sólo hallaron unos «cientos de euros». Así lo ha explicado este miércoles Miguel Ángel Sáez, portavoz de la Guardia Civil, durante la rueda de prensa en la que han ofrecido información sobre la operación denominada Squilla.
Los hechos, según ha relatado la Guardia Civil, ocurrieron en la madrugada del 2 de mayo. Los presuntos asesinos se desplazaron de Logroño a Cuzcurrita a bordo de un turismo. Una vez que llegaron a la localidad, estacionaron en las proximidades de la vivienda de Guillermo Castillo, llamaron a su puerta y el empresario les dejó pasar al reconocer a uno de ellos. En un momento dado la víctima fue golpeada sin posibilidad de defensa y la dejaron inmovilizada y encerrada en un cuarto. Acto seguido, registraron la vivienda y se dieron a la fuga tras apropiarse de una «ínfima e irrisoria» cantidad de dinero.
El cadáver de Guillermo Castillo fue descubierto a primera hora del martes 2 de mayo. Uno de sus empleados que hacía las labores del campo llamó a la hija del restaurador, Yolanda, sobre las ocho de la mañana. Había intentado contactar con el hostelero porque necesitaba un vehículo y no lograba dar con él. No le cogía el teléfono ni tampoco le abría la puerta de su casa. La hija acudió de inmediato a la vivienda de su padre, una edificación de tres plantas y fachada de piedra. La puerta estaba abierta y nada más entornarla vio las zapatillas de Guillermo tiradas en el rellano, lo que le hizo presagiar lo peor. Allí mismo había sangre y varios objetos tirados por el suelo.
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La mujer pidió al empleado que se dirigiera al salón. Tampoco estaba ahí Guillermo, aunque también en esa estancia había varios cajones abiertos y tirados por el suelo. Poco después llegó la Guardia Civil y halló al restaurador ya fallecido en el interior de la despensa que siempre permanecía abierta y esa mañana estaba cerrada.
A partir de ahí comenzó una compleja investigación que se ha prolongado más de tres meses y medio en los que los agentes han examinado un gran volumen de datos, declaraciones, indicios y evidencias, así como el despliegue de diferentes trabajos de campo, que han permitido centrar la investigación sobre los dos individuos ahora detenidos. Ambas personas planearon el asalto a la vivienda con el objeto de robar al hostelero una importante cantidad de dinero en efectivo que creían oculta en el inmueble.
Una vez que la Guardia Civil consiguió las pruebas que incriminan a estos dos individuos en el asesinato, fueron detenidos y registrados dos domicilios en Laserna y Pradillo.
Los dos detenidos, de 38 y 53 años, en el momento de los hechos se encontraban de permiso carcelario, uno de ellos, y el otro llevaba una pulsera telemática para la reinserción de las personas presas. En concreto, el mayor de los dos, A. D. G. D., es de nacionalidad española, residía en el logroñés barrio de La Estrella y era un habitual de la prisión riojana, con entradas y salidas constantes. Este individuo, que no tiene carné de conducir, acumula un amplio historial delictivo con hasta 22 detenciones desde al menos 2014, varias de ellas por robo con intimidación en establecimientos comerciales.
En el momento de su detención el pasado miércoles, 16 de agosto, A. D. G. D. se encontraba en prisión por un atraco a una sucursal bancaria de Varea cometido el 24 de julio pasado. A última hora de la mañana del 16, agentes de la Guardia Civil le trasladaron desde la penitenciaría logroñesa hasta los juzgados de Haro, donde se instruye el caso, y ya no regresó a la cárcel hasta que la juez decretó de nuevo su ingreso en prisión el pasado sábado. Durante esos días permaneció en los calabozos de la Policía Local de la ciudad jarrera.
El otro detenido, de nacionalidad portuguesa, residente en la localidad alavesa de Laserna y que responde a las iniciales C. S. R. M., también es un viejo conocido de los agentes y de la prisión logroñesa, ya que ha estado implicado en distintos robos con violencia desde hace casi una década.
En el marco del operativo también se ha detenido a una mujer, de 59 años y vecina de Pradillo, que es pareja sentimental de C. S. R. M. Tras su detención fue puesta en libertad con cargos, aunque la Guardia Civil descarta que participase en los hechos que conmovieron a Cuzcurrita de Río Tirón.
La investigación, que ha sido coordinada por la Fiscalía y dirigida por la Titular del Juzgado de instrucción número uno de Haro, continúa abierta y no se descartan nuevas actuaciones.
El coronel jefe de la X Zona de la Guardia Civil, Enrique Moure, ha felicitado a la unidad de policía judicial y otros departamentos que han intervenido en el esclarecimiento del crimen.
Guillermo Catillo nació el 24 de febrero de 1945 en Cuzcurrita, y desde hacía unos 40 años llevaba una pequeña bodega en la que empezó a dar comidas a grupos reducidos. Poco a poco, dado el éxito de su negocio, abrió como restaurante. Ofrecía un copioso menú de entre diez y doce platos por unos 30 euros que él mismo recitaba.
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