«Este curso va a ser mejor todavía que el pasado, pero no podemos bajar la guardia»

– Mañana llega la segunda 'vuelta al cole' de la pandemia. ¿Se hace de manera más relajada que el año pasado? ¿Puede ser eso un riesgo para repetir los resultados del curso anterior?

– Creo que más que relajados estamos mucho más confiados. El año pasado, la incertidumbre era muy fuerte. No teníamos ninguna garantía de que fuera a salir bien y, de hecho, teníamos preparado ya el esquema de lo que podría ser otra vez la suspensión de las clases para que no nos pillara totalmente de improviso. La incertidumbre era muchísimo mayor. Este año vamos confiados porque demostramos que las medidas fueron adecuadas, que se supo gestionar los centros educativos como lugares seguros para el alumnado. Funcionaron muy bien durante todo el curso y solo hubo que cerrar, en la etapa educativa de 3 a 18 años, un colegio en Calahorra. Vamos con esa confianza, pero queremos ser muy prudentes, no se puede bajar la guardia, el virus está presente y tenemos que seguir tomando determinadas medidas: mascarilla a partir de los 6 años, grupos burbuja, la ventilación de las aulas, la desinfección de manos y evitar aglomeraciones. Llevando esto a cabo, el curso va a ser mejor todavía que el del año pasado.

– Más allá de las educativas, una de las grandes novedades en relación al año pasado es la vacunación de buena parte de la comunidad educativa.

– Prácticamente todo el profesorado está vacunado y no llega al 1% el volumen de docentes que se han negado a vacunarse. En Secundaria, vamos a llegar a octubre con prácticamente todo el alumnado vacunado. El 72,5% ya ha recibido la primera dosis y el 11% tiene la pauta completa.

– ¿Eso también ha permitido flexibilizar alguna de las medidas de los planes de contingencia?

– Sí. Los dos cambios introducidos por el Ministerio de Educación han sido la disminución de la distancia a 1,2 metros entre los pupitres en las aulas y permitir que los grupos burbuja del mismo nivel educativo, del mismo curso, se puedan juntar al aire libre.

– Esa reducción de la distancia hará que haya más alumnos por aula.

– Los centros son como son y tienen unas limitaciones contra las que no podemos luchar. Para eso tenemos el profesorado COVID, para permitir desdobles, los docentes que se contratan para poder disminuir el número de alumnos y alumnas por aula. El ritmo de petición de los centros va un poco más lento que el año pasado. Entonces, en total, tuvimos unas 220 jornadas completas incorporando a unos 400 docentes. Este año, aunque el dinero que nos da el Gobierno de España es algo menor, 9,5 millones de euros, creemos que vamos a poder atender debidamente a todos los centros. Estamos en torno a 150 peticiones de refuerzo y tenemos el compromiso de la presidenta y del consejero de Hacienda de que, si hubiera necesidad de poner algo de dinero, que no será mucho, lo pondríamos para atender esa situación de necesidad de profesores.

– Esos desdobles se centran en los centros públicos. ¿Se trabaja en alguna medida para los concertados?

– Hemos procurado mantener dentro de lo posible determinadas ayudas, en proporción mucho menores a las de los centros públicos. Se han mantenido los coordinadores COVID, con la misma liberación horaria que en la pública, se les ha atendido exactamente igual y hemos mantenido la sustitución inmediata de profesores. La queja venía porque no poníamos docentes para desdobles. Es cierto, pero el dinero que ha llegado está vinculado al profesorado de la pública y no hemos tenido recursos para hacer otra cosa.

– También se ha descartado la semipresencialidad.

– En la reunión del 25 de agosto hubo unanimidad entre las 17 comunidades autónomas. Todos apostamos por la presencialidad y que solo en circunstancias muy extraordinarias pueda recurrirse a la enseñanza a distancia. La valoración que se hizo de la semipresencialidad no ha sido buena.

– ¿Tan mal funcionó también en La Rioja?

– Sí. Hubo dos institutos en los que tuvimos que revertirla y buscar una manera de atender a los alumnos presencialmente porque no estaba funcionando. Otros sí supieron encontrar la fórmula, sobre todo dando la misma clase a todos los alumnos con unos en el aula y otros en casa de manera sincrónica, todos conectados al mismo tiempo.

– Es el primer año de ese calendario de implantación progresiva de la Lomloe. ¿En qué trabaja la consejería?

– Este curso escolar entra en vigor la admisión del alumnado y por eso hicimos el nuevo decreto. Entran también en vigor aspectos relativos a la dirección a los centros y cambios en la evaluación. El curso que viene lo hará el nuevo plan de estudios y este año tenemos la tarea importantísima de desarrollarlo. Hay cambios importantes. Por ejemplo, a diferencia del currículum de la Lomce, ahora el ministerio fijará el 60% de los contenidos, la Comunidad Autónoma otro 30% y el 10% quedará a disposición de los centros, tres horas a la semana. A su vez, el cambio fundamental es que se pasa de un currículum de contenidos, centrado en los conceptos a memorizar, a uno competencial; es decir, qué tienen que saber hacer los alumnos para solucionar problemas reales de la vida. Es el enfoque fundamental de las competencias. Eso implica una reformulación del currículum. El viernes tuvimos la primera reunión de los 30 grupos de trabajo de profesionales para desarrollarlo. Además, vamos a presentar una formación docente que pretende ofertar más de 10.000 plazas, sobre todo vinculada a las metodologías para trabajar las competencias.

– Da la sensación de que todas las tensiones educativas de meses atrás se han relajado.

– Estamos bastante más tranquilos, sí. Es una de las cosas que más me satisfacen. Cuando llegué, me encontré un panorama muy revuelto. Uno de mis objetivos fue pacificar, hablar con todos, buscar acuerdos y en gran parte lo hemos conseguido. Estamos en esa línea de buscar acuerdos, no buscar imposiciones y creo que es uno de los méritos.

– Una de las novedades del curso iba a ser la puesta en marcha de la red pública de escuelas infantiles de 0 a 3 años. La idea que barajaba Educación era empezar con un grupo de 2 años en las aulas del Vuelo Madrid Manila de Logroño. ¿Sigue en pie?

– Se trata de un proyecto impulsado por Europa en el que se busca que, en los Estados miembros, dos tercios del alumnado pase por esa educación infantil de 0 a 3 años porque es una garantía de éxito posteriormente. Hay una cantidad importante de dinero para nuevas instalaciones o para determinadas acciones, como puede ser abrir aulas para esas edades en determinados centros. Es lo que pensamos para el Madrid Manila y esta semana nos reuniremos con ellos. Creo que vamos un poco tarde, ya que hay que hacer una obra de adaptación y no sabemos si nos dará tiempo a empezar en enero o si lo dejaremos para el año que viene. En todo caso, ese centro acogerá este proyecto.

– ¿Se pondrá en marcha en más localidades?

– Es un programa que dura tres años y que da prioridad a los núcleos rurales, que es donde más problemas suele haber. Tenemos muy claro que hay que ponerlo en Aldeanueva de Ebro, en donde varias familias llevan a sus hijos a la escuela infantil de Rincón de Soto porque no tienen plazas. También en Casalarreina, Entrena, Albelda, Cenicero... Anguiano está interesado y seguro que Ollauri también...

– ¿La idea de Educación es construir nuevos centros o aprovechar edificios existentes?

– Dependerá de cada caso. Lo que tenemos claro es que tendrán que ser unas instalaciones dignas, que contarán con maestras y ayudantes técnicos de Educación infantil titulados y con un proyecto educativo.

– ¿Y qué encaje tiene con las guarderías privadas?

– Es algo que veremos y tengo pendiente una reunión con ellos este mes. Ese es un sector que necesita mucha ordenación desde el punto de vista académico, ya que hay muchos desequilibrios. Hay muchas diferencias y hay centros que cobran mucho dinero a los padres además de recibir el bono infantil. Lo haremos hablando con ellos, pero no queremos hundir a nadie. Todo lo contrario.