Pedro Sanz | Miembro del Consejo de Estado
«Es curioso que quien fue todos los cargos a 'dedo' acuse ahora al PP de 'dedazo'»Pedro Sanz | Miembro del Consejo de Estado
«Es curioso que quien fue todos los cargos a 'dedo' acuse ahora al PP de 'dedazo'»Pedro Sanz (Igea, 1953) ha vuelto a la actualidad tras ser nombrado consejero del Consejo de Estado, órgano supremo consultivo del Gobierno de España en materia de leyes y cuyo fin fundamental es la observancia de la Constitución y del ordenamiento jurídico. Sanz considera ... el nombramiento «un broche a una trayectoria de servicio público de muchos años». En esta entrevista asegura que nunca se irá «del todo» de la política porque la lleva «dentro» y no duda en responder a todas las cuestiones de actualidad desde el punto de vista de un presidente que durante cinco legislaturas disfrutó de mayorías absolutas en La Rioja. Sanz deja algún que otro recado a Concha Andreu, pero también a Alberto Bretón, quien fue casi todo en política a su sombra y que ahora ha fundado Por La Rioja con exmilitantes del PP y del PR+: «Es curioso que denuncie supuestos 'dedazos' quien ha sido director general, senador, delegado del gobierno, consejero... y, siempre, elegido a 'dedo'».
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– No le ha ido mal con el Gobierno del PSOE como Riojano Ilustre y ahora con este nombramiento ¿No se habrá afiliado usted y no nos hemos enterado?
– Le aseguro que no (risas). La verdad es que el BOE ha publicado seis nombramientos míos por real decreto y la mayoría fueron firmados por presidentes socialistas. Firmaron mis presidencias Felipe González, dos José María Aznar, otras dos Zapatero y, este último nombramiento del Consejo de Estado, Sánchez Castejón. Pero lo que se ha producido ahora es la materialización de una propuesta del PP, del presidente de mi partido Alberto Núñez Feijóo, a quien le agradezco enormemente la confianza, con la aceptación del PSOE, e incluso de Podemos... (risas), ya que al fin y al cabo están también en el Consejo de Ministros. Por mi parte, sólo puedo transmitir mi gratitud, y así lo hice al ministro Bolaños en la toma de posesión. En cuanto al hecho de ser Riojano Ilustre, un presidente de una comunidad autónoma merece una distinción, un reconocimiento por su servicio público. Yo tuve la oportunidad de dar este mismo reconocimiento a mis predecesores y me parece natural que lo haya para todos los presidentes.
– De todas formas, no sé cómo le cuadran estos nombramientos con aquel mensaje, repetido hasta la saciedad por el PSOE, de que «habían venido a cambiar 25 años de hacer política» en referencia a su gestión.
– Son eslóganes que poco tienen que ver con la realidad. Cuando oigo hablar de cambios al Gobierno actual me gustaría saber cuáles han hecho: un cambio para La Rioja fue la declaración de San Millán de la Cogolla, en la que, por cierto, ahora se apoyan para el Valle de la Lengua; todas las transferencias se produjeron conmigo, pero el PSOE sólo apoyó dos, la de Universidad porque fue con Felipe González, y la de Justicia porque estaba Zapatero. A todas las demás, como Educación, Sanidad, Servicios Sociales... se opusieron. Los únicos cambios que veo son a peor. Ahí está el caso de la Sanidad, con listas de espera históricas y con esa obsesión por la internalización de servicios, cuando en una región como La Rioja no puede depender sólo de un hospital. Cuando oigo decir que dejamos la sanidad como un esqueleto, que miren a ver cómo era el San Millán y cómo es el San Pedro, el Carpa o los centros de salud.
– Entremos en harina, en política. ¿Se equivocó al designar a Ceniceros como sucesor?
– No fue una decisión unipersonal, sino colegiada. En todo caso, yo no diría que la culpa del resultado electoral de 2019 fuera de Ceniceros. Se perdieron las elecciones, pero no creo que su responsabilidad sea exclusiva.
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– ¿Se ha equivocado ahora el PP al no elegir candidato por congreso?
– Eso lo veremos el 28 de mayo. Cuando se ganan las elecciones todo se olvida y cuando se pierde todos los males florecen. Hubo muchas heridas en el Congreso de 2017 y el partido optó por aplicar los estatutos de otra forma. Yo fui elegido presidente de un partido dividido, aunque quizás poca gente se acuerde. En 1989 hubo dos candidaturas, las de Joaquín Espert y de José Antonio González Garnica, y el PP se partió en dos. Luego en 1993 me tocó a mí hacer un congreso de unidad. Esa historia ha pesado a la hora de tomar la decisión.
– Capellán era su opción hace una década. ¿Por qué cree que entonces dijo 'no' y por qué ha aceptado ahora, incluso sin un congreso que probablemente hubiera ganado?
– La verdad es que nunca se le planteó antes a Gonzalo Capellán ser presidente del partido. En política siempre hay rumores, pero nunca hubo un ofrecimiento oficial. Él tuvo entonces una opción con el ministro de Educación, con Wert, para ir a Londres, y Gonzalo, que era entonces mi consejero, me lo planteó y entendí que era una oportunidad para él y para su familia.
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– De los suyos, en primera línea, sigue Conrado Escobar. ¿Podría escribir un manual de supervivencia política?
– (Risas). Conrado lo aguanta todo. Es una persona con sus virtudes y defectos, como todas, pero con una lealtad al partido fuera de cuestión y su objetivo personal ha sido siempre ser alcalde de Logroño. Es cierto que puede ser un superviviente pero con grandes cualidades como persona y como político, y estoy seguro de que será alcalde de Logroño.
– ¿Cree que las calles abiertas 'enterrarán' al actual alcalde?
– Es lo que percibo en la calle. No sé si el alcalde, con quien me llevo muy bien por cierto y tengo que agradecerle varios gestos que ha tenido conmigo, es consciente de la repercusión negativa de todo lo que está haciendo, al menos a corto plazo.
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–¿Es Hermoso de Mendoza una 'rara avis' política?
– Probablemente. Es difícil entender todas esas rayas pintadas, que no están ni en el código de circulación. Si no hay donde aparcar se resienten los comercios, los bares o los locales para alquilar, y eso tiene un coste. Yo no sé si a largo plazo es una buena estrategia para la ciudad, pero en política hay que prestar atención a las elecciones.
– Usted no era de muchos cambios en sus gobiernos. ¿Cómo ha visto lo sucedido con Andreu?
– Andreu ha hecho el doble de cambios en cuatro años que los que yo hice en veinte. Con todo el respeto hacia la presidenta, da una imagen de inseguridad, de falta de equipos y de poca solvencia. Lógicamente, un alto cargo necesita su tiempo para trabajar... Para mí fue un error meter en el Gobierno al partido, al secretario general, con una bicefalia que no estaba bien diseñada.
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– La que sí ha durado es Raquel Romero. ¿La hubiera despachado usted aún a costa de perder la mayoría?
– Andreu lo tenía fácil, pero, por lo que sea, no ha querido. La señora Romero nunca hubiera dado al PP el Gobierno y no se puede justificar una consejera que está únicamente para cobrar el sueldo. Es Andreu quien debe contestar por qué no la quitó. Lo que está claro es que nunca hubiera perdido el Gobierno.
– Julio Revuelta e Inmaculada Sáenz, en el PR+; Miguel González de Legarra, en el PSOE; Alberto Bretón, en el nuevo 'PR tuneado'... Cómo anda el patio, ¿no?
– Las personas en las organizaciones políticas ayudan o quitan pero lo fundamental son las ideas y los proyectos. Cuando te encuentras a personas que dejan las ideas a un lado pasan estas cosas, pero los ciudadanos votan proyectos e ideas. Entre esas personas que me cita hay quienes han sido alcaldes, senadores, diputados..., pero cuando se han ido a otras organizaciones no han sido nada.
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– ¿Le preocupa Por La Rioja y el golpe de efecto de Bretón?
– No. Es curioso que quien organiza un partido denunciando supuestos 'dedazos' haya sido director general, senador, delegado del Gobierno, consejero... Todos los cargos elegido a 'dedo'. Unir a los descontentos del PR+ y del PP va a provocar que ninguno de los dos partidos lleguen al 5% para entrar al Parlamento. Los riojanos son muy inteligentes.
– ¿Le ha decepcionado Alberto Bretón?
– Como decía, yo le nombré en casi todos los cargos. Lamento que haya tomado esa decisión porque le sigo teniendo afecto, pero creo que se ha equivocado, política y personalmente.
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– ¿Sería Vox una línea roja para Pedro Sanz?
– No me gusta Vox, pero yo creo que las líneas rojas se marcan en los programas de gobierno. Es decir, si Vox quiere destruir el estado autonómico para mí sí sería una línea roja. Si se llega a un acuerdo político de gobierno, lo que hay que ser es transparente, y no como ha hecho Pedro Sánchez con Bildu y con los independentistas. Yo soy partidario de recuperar los consensos de la Transición entre los dos grandes partidos. PP y PSOE reformamos dos veces el Estatuto de Autonomía de La Rioja y lo mismo se hizo en todos los territorios de España.
– ¿Pasarán al PSOE factura estas alianzas o las reformas de la sedición y malversación?
–Deberían. No se puede legislar a la medida de tu compañero de gobierno para beneficiar a unos condenados por la justicia y para tu propio beneficio. Lo que me llama la atención es la tranquilidad con que lo hemos ido asumiendo los ciudadanos. No olvidemos que Sánchez primero no iba a pactar con Podemos, luego con Bildu..., pero ha ido cediendo y pasando líneas rojas claves para el Estado.
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– ¿Se atreve con una quiniela?
– No descarto que vuelva la mayoría absoluta. Creo que en el Parlamento el PP la rozará, con dos escaños para Vox, dos para Unidas-Podemos, si terminan yendo juntos, que lo harán, y entre 12 y 13 para el PSOE.
– ¿Y en Logroño?
– Parecido. El PSOE se quedará en nueve o diez, dos tendrán Vox y Unidas-Podemos, y quizás uno el PR+ con España Vaciada. El PP estará muy cerca de la absoluta.
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