Cuatro riojanas de 'au pair' por el mundo

Elena, Mar, Andrea y Eva compaginan el cuidado de niños en el extranjero con el turismo y el aprendizaje de idiomas: «Es una experiencia bonita, descubres el país desde dentro»

Miércoles, 15 de febrero 2023

Elena Eguizábal (Logroño, 1997) decidió dar el paso el pasado mes de septiembre de mudarse a París para trabajar como au pair y enriquecer su nivel de francés. «Quería irme a algún país europeo en el que hablaran un idioma que conociera y que pudiese ... mejorar. Me pareció que podría ser una buena opción por el tamaño de la ciudad».

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Lleva casi seis meses en la capital francesa, pero su experiencia no puede ser mejor. En parte, por la familia con la que convive, pero también por la comunidad au pair de la que ahora forma parte. «Es una experiencia muy bonita, porque descubres el país, su cultura y sus costumbres desde dentro, como si fueses francesa».

Los comienzos, no obstante, no fueron nada sencillos. «Me costó mucho entender a la familia durante las primeras semanas por las conversaciones cruzadas que se daban en la mesa». La convivencia, en ocasiones, también resulta complicada, porque «ves lo que pasa dentro de la familia y te tragas las discusiones». Hasta que consiguió integrarse. «Mi mejor momento fue cuando noté que me habían echado de menos tras las vacaciones. En general, cuando comemos juntos, siento que me aceptan, que soy una más».

«Verte sola en otro país donde se habla otra lengua, afrontar el reto de vivir con otra familia y con su cultura, te hace crecer mucho»

Elena eguizábal

De ahí que lo más difícil sea establecer los límites entre su trabajo y su tiempo libre. «A los niños les cuesta entender que a partir de una hora ya no tienes por qué jugar con ellos. Intento que respeten mi espacio, pero es complicado». A pesar de todo, asegura que convertirse en au pair supone «un gran aprendizaje». «Verte sola en otro país donde se habla otra lengua, afrontar el reto de vivir con otra familia que no es la tuya y convivir con ellos y con su cultura, te hace crecer mucho».

Como ella, Mar Eguizábal (Logroño, 2000) emprendió su rumbo a Dublín en septiembre para trabajar como au pair. «Quería pasar una temporada en otro país para adentrarme en otra cultura y aprender el idioma, porque el inglés está a la orden del día». Desde entonces, compagina su labor de cuidar a tres niños con sus estudios de máster a distancia. «Mi experiencia está siendo muy buena; he tenido muchísima suerte con la familia». De hecho, se ha convertido en «una de las mejores experiencias que he vivido». Sobre todo, por su enriquecimiento personal. «He conocido a personas de diferentes nacionalidades, sus idiomas y costumbres; además de descubrir mundo».

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«He conocido a personas de diferentes nacionalidades, sus idiomas y costumbres; además de descubrir mundo»

Mar Eguizábal

Cuando estudiaba Periodismo, Eva Royo (Calahorra, 1999) se percató de que el inglés iba a ser un requisito esencial para trabajar. Siempre fue su «asignatura pendiente», por lo que decidió marcharse como au pair a Irlanda. Quiso continuar con su familia irlandesa, pero «por temas personales solo me querían como 'nanny', sin vivir con ellos, por lo que me marché a Santa Mónica». Allí llegó en octubre y, desde entonces, su experiencia no puede ser mejor. «Está siendo genial, diferente, porque estoy conociendo otra cultura y haciendo nuevos amigos». «He aprendido a estar bien conmigo misma, a irme sola de viaje y no depender de nadie. El inglés siempre ha sido mi peor pesadilla, pero he aprendido a confiar en mí, a intentarlo y, si fallo, volverlo a intentar». Su mejor momento es darse cuenta de «cómo los niños y padres para los que trabajas se convierten en tu familia y te empiezan a adorar». Tiene previsto quedarse en Santa Mónica hasta octubre, aunque no descarta repetir como au pair. «Es una bonita forma de viajar, conocer una cultura y vivir experiencias que solo se experimentan una vez».

«El inglés siempre ha sido mi peor pesadilla, pero he aprendido a confiar en mí, a intentarlo y, si fallo, volverlo a intentar»

Eva Royo

Andrea Garrido (Logroño, 1996) se dio cuenta hace ahora apenas un año de que su rutina no podía estar encajonada a una pantalla. «Me cambió mucho la vida de un día para otro. Me di cuenta de que no quería estar siempre detrás de un ordenador y decidí viajar». Pronto recurrió a una agencia de au pairs para que pudiese residir durante una temporada en EE UU.

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«Me cambió mucho la vida de un día para otro. Me di cuenta de que no quería estar siempre detrás de un ordenador y decidí viajar»

Andrea garrido

«Me eligió una familia mexicana-americana y empecé la experiencia en Portland». En su caso, no le resultó difícil alejarse de sus seres queridos. «He vivido en varios sitios, ya estoy acostumbrada a ello». De ahí que decidiese aprovechar al máximo su experiencia «para conocer otras culturas y viajar a lugares que nunca hubiese imaginado, como Alaska o Hawai». Todo, a pesar de la prestación que recibe como au pair. «Con lo que te pagan, que son menos de 200 dólares a la semana, no puedes ahorrar ni casi salir, porque entre gasolina, gimnasio y teléfono se te va casi todo». Su pretensión era irse un año, pero hace un mes se adentró en una nueva experiencia con una familia americana cerca de Palm Springs (California). De ella solo espera descubrir la cultura desde otro ángulo y disfrutar de su gastronomía y festividades.

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