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A las 16.50 horas, cinco pacientes tumbados en sendas camillas ocupan el vestíbulo de acceso a Urgencias por la puerta de ambulancias.Otra enferma, en silla de ruedas, está encajada entre ellos, como en un tetris, para dejar el pasillo más o menos libre. « ... Esos dos llevan ahí desde la una», apunta un familiar. Son dos varones, de mediana edad, apenas tapados con una manta, que se encuentran en el espacio situado entre las dos grandes puertas de ingreso, que se abren y se cierran continuamente. A uno de ellos lo han traído los técnicos de Osakidetza, el servicio de salud del País Vasco, desde una población vecina a Logroño, en virtud del convenio de colaboración sanitaria entre ambas administraciones. «Si hubiérais ido a Vitoria, ya habríais llegado de sobra», se oye decir a una compañera de Rioja Cuida, la entidad pública que se ocupa del transporte sanitario en la comunidad autónoma. A su lado, una vecina de San Asensio habla por teléfono con un tono entre desesperado y resignado: «Hay mucha gente, pero mucha mucha. Llevamos horas esperando». Su hermana se ha dado un golpe fuerte en la cabeza y espera el traslado a la capital vasca. Hay seis o siete ambulancias aparcadas afuera. No pueden moverse hasta que los pacientes sean trasladados a boxes o a una habitación y liberen así las camillas. Los técnicos, vestidos de rojo, esperan en el vestíbulo o en la calle.
La situación en la otra puerta de Urgencias –la general– no parece mejor a estas horas. La sala está abarrotada, apenas se encuentran sillas libres, y hay un continuo concierto de toses y carraspeos. En un banquito situado al lado de la oficina de admisión, dos personas, conectadas a sendas botellas de oxígeno, esperan resignadamente su turno sin moverse.
Una técnica de Rioja Cuida asegura haber vivido aluviones semejantes casi todos los años: «Esto no es nuevo y no tiene nada que ver con el covid. Los que llevamos aquí toda la vida lo sabemos», advierte. La primera voz de alarma de la situación que se vivió este martes en el Hospital San Pedro la dio el sindicato CSIF a las tres de la tarde: «Enfermos esperando dentro de la ambulancia desde las once de la mañana a ser atendedidos, mas de veinte avisos que necesitan ambulancias y que no pueden ser atendidos por no haber vehículos libres, personas en camilla en los pasillos y la puerta de urgencias del Hospital San Pedro...» El sindicato denunciaba que el sistema sanitario se sumía «en el caos» en cuanto se tensionaba y achacaba el colapso a «la escasez de personal y sus malas condiciones laborales».
Horas más tarde, el comité de empresa de Rioja Cuida abundaba en el «secuestro de ambulancias», retenidas en el centro hospitalario porque los pacientes no podían ser trasladados y seguían ocupando las camillas: «Esta situación deja a nuestra comunidad prácticamente sin recursos móviles y pone en riesgo la asistencia extrahospitalaria, ya que las ambulancias deben quedar libres lo antes posible para atender una nueva emergencia». Los trabajadores de Rioja Cuida, según informó UGT, sindicato mayoritario de la entidad, reclaman «un lugar acondicionado para la transferencia de pacientes», lo que permitiría que los vehículos volvieran a estar disponibles «en cuestión de minutos» y asegurar así la privacidad de los enfermos, que, en días como este martes, queda seriamente comprometida.
Hacia las seis de la tarde, el atasco de enfermos en el vestíbulo de Urgencias comienza a resolverse paulatinamente. Hay pacientes que acceden al hospital y camillas por fin vacías que vuelven a las ambulancias. Gustavo Ossola, director de Atención Hospitalaria del Gobierno de La Rioja, indica que, para poder asumir el aluvión de enfermos, se han duplicado las camas en la séptima planta del hospital, como señala el plan de contingencia, y se ha pedido a algunos médicos que doblaran el turno, «a fin de ver cuáles son los pacientes a los que se puede dar de alta para ir subiendo a los enfermos que están esperando en Urgencias».
Aunque Ossola reconoce que esta situación se suele dar con frecuencia cuando coinciden las celebraciones familiares y la llegada del frío, apunta que este año está habiendo «una incidencia importante de gripe A» que se ceba especialmente en la población de más edad y en pacientes «pluripatológicos con enfermedades respiratorias».
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