La crisis y la inflación llevan el ahorro privado al récord de los últimos 15 años

En concreto, las familias y las empresas de La Rioja tenían al cierre de junio 10.082 millones de euros guardados en depósitos bancarios. No hay un importe similar en ninguno de los ejercicios analizados por el instituto emisor. Respecto a marzo de este año (los informes del Banco de España son trimestrales) supone un aumento del 2,7% y frente a junio de 2021 la subida es del 3,1%.

¿Y mientras tanto, qué posiciones han tomado las administraciones públicas riojanas? Pues también elevaron sus depósitos hasta los 329 millones, aun así sin batir el récord registrado el año pasado (334 millones). En cuanto a los créditos, el acumulado asciende a 455 millones, muy por debajo de las cifras anotadas hasta marzo.

La Rioja es una de las siete autonomías en las que todavía, y a pesar de la presión de los precios, el sector privado no ha 'tocado' los ahorros generados durante la pandemia. Al contrario, los incrementa, por ejemplo, transfiriendo a las cuentas bancarias el capital de los planes de pensiones con el fin de asegurase suficiente liquidez con la que hacer frente a imprevistos. La riqueza de familias y empresas riojanas, medida por la diferencia entre el capital que acumulan y las deudas contraídas con bancos, creció entre abril y junio respecto al primer trimestre. El resto de regiones que conforman este listado son Aragón, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Galicia, Navarra y País Vasco. Por el contrario registraron pérdidas Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura y Madrid. En cuatro (Andalucía, Baleares, Canarias y Cataluña) el sector privado adeudaba ya en junio más dinero que el que acumulaba en depósitos, en tanto que en Murcia el importe era casi el mismo.

Se da la circunstancia de que tanto en marzo como en junio la inflación fluctuó por encima de los dos dígitos en la comunidad, estableciéndose en ambos meses en el 10,6%. Hasta finales de 2022, el instituto emisor no publicará los datos del tercer trimestre, pero se puede anticipar la evolución, ya que el IPC se desbocó en julio (11,7%) y en agosto (11,4%), y en septiembre esquivó el 10% por solo 3 décimas.

Y así persistirá en tanto no se despejen las incógnitas económicas (diferentes organismos y servicios de estudios nacionales e internacionales ya han rebajado a la mitad la previsión de crecimiento de España) y la inflación no empiece a ceder.

No obstante, aun en la hipótesis de que familias y empresas de La Rioja estuviesen mantenido el mismo nivel de consumo que el año pasado (tanto los presupuestos nacionales como los regionales anticipan aumentos de recaudación de dos dígitos por el IVA), ya estarían gastando el 9,7% más (la tasa de IPC), que es lo que han perdido de capacidad de compra. Esto supone por sí mismo una devaluación del ahorro, ya que las rentas no han evolucionado acorde a los precios.

Lo curioso es que, pese a esta erosión del ahorro, familias y empresas de La Rioja sigan considerando que la mejor opción para conservar su liquidez es confiar el dinero a las entidades financieras. La explicación puede encontrarse en la falta de alternativas ante la aversión que les producen la volatilidad de la Bolsa y de otros activos financieros.