Secciones
Servicios
Destacamos
María Soledad Sánchez, viuda y madre de dos hijos, decidió hace años cambiar de vida. Vivía y trabajaba en Madrid, en donde reside buena parte de su familia, pero puso tierra de por medio y cambió el asfalto madrileño por el entorno rural. Su objetivo, ... reconocen quienes la conocieron, era Málaga pero, como si se tratara de una carrera de fondo y por etapas, había ido superando diferentes metas volantes en los últimos años. La siguiente, esa que ya no podrá completar, era la que le iba a llevar desde Zafra (Badajoz) hasta Talavera de la Reina (Toledo). Pero odos sus proyectos de futuro se quebraron en la mañana del 31 de enero. Su casero, tras discutir con ella, cogió una barra de hierro y la golpeó hasta acabar con su vida.Tenía 59 años.
Una de las etapas rurales de María Soledad tuvo sello riojano. En el 2005 aterrizó en Poyales, uno delos núcleos poblacionales dependientes de Enciso y en plena ruta delos dinosaurios que quedó abandonado en los años 80 del siglo pasado. Ella fue una de las pioneras en el proceso de repoblación del municipio y lo hizo, describen en la web Escapada Rural «rehabilitando una casa de más de trescientos años de antigüedad». Ese fue el germen de la casa rural 'La Casa del Valle Encantado' que «ha contribuido de manera importante en la evolución turística y económica del entorno de Poyales ya que, posteriormente se han construidos otros alojamientos cercanos y se han rehabilitado casas para uso vacacional», completa el sitio de Internet.
Amante de los animales, su paso por La Rioja dejó huella. Sobre todo en Animales Rioja, que esta semana compartía en su perfil de Facebook un texto en el que asumen estar «en shock» y en el que recordaban que fue una de las personas que ayudó a poner en marcha la protectora. «Te arrebataron la vida pero no tu alma, sabemos que nos estas viendo y con esa sonrisa pícara nos miras sintiéndote feliz porque tus compañeros no humanos estén en buenas manos. Aún faltan los gatitos que están allí, en aquel campo que fue tu muerte, pero seguimos haciendo todo lo que podemos. Toda la gente que te quería y te quiere hemos hecho todo lo posible porque así sea. Diste la vida por ellos, porque los animales eran y son tu vida, gran animalista y defensora de los animales, defensora de la vida y de la naturaleza. Gracias a tu trabajo miles de animales tienen hogar hoy […] Todos te echaremos mucho de menos, no dejes de cuidarnos».
María Soledad Sánchez fue asesinada el pasado 31 de enero. Según ha publicado el Diario HOY, el presunto asesino es su casero, Manuel Martín de las Mulas, vecino de Zafra, de 71 años de edad. Según el rotativo extremeño, a las diez y media de la mañana del pasado 31 de enero el dueño de una finca ubicada a cuatro kilómetros de Zafra escuchó gritos en la parcela contigua. Cuando fue a comprobar qué ocurría, vio cómo alguien arrastraba el cadáver de su vecina hacia un cobertizo.«Asesino, voy a llamar a la Guardia Civil», le gritó. «No hace falta que llames porque me voy a entregar», le respondió el ahora detenido e ingresado en prisión. Poco antes, en plena discusión y según las informaciones publicadas, el acusado «la golpeó en varias ocasiones con una palanca de hierro». Él era el propietario del chalé que le había alquilado a la víctima cinco meses atrás. El acuerdo entre ambos vencía el próximo 10 de marzo. Según informó Efe, fuentes próximas a la investigación indicaron que el conflicto entre ambos estuvo relacionado con el alquiler del inmueble.
María llegó a Zafra tras ver un anuncio publicado en Internet de la finca del municipio segedano, situada en el paraje conocido como Huerta de Belén. La visitó animada por su propietario. «Para ella no estaba en las mejores condiciones, pero se comprometió, con un contrato en precario, a modo de cesión que incluía además de la utilización de la casa, suministros y la alimentación de sus animales. A cambio, y para vivir allí sin tener que pagar alquiler, ella se hacía cargo del mantenimiento de la finca y de los animales que ya se encontraban allí», explicaba al Hoy una persona cercana a la víctima que reconocía que «se había dejado la piel en esa finca».
Su carácter independiente y su amor por los animales hicieron que se dedicara en cuerpo y alma a su cuidado y protección y tenía previsto trasladarse a Talavera de la Reina para trabajar en unas caballerizas a cambio de estancia, por lo que estaba estudiando la manera de transportar los animales (la mayor parte de los que acogía eran ya muy mayores) con los que vivía en Zafra: un burro y un caballo, perros, gatos, un agaporni, gallinas y cerdos, entre otros.Muchos de ellos ya han sido recogidos por protectoras del entorno o por su propia familia. Todos lloran su asesinato.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.