Pero quiénes se creen que son
EL REPASO ·
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EL REPASO ·
De cómo solo hay una cosa aplicable a todos los políticos españoles: que ya les valeSus señorías. Dos puntos. Me gustaría, si no les es demasiada molestia, que me dijeran ustedes de qué van. Que me contaran, si tienen un ratito, qué clase de negocio creen que tienen entre manos. Que, en fin, ya que estamos de puente y tenemos ... unas horas tontas por delante, me explicaran quiénes se creen ustedes que son.
Porque no sé si se han dado cuenta, sus señorías, de que no nos están haciendo ningún bien. Que cuando ustedes se odian con tanta saña hay un número de españoles inevitablemente creciente que les sigue. Cuando uno oye con menguante estupor sus exagerados catastrofismos, sus «o yo o el infierno», sus clichés de política del 36 y sus críticas de grosera brocha gorda sólo puede desear una cosa: que les oiga la menor cantidad de gente posible y que esa gente, de verdad, no les haga caso. Porque ese es el miedo cierto, que quienes les votan confundan su teatrillo con la realidad y lo apliquen a la vida.
Verán. Harían ustedes bien, para empezar, en analizar con más rigor las etiquetas que usan. Porque no, los de Vox no son fascistas. Son otra cosa: harían bien en darse cuenta, porque ni esto es 1930 ni el peligro es el mismo. Es distinto, y quienes lo combaten con las armas de hace 90 años van a perder.
Los de Podemos no son bolivarianos comunistas. Aunque alguno se autodefina así. Su ideología poco tiene que ver con eso, y esos ramalazos de cerrilismo totalitario (sólo yo soy la verdad, y el resto es crimen) son otra cosa.
No, el PP no promueve la «cultura de la violación». Uno puede analizar un problema y verlo de manera distinta, puede incluso (oh) ser feminista y de derechas. Nadie en el PP hace nada voluntariamente a favor de que vayan por ahí violando a las mujeres. Y, en fin, quizá la ministra Montero no esté ahora mismo en posición de señalar errores de estrategia en los esfuerzos contra esa violencia, no.
Y no, la ministra no está ahí por ser la pareja del exlider de su partido. Si no encuentran ustedes ninguna manera mejor de atacarla, en realidad lo que están haciendo es halagarla. La verdad es simple aquí: si fuera un tío no dirían eso.
Ya les vale, de verdad. Deberían ustedes hacer un esfuerzo por no perder de vista la norma de la cafetería. Que pase lo que pase, uno debería ser capaz de tomarse un café con el de enfrente después del debate. Que nosotros ya entendemos que ustedes se juegan sus sueldos en esto de ganar votos, pero deberían ustedes entendernos cuando les pedimos que, de verdad, no se nos lleven por delante en ese empeño.
MIÉRCOLES | SUICIDIO
De todas las cosas de las que uno duda cada día en este oficio (y les prometo que son muchas) probablemente la más complicada de resolver es la que tiene que ver con el suicidio. La antigua norma no escrita de no informar de ello cada vez me parece más desatinada: ocurre y está ahí, y va a más, y es un horror con el que convivimos y contra el que deberíamos hacer más.
Pero a la vez el acto del suicidio es el máximo ejemplo de algo que requiere el respeto absoluto a la intimidad. La del que ha tomado esa decisión equivocada, la de la familia que deja detrás sufriendo como no puedo imaginarme. Y esa intimidad absoluta exige un cuidado tan monumental que se parece mucho al silencio.
Cómo conjugar una cosa con la otra es, les digo, una duda que no consigo resolverme, y creo que puedo decir que la mayoría de mis compañeros tampoco. Informar sobre el suicidio es cada vez más necesario, hacerlo sin impulsarse en el drama personal es inútil, pero pisar aunque sea de lejos la raya del morbo es indigno.
Me gustaría proponerles una solución a esto, cada día más importante. Pero de verdad que no la tengo.
JUEVES | ESPAÑA
Hoy, con las páginas de la edición de papel de Diario LA RIOJA, van diez céntimos de lotería. Ayer fueron otros diez. Ya sé, sí: no es como para sacar de pobre ni al más pobre. Pero es una de esas pequeñas tradiciones que a mi, al menos, me ponen un pelín contento.
No va a tocar (la probabilidad me anima a decir esto con razonable seguridad), pero saber que vamos por ahí repartiendo el número 15.189 (el día que nació este periódico, hace 133 años ya) me conecta con un montón de gente que estuvo en esta casa en su día y de la que hemos heredado.
Ya, ya sé que no va a tocar. Pero y si...
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