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Acaba el año y regresan los cotillones en Nochevieja. Después de la pandemia podrán volver a celebrarse las fiestas de fin de año en horario nocturno y con ellas se recuperarán unos eventos que en muchos casos suponen un importante ingreso para los locales ... organizadores. «Si pensamos que venimos de suspenderlo todo... pero tenemos ganas de hacer el mismo formato que antes», expone Víctor Riera, portavoz de la Asociación de Salas de Fiestas, Discotecas y Ocio Nocturno de La Rioja y gerente del Grupo Concept. Y es que las restricciones de la pandemia obligaron a suspender los cotillones de los dos últimos años, habiéndose modificado estos como 'Tardevieja' o en Año Nuevo.
«Cada vez se hacen más cotillones, no solo las discotecas, que quizá son de gente más joven. Los mayores buscan sus sitios preferidos y cada vez más se juntan varios locales para fomentar la movilidad de clientes», apunta Víctor Riera, quien informa de que lo que supone un cotillón puede igualar en ingresos a la facturación de un mes. «No son precios excesivos y al personal se le paga mejor. También hay gastos, pero te da la tranquilidad de tener las entradas vendidas de antemano y no esperar a última hora», indica Riera, que afirma tener vendido el 65% de las entradas en sus locales.
El Grupo Concept aúna las discotecas Concept y Suite, y los bares Soho, La Boutique, Stress y El Jaleo de Logroño. En ninguno ofrecen barra libre. «No somos partidarios porque, al final, el personal no levanta la cabeza y las mesas se llenan de bebidas, y eso no es calidad, es desmadre. Si quieres dar buen servicio con gente joven es mejor controlarlo, y con seis consumiciones, que es lo que ofrecemos, es más que suficiente porque todo el mundo echa un par de 'cacharros' antes, más lo que tomas en casa», señala Riera.
Lo que sí ofrecen es un estricto control de aforos, 'catering' y detalle de bienvenida. «La venta es progresiva y ya se está adelantando. La gente tiene ganas porque llevamos tres años sin cotillón, y como está habiendo ambiente de noche, se quieren asegurar la entrada. Así que estamos contentos», valora Riera.
En la sala The Hangar de Logroño cuentan ya con el 70% del aforo vendido, de entre unas mil personas. «Desde noviembre la gente ya lo estaba pidiendo. El año pasado vendimos casi todo y tuvimos que devolverlo a falta de dos semanas», recuerda José López Hijazo, gerente del local. Las restricciones sanitarias por la pandemia afectaron, sobre todo, al ocio nocturno, por eso la recuperación de los cotillones supone un estímulo económico. «Es la mejor fiesta del año y puede suponer el 30% de la facturación anual», asegura López Hijazo. The Hangar ofrece barra libre, recena, bolsa de cotillón y guardarropa. «Lo que más quiere la gente es la barra libre y el buen ambiente, y al ser sala grande se está bien, de hecho no vendemos más entradas por eso», explica el gerente, quien piensa en organizar otro cotillón para mayores de 16 años el 23 de diciembre, incluyendo lo mismo, pero sin alcohol. La Sala Fundición de Logroño contará con la actuación de la Orquestina Anarcoyeyé. «Tenemos muy poco aforo (150), así que la idea es promover la música en directo, organizar una fiesta divertida y mantener a la clientela. Buscamos hacer algo diferente y organizar una buena juerga», dice Sergio Pérez Tejada, responsable de Sala Fundición. La entrada incluye tres consumiciones, bolsa de cotillón y recena.
Fuera de Logroño habrá fiestas en los hoteles Palacio de Azcárate de Ezcaray, Hostería San Millán, Santa María de Briones, la Sala Sendero de Arnedo... Y también en la bodega y hotel Finca Los Arandinos de Entrena. «Tenemos una pequeña fiesta después de las campanadas con música y barra libre. Lo ofrecemos tanto en paquetes para alojarse, con cena, spa y visita a la bodega, como para la gente de la zona, incluyendo solo la cena de gala», describe Miguel Ángel Gil, director de Finca Los Arandinos.
Víctor Riera | Grupo Concept (Logroño): «La gente tiene ganas porque llevamos tres años sin cotillón. Está habiendo ambiente de noche»
José López Hijazo | The Hangar (Logroño): «Lo que más se demanda es barra libre y buen ambiente. Puede suponer el 30% de la facturación anual»
Sergio Pérez Tejada | Sala Fundición (Logroño): «La pretensión es promover la música en directo. Buscamos hacer algo diferente, y organizar una buena juerga»
Miguel Ángel Gil | Finca Los Arandinos (Entrena): «Cada vez la gente se anima más, no quieren cocinar en casa, aunque sea más tradicional»
Rocío Martínez | Balneario de Arnedillo: «Es la temporada más alta del año y los clientes suelen reservar de un año para otro. De 133 plazas, nos quedarán unas 18»
Miguel Achótegui | Hotel Arrope (Haro): «Lo hacemos porque supone un buen ingreso para la empresa y porque también es una fiesta para los empleados»
La fiesta se organiza desde que abrió el hotel y también se celebra otra en Nochebuena. «Cada vez la gente se anima más, ya que no quieren cocinar en casa. Hasta antes de la pandemia funcionaba muy bien y este año hemos tenido muchas consultas pero no hemos llenado aún», admite Miguel Ángel Gil. No obstante, para Finca Los Arandinos simplemente es un servicio más. «No cerramos en todo el año, así que es una forma de celebrar la Navidad con los clientes», afirma Gil.
En el Balneario de Arnedillo la fiesta de Nochevieja es una tradición para toda la zona. «Es la temporada más alta del año y los clientes suelen reservar de un año para otro. De 133 plazas nos deben quedar unas 18, y sin promoción, así que esperamos un llenazo total», asegura Rocío Martínez, directora comercial del Balneario de Arnedillo. Allí reciben a los huéspedes con un cóctel, después se celebra la cena, se dan las uvas y finalmente hay baile con barra libre. «Es habitual que baje la gente del pueblo porque es el único sitio abierto, aunque alojados solemos tener, sobre todo, gente de fuera, con reservas muy grandes, de hasta 25 personas de una misma familia, pero también grupos de amigos y parejas. Es un destino familiar, vienen a celebrar a un sitio diferente y aprovechan a alargar las vacaciones», describe Rocío Martínez, quien confiesa que, económicamente, supone un empujón importante.
En Haro el hotel Arrope vuelve a organizar cotillón. «Siempre, hasta la pandemia, lo hemos hecho, y este año lo retomamos», recuerda Miguel Achótegui, gerente del Arrope. Allí reciben a los clientes con un espumoso y una tapa, después sirven la cena, ofrecen las uvas y organizan un baile con barra libre. Todo para 120 personas. «Lo hacemos porque supone un buen ingreso y porque también es una fiesta para los empleados, trabajamos pero lo pasamos bien», reconoce Miguel Achótegui, quien apunta que, además, abren en Año Nuevo y muchas familias acuden a comer.
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