Velatorios, funerales y entierros se limitan a diez asistentes

El Tanatorio Anoz, el único de la ciudad de las cigüeñas, no tuvo que abrir ayer sus puertas. Pero en la próxima ocasión que tenga que hacerlo de darse algún fallecimiento a lo largo de estos siete días de confinamiento parcial, tendrá que hacerlo con un aforo máximo de diez personas presentes.

«Diez personas en el velatorio, diez personas en misa y diez personas en entierros... Queda sólo limitado para la familia», describe Miguel Anoz, uno de los hermanos que regentan este negocio familiar.

La nueva normativa aprobada por el Gobierno de La Rioja como «medida quirúrgica» para Alfaro con el propósito de reducir los contagios y evitar que se expandan a otras localidades se centra en especial en los lugares de concentración de personas en lugares cerrados. Así, restringe a un máximo de diez personas las personas asistentes a velatorios, al igual que a funerales, entierros y celebraciones religiosas, entre ellas bodas, bautizos y comuniones –ninguna de ellas previstas para estos próximos días de confinamiento parcial–.

Durante estos meses tras el levantamiento del estado de alarma, el aforo del Tanatorio Anoz era de hasta quince personas. Apenas se reduce en cinco personas, pero prácticamente las suficientes para restar que amigos y conocidos se acerquen a dar el pésame a la familia, que se quedará velando a su familiar en la intimidad. Eso sí, el servicio está garantizado en la ciudad. «Es como volver al inicio de las fases del estado de alarma. El servicio vamos a prestarlo sea como sea y como se pueda. Con COVID y sin COVID, hay que estar para la gente», explica Anoz.

Además, los vecinos son comprensibles y entienden las medidas a cumplir. «Quien viene sabe que la cosa está limitada. La gente pregunta cómo está el aforo, si se puede subir. Y controlamos para que se pueda cumplir y la gente atiende», asiente.