«Tenemos mucho trabajo pero todavía no sufrimos el colapso de las funerarias de Madrid»

En este tanatorio efectúan a diario en torno a una decena de servicios. Supone un incremento de trabajo, pero sobre todo por el protocolo que hay que seguir para evitar la propagación del virus. Todo está muy medido controlado. También ha facilitado la tarea que no haya que esperar 24 horas –periodo legal de demora hasta la crisis– para que el fallecido sea enterrado o incinerado.

Y en contra de lo que, en principio, se podría esperar, las familias están llevando bien las medidas que limitan el número de personas que pueden despedirse del ser querido. En el Tanatorio San José se muestran sorprendidos por «cómo se sacrifican muchas personas y sacrifican las despedidas por evitar los contagios». «Les dices que tiene que ser así y lo aceptan», apuntan.

En Mémora-Pastrana el trabajo también se ha incrementado exponencialmente. En sus instalaciones, como en el resto, hace ya unos días se instauraron una serie de medidas para evitar la expansión el virus.

Así que ante la excepcionalidad de esta crisis y en la línea adoptada por diversas comunidades autónomas durante los últimos días, la compañía funeraria tomó la decisión de reducir el acceso al público en sus tanatorios. El objetivo es velar por la seguridad de las propias familias y los profesionales de la compañía, de ahí que restringió el acceso a sus instalaciones a solo la familia más cercana del fallecido.