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La tercera ola va formándose ante nuestros ojos y puede adquirir pronto hechuras de maremoto. Si se observa el gráfico que muestra el impacto de la pandemia desde su inicio, los dos primeros picos aparecen claramente dibujados, a comienzos de los meses de abril y ... de noviembre, pero también se advierte cómo poco a poco se va generando una tercera cumbre en diciembre. Y eso que todavía no se ha contabilizado el impacto real de la Navidad y de Año Nuevo, con las reuniones familiares, la movilidad interterritorial y las aglomeraciones callejeras. El COVID, por la propia naturaleza de la enfermedad, exige observar los datos cotidianos con una mirada de vigía apache: los infectados de hoy se traducirán dos o tres semanas más tarde en un aumento en el número de hospitalizados y en un posterior incremento en la estadística de fallecidos.
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Los epidemiólogos suelen utilizar el dato de la incidencia a 14 días como el testigo más relevante –aunque no el único– a la hora de estudiar la huella de la pandemia y su tendencia. Según el documento de actuaciones publicado por el Ministerio de Sanidad, se considera que el piloto rojo se enciende en aquellas zonas con una incidencia situada entre 150 y 250. Por encima de los 250, el territorio se encuentra en riesgo extremo.
La Rioja ya ha cruzado ese umbral. Los datos de ayer reflejan que la incidencia acumulada se sitúa en 314 casos por cada cien mil habitantes en los últimos 14 días. La cifra supone un ligerísimo descenso con respecto a los del día anterior (en el que se alcanzaron los 331), pero en cualquier caso dibuja un porvenir nada halagüeño.
Otro indicador más ágil, el de la incidencia acumulada a siete días, nos sirve para comprender que la marea va a seguir subiendo inexorablemente a corto plazo. Ahí se está notando ya el impacto de los primeros días de la Navidad y los datos son elocuentes: ayer se superaban los 200 casos por cien mil en La Rioja, lo que supone un incremento del 73% con respecto al índice del 29 de diciembre (115). O sea, que la pandemia ha cogido otra vez la moto y ha metido la quinta velocidad.
Dos datos conocidos ayer confirman esta apreciación y tiñen de un color aún más oscuro los nubarrones que se avecinan: en los últimos cuatro días se registraron en La Rioja 353 nuevos positivos, con lo que el número total de casos detectados en la última semana alcanza los 684: más del doble de los notificados en la semana anterior (369). Una subida tan brusca no se registraba desde aquella segunda semana de octubre que marcó el demoledor avance de la segunda ola.
Si tenemos en cuenta lo que sucedió durante los dos primeros embates del coronavirus, solo las medidas más estrictas parecen ser capaces de frenar la impetuosa subida de la marea. Sin embargo, en esta ocasión hay al menos dos circunstancias novedosas y contrapuestas, que pueden tener alguna incidencia en el progreso de la pandemia: la propagación de la nueva cepa inglesa, que ya ha llegado a España pero cuyo rastro aún no ha sido identificado en La Rioja, y el avance –todavía al ralentí– de la campaña de vacunación.
En total, ahora mismo hay en La Rioja 819 casos activos y 7.373 personas que deben guardar cuarentena. Al menos, hay que felicitarse por que las residencias de ancianos (el foco más terrible durante la primera ola) estén hoy libres de virus: según los datos de la Comunidad Autónoma, no constan positivos en ninguno de los 32 geriátricos que componen la red autonómica. La campaña de vacunación, que ha comenzado por los usuarios y trabajadores de los centros de mayores, puede ayudar en las próximas semanas a blindar este sector, devastado durante la pasada primavera. De los 587 fallecidos en La Rioja por culpa del COVID, 286 residían en hogares de ancianos, lo que supone el 48,7 por ciento del total.
Aunque todavía lejos del punto de saturación, los hospitales riojanos aguardan la llegada de la tercera ola con un buen número de enfermos de COVID ingresados. En la Unidad de Cuidados Intensivos hay en estos momentos 16 personas infectadas por coronavirus y 13 con otras patologías, con lo que el 53% de las camas UCI disponibles en el hospital San Pedro están ocupadas. El número de enfermos en planta también ha aumentado en la última jornada: hay 50 en el centro sanitario logroñés y 9 en la Fundación Hospital de Calahorra. Estos datos se completan con los 23 pacientes de COVID que se encuentran en hospitalización domiciliaria. Sumando todos los casos, en los centros sanitarios riojanos se encuentran ingresadas en este momento 75 personas aquejadas de coronavirus.
Y lo peor está por llegar.
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