El confinamiento a que obliga la grave crisis del coronavirus ha trastocado por completo el día a día del obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Carlos Escribano. Monseñor Escribano acostumbra a viajar por toda La Rioja o a representar a la ... región en encuentros fuera de nuestra tierra. Estos días, como todos, los pasa encerrado en casa, en el apartamento en el que vive en el seminario de Logroño.
¿Cómo está viviendo estas jornadas de reclusión?
Las vivo con gran preocupación, siguiendo muy de cerca las noticias que se van dando, especialmente las que atañen a La Rioja.
«En medio del dolor también se están escribiendo unas páginas heroicas de amor»
¿Cómo ocupa sus horas durante este periodo de confinamiento?
Pues intento mantener una rutina. Las mañanas las dedico a un trabajo más de despacho atendiendo a estas nuevas circunstancias. Algunas iniciativas son novedosas: hemos puesto en marcha una parroquia virtual (www.laparroquia.net) para ofrecer algunos servicios e informaciones, a los fieles y a quien pueda necesitarlos, mientras dure esta situación de crisis sanitaria. También me toca mantener reuniones por videoconferencia con otras diócesis. Por otro lado, el curso estaba en marcha y avanzado, y hay que ir valorando la suspensión de actividades y el aplazamiento de fechas de algunas celebraciones habituales a esta altura del año. Dedico también mucho rato a hablar por teléfono. Una llamada telefónica puede hacer mucho bien en este momento a mucha gente. Las últimas horas de la tarde las dedico a rezar con más pausa. Celebro la eucaristía y rezo, especialmente para que pase pronto esta tragedia que estamos pasando.
¿Y a nivel personal?
Dedico tiempo a la lectura, a ver los informativos y, ocasionalmente, alguna película.
En la nueva rutina de confinamiento que ha impuesto la lucha contra el coronavirus, ¿qué se ha convertido en inexcusable para usted?
La oración. Lo es siempre, pero estos días de un modo especial.
¿Es de los que salen todas las tardes a la ventana a las 20 horas para aplaudir al personal sanitario?
Mi vivienda está un tanto aislada, pero sí apoyo ese momento todos los días. Tengo algunos familiares sanitarios y sé lo que están pasando en estos momentos. Ellos y tantos otros servidores públicos y profesionales se están comportando de manera generosa, heroica. Es emocionante ver la reacción de tanta gente que desde casa expresa con ese gesto, todas las tardes, un sentimiento de gratitud. ¡Gracias a los que saben ser agradecidos!
¿Qué siente cada vez que escucha las cifras de afectados en La Rioja y en España?
Un dolor muy grande. Es muy triste ver esas cifras tan crueles en España y en La Rioja, también por las circunstancias en las que se están produciendo. A la vez surge una oración espontánea por los difuntos y por sus familias que tienen que despedirlos en una situación tan triste y en soledad; y por los enfermos para que pronto recobren la salud.
¿Qué enseñanzas está extrayendo de esta experiencia de confinamiento?
Mi padre nos decía que las lecciones no se dan, se aprenden. Esta situación nos está mostrando muchas cosas: quizá nuestra vulnerabilidad. También en medio del dolor se están escribiendo unas páginas heroicas de amor. Es impresionante la capacidad que tiene la gente de darse totalmente a los demás. De entregarse hasta el límite. Es la belleza del ser humano que, en medio de la tragedia, nos recuerda que el amor vence siempre. El tiempo y la perspectiva nos ayudarán a reconocer las lecciones que hemos aprendido.