La Fundación Rioja Salud es otra de las piezas integrantes del comité técnico que está afrontando en la comunidad el embate del coronavirus. Como nexo de unión entre la Consejería, los ayuntamientos, el flanco asistencial y también la vertiente en investigación e innovación, su responsable ... sostiene que la respuesta está asegurada pese a la magnitud del escenario.
- ¿Cuál está siendo el papel de Rioja Salud en la gestión de la crisis en la comunidad?
-Fundamentalmente da soporte en el ámbito de la formación, la innovación y la investigación sanitaria, si bien en la actual coyuntura el objetivo es dar cobertura a aquellas necesidades que se van planteando en función de las circunstancias. Y todo ello, en colaboración día a día con todo el equipo directivo de la Consejería más allá de las responsabilidades exclusivas de cada uno.
-¿Cuáles son esas necesidades más perentorias? ¿Se están pudiendo adaptar los recursos existentes a la avalancha de contagios registrados?
-En un primer momento se actuó primordialmente desde el frente de salud pública con la detección de casos y la adopción de medidas para intentar controlar la expansión. Ahí se inscribió, por ejemplo, la atención en Haro y el confinamiento de las personas infectadas. Casi simultáneamente se actuó para proteger a los profesionales de Atención Primaria, implantando un acceso restringido en los centros de salud de Haro y los del área de influencia como Nájera, Navarrete y Santo Domingo y, a continuación, en Logroño y el resto de la comunidad. Se han ido tomando todas las decisiones con el propósito de anticiparse a lo que venía, siguiendo un patrón que luego han copiado incluso otras comunidades. En el ámbito asistencial, la finalidad ha sido que todo funcionara cuando llegara lo peor de la crisis preparando la atención hospitalaria en colaboración con el SERIS. Ahí destacan desde la adquisición de camas que se hizo con antelación para la duplicación de habitaciones hasta el plan diseñado para que los quirófanos puedan ejercer como UCI.
«La consigna es contactar con el Gobierno para coordinar las ayudas y que sean eficientes»
- Pese al acopio y las previsiones, ¿hasta dónde se puede prolongar esta respuesta del sistema si la situación se dilata?
-No se puede hablar de fechas. Lo único cierto es que se han dado los pasos para que el sistema sanitario pueda asumir lo que le llegue, como así lo contempla el plan de contingencia. En ese sentido son cruciales las medidas de confinamiento para que la curva pueda declinar, evitar que los contagios se propaguen y el sistema vea relajado el estrés al que está siendo sometido ahora. Si todos ponemos de nuestra partey los ciudadanos siguen cumpliendo, la situación se dominará. Ahí también resulta básico cuidar mucho los profesionales sanitarios, porque por muchas infraestructuras y dispositivos que se dispongan ellos son el eje.
-¿Se les está dando la protección adecuada? Hay voces que censuran que los recursos no son los adecuados ante una exposición tan prolongada a fuertes cargas virales.
-En esta cuestión todo es poco y su protección, no sólo en el hospital sino también en Atención Primaria, es prioritaria. Como le digo, toda prevención puede llegar a ser insuficiente, pero lo cierto es que, excepto en momentos puntuales, no ha habido falta de equipos de protección gracias al material que se adquirió con antelación y al que ido llegando tanto a través del Ministerio como de diferentes donaciones de la sociedad civil. Todos ellos, ajustados a los protocolos fijados por el Ministerio y las normas de prevención de riesgos.
«Todo es poco, pero, excepto en momentos muy puntuales, no han faltado equipos de protección»
- ¿Hasta qué punto las donaciones y otras muestras de altruismo son efectivas?
-Por una parte están los equipos acreditados que ya tenían muchas empresas y se han facilitado automáticamente al personal sanitario porque son absolutamente válidos y, además, han ayudado de manera determinante en un momento en que la situación era más complicada en relación a las EPIs. Luego hay otras acciones como las protagonizadas por las empresas de Arnedo o Ezcaray coordinadas con el Gobierno y que también tienen todas las garantías de uso profesional. En tercer lugar están, por ejemplo, las mascarillas que los particulares fabrican y que las ofrecen con toda su buena voluntad pero que no entregamos a los sanitarios porque pueden ser utilizadas a nivel doméstico, pero carecen de la homologación exigida. Sin menospreciar el altruismo y las ganas de ayudar, la consigna al respecto es contactar con el Gobierno de La Rioja para ser eficientes de verdad.
-Otras comunidades han optado por ampliar los recursos medicalizando por ejemplo hoteles. ¿Se contempla esa posibilidad en La Rioja?
-De momento hay margen y camas hospitalarias suficientes. A las que aún están disponibles en el San Pedro se suman todas las que contamos en el Hospital de La Rioja, la Fundación Hospital de Calahorra y, eventualmente, también en Los Manzanos. Igualmente se ha habilitado en Lardero el centro de convalecencia para aquellos que no pueden cumplir con la cuarentena una vez dados de alta. Como le digo, ahora mismo los recursos son suficientes y el sistema está capacitado para reaccionar. Eso no implica que si llega el caso de dar otros pasos no se vaya a hacer si las circunstancias lo requieren.
«Ahora mismo hay camas de hospital suficientes y estamos capacitados para reaccionar»
-Insiste en que la comunidad actuó con previsión, pero ¿en qué momento se evidenció que los contagios provocados por el coronavirus iban a dispararse?
-Cuando se detectaron los primeros casos y se registró el foco inicial en Haro, empezó a sentirse que se podía llegar a esta situación y ya estaban adoptadas las medidas oportunas. La clave ahora reside en la evolución de la curva, que en España está siendo muy similar a la de otros países. Se trata de doblegarla con el efecto conjunto del aislamiento social y la atención sanitaria.
-Si ya entonces se vislumbraba la coyuntura, ¿por qué se permitió la marcha del 8M, la celebración de una feria masiva como Logrostock o la habitual avalancha de gente a lugares de ocio como la calle Laurel?
-A posterior todo se puede analizar, pero el hecho es que en aquel momento estábamos en una situación de casos muy concretos y se aplicaron medidas en los lugares del foco, fundamentalmente Haro y su entorno. Aquel fin de semana ya se suspendieron allí las actividades deportivas y las concentraciones. El resto de contagios eran casi simbólicos y la situación no indicaba que había que ir más allá. Al comienzo de la semana siguiente se cerraron los centros de enseñanza cuando se registraron los primeros positivos en la red educativa, y así paulatinamente. Se han ido tomando las decisiones cuando ha sido el momento en función de los datos.
«Las intervenciones y tratamientos siguen con normalidad, y la seguridad también está garantizada»
-¿Cómo se está respondiendo a escala más local y en los centros de salud y consultorios más cercanos a la ciudadanía?
-Los ayuntamientos de toda La Rioja están demostrando una colaboración absoluta desde el minuto cero, dispuestos a participar y seguir sin fisuras las instrucciones. La Atención Primaria también ha sido uno de los primeros frentes que se volcó. Ensalzando por supuesto la labor hospitalaria donde todos se están dejando la piel, los médicos de familia componen la primera barrera que está sosteniendo buena parte de casos. Su trabajo es inmenso en un escenario en que el 80% de los positivos están en sus domicilios atendidos por los profesionales de Atención Primaria.
-¿Se entienden ahora mejor las reclamaciones que venían exigiendo antes de la crisis y que han aparcado temporalmente para volcarse en el coronavirus? ¿Debería del Presupuesto del 2020 haber puesto más recursos en esta parte del sistema como demandaban?
-El Gobierno echó a andar hace apenas seis meses y los Presupuestos se hicieron en un tiempo récord. Eso no significa que no fuéramos conscientes antes del COVID-19 de que la Atención Primaria debe reforzarse y reorganizarse, y de hecho había un plan muy avanzado. Se estaba en ello antes de la crisis y esta situación viene a ratificarlo. Tras una fase de análisis, las primeras Cuentas que reflejarán ese empeño serán los del 2021.
-Rioja Salud también coordina la atención oncológica. ¿Se ve comprometida una asistencia tan sensible en un momento como el actual?
-Sigue con total normalidad. Las intervenciones quirúrgicas y los tratamientos se mantienen más allá de alguna actuación no urgente que el propio usuario ha decidido retrasar. La seguridad también está garantizada. Además de que los tratamientos radioterápicos están en el CIBIR y separado físicamente del San Pedro, el hospital también se ha sellado por plantas para pacientes con COVID-19 y en Urgencias hay dos circuitos diferenciados.
-¿Qué lecciones de gestión podrán extraerse para el futuro?
-El sistema sanitario público de La Rioja se ha demostrado preparado para afrontar esta crisis, pero cuando acabe habrá que aplicar mejoras. Por ejemplo en el ámbito de la salud pública para detectar con más precisión a escala mundial este tipo de episodios y contenerlos. A nivel local será clave apostar por la Atención Primaria como puntal vertebrador para la marcha de urgencias o atención especializada. Y a falta de personal, será imprescindible trabajar en innovación, en la hospitalización domiciliaria, tele motorización remota, descargar del trabajo administrativo a los facultativos... Hay que invertir bien el dinero en Sanidad para ganar en eficiencia.
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