«Sigue habiendo traslados de COVID, pero son más directos, no hay que esperar cama»

Situaciones como la que, según su experiencia, han sufrido algunos pacientes que han tenido que quedarse hasta dos días en sus casas a la espera de una cama en el hospital. Y es que con el COVID-19 llegó el caos y una presión como nunca al sistema sanitario que, afortunadamente, no llegó a colapsar.

Al miedo por la enfermedad se sumó la incertidumbre porque al principio se desconocía la evolución y «a eso no estábamos acostumbrados», comenta. «En el centro coordinador te entraba una llamada y dabas respuesta inmediata. Si era ayuda inmediata la dabas, si tenía que ir al hospital lo trasladabas en la ambulancia y si era algo que se podía complicar iba en la UVI móvil».

Pero con el COVID-19, «hemos vivido momentos de auténtico estrés», sentencia Romero. «Tuvimos llamadas clasificadas de urgencia tipo 1, que son las de ya, una hora en espera», recuerda. En el centro de coordinación era imposible dar abasto.

Ahora, «sigue habiendo traslados de COVID, pero es más directo, no tienes el problema de cama». Algo que sí ocurrió en los días más críticos de la pandemia. En alguna ocasión, la ambulancia tuvo que esperar a las puertas del hospital a que le notificaran que había cama disponible para esa persona y «esperábamos dentro de la ambulancia, en un sitio cerrado con un paciente positivo». Recuerdos de un pasado cercano que confía que no se vuelva a repetir.