Clientes en una terraza en El Espolón logroñés ayer por la mañana. SONIA TERCERO

Salud confía en las restricciones para detener una segunda ola muy similar ya a la primera

La edad de los ingresados en el San Pedro vuelve a subir, con gente mayor contagiada en el ámbito familiar

Pablo Álvarez

Logroño

Jueves, 3 de septiembre 2020, 07:30

Los contagios por COVID-19 continúan al alza en La Rioja. El número de casos activos sigue su crecimiento, tras el leve parón del martes, y va irresistiblemente en busca del millar de enfermos de COVID en la región. Algo que nos retrotrae a ... la primera semana de mayo. Sólo que entonces la tendencia era descendente, y ahora andamos buscando un techo que no parece cercano.

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Así, a día de hoy hay 968 casos activos. Pero lo peor es que la segunda ola se parece cada vez más a la primera también en el número de hospitalizados. La última vez que se superaron los 968 casos activos, el 10 de mayo, había 77 hospitalizados, de ellos 11 en la UCI. Y ahora mismo, según los datos de Salud, hay ya 65 ingresados, y 7 de ellos en la UCI. Del resto, 49 están en planta del hospital San Pedro y 9 en el de Calahorra.

  • 968 Casos activos de COVID-19 en La Rioja este miércoles, 14 más que el martes

  • 101 Nuevos positivos por coronavirus diagnosticados durante el martes.

Datos comparables, pues, en recorrido inverso; salta por los aires el argumento de que los contagios de esta ocasión eran más leves, y que la presión hospitalaria no subía. Por el contrario, el número de contagios por COVID-19 en La Rioja no deja de crecer, y va subiendo a la vez el número de casos graves (hospitalizados) y muy graves (en la UCI). Y ya comienza a crecer el número de muertos, con el registrado ayer ya son cuatro notificados en los últimos tres días.

Es la constatación de que la nueva acometida del virus se va pareciendo a la primera en otra cosa: que el perfil del enfermo vuelve a envejecer, como en aquellos meses, y se interna cada vez más en la zona peligrosa. «El perfil está cambiando», reafirma Alberto Lafuente, gerente del Seris. «Los casos empezaron siendo gente joven, con un gran porcentaje por debajo de los 30, pero el perfil que va llegando al hospital es gente mayor, contagiada en el ámbito familiar». Pero también, advierte, «gente joven sin patologías previas que ha tenido que pasar por la UCI».

De ahí la necesidad de las medidas aprobadas el martes y publicadas ayer miércoles en el BOR. ¿Se llega tarde con esas medidas? «Con los datos trabajamos día a día», señala Lafuente. «Y vamos valorando en función del ciclo del virus». En todo caso, las medidas son, sencillamente, una petición de distancia a la sociedad, a que no nos juntemos entre nosotros. «Todas van dirigidas hacia el contacto, hacia los aforos, hacia el distanciamiento. Ésa es la esencia del contagio».

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Lafuente espera que el resultado de las restricciones se vea en dos semanas.

Obligación

Y en todo caso, espera el efecto de la obligación sobre la recomendación. «Es necesaria la obligación. Tenemos un número importante de ingresos, y tras cada ingreso hay una persona y una familia. Estoy seguro de que la gente se va a concienciar y a ser responsable».

¿En qué es distinta esta segunda ola de verano a la primera de marzo-abril? En dos situaciones importantes. Primero, que el sistema hospitalario está preparado, que los casos se diagnostican antes y se sabe mucho más de cómo abordar el COVID-19.

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Y segundo, que por ahora el aumeto de la curva de casos activos es más suave que el de marzo «que no fue exponencial, pero casi. Y esta vez la curva es mucho más lenta, y nos permite irnos adaptando con más facilidad», concluye Lafuente.

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