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La consejera de Salud, María Somalo, advertía el lunes de que menos de la mitad del personal sociosanitario se ha inoculado con la cuarta dosis contra el COVID. El 26 de septiembre comenzaba la campaña de vacunación con residentes y trabajadores y los resultados ... han sido opuestos: mientras los usuarios rozaban el 100%, los trabajadores no llegaban al 50%.
La situación ha encendido las alarmas en un momento en el que la dosis de refuerzo ha empezado a llegar a los trabajadores sanitarios, al mismo tiempo que se abre la campaña contra la gripe. «Está claro que existe una fatiga pandémica tanto en las medidas anti-COVID como en la vacunación», reflexiona José Ignacio Aguado, director general de Salud Pública. «Después del verano cuesta entrar de nuevo en la dinámica de la pandemia, pero es necesario porque la inmunidad se pierde», recalca.
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Y el primer dique contra la enfermedad y uno de los pilares que ha sostenido el sistema han sido y siguen siendo los sanitarios. «Son esenciales por ellos mismos y por su trabajo, pero además están en contacto con personas vulnerables. Vacunarse es necesario y merece la pena», añade en referencia a la cuarta dosis contra el COVID y también a la vacuna de la gripe, que el pasado año se inocularon dos de cada tres sanitarios.
José Ignacio Aguado | director general de Salud Pública
Pero la escasa respuesta vista entre el personal sociosanitario deja en el aire muchas interrogantes. ¿Qué ha ocurrido? Desde los colegios de Médicos y de Enfermería no se tiene aún una percepción precisa. «Pero está claro que todo el mundo que cuida tiene que cuidarse y eso pasa por la vacunación», sentencia Inmaculada Martínez, presidenta de los facultativos. Mientras, Elisa Elías confía en que el personal clínico se ponga la dosis de refuerzo y también se pinche la vacuna antigripal, aunque «históricamente no haya sido muy receptivo».
Inmaculada Martínez, presidenta del colegio de médicos
Respecto a las residencias, desde UGT se explica que «no hay razones concretas» para explicar la escasa respuesta, pero se tiene claro que «tras tantas dosis, existe un evidente cansancio». Aunque desde el sindicato se hace un llamamiento a inmunizarse «porque previene la enfermedad y mucho más en centros sanitarios y sociosanitarios». Desde la CSIF, mientras, se remarca la «variabilidad» de la respuesta: «Hay residencias con casi un 100% de personal inoculado, otras que no llegan al 50% y en una no se ha realizado vacunación».
UGT
CSIF
Una de las razones que explicaría la renuncia de muchos profesionales sociosanitarios es que la vacuna de la gripe para los ancianos sí estaba disponible, mientras que la de los trabajadores, al ser diferente, no llegó en esas primeras jornadas de campaña, así que no se podían inmunizar de COVID y gripe al mismo tiempo. Y han decidido esperar a recibir la doble dosis en su ambulatorio.
Para Inmaculada Martínez también existen cargas psicológicas: «La gente está sobrecargada, pero la OMS dice que todavía estamos en pandemia».
El verano, como el viento, se ha llevado parte de los peores recuerdos asociados al COVID. Dejar atrás las mascarillas, las vacaciones, los encuentros sociales... Con tres dosis mucha gente parece sentirse protegida, pero Salud insiste en que una mayor inmunización puede dibujar un invierno con menos presión hospitalaria, lo que redundaría en un mejor servicio para todos, ya sean pacientes de COVID o de otras patologías.
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