«Salir a aplaudir me parece un gesto bonito y necesario»
A qué dedica el tiempo libre... ·
El rector de la UR no ha dejado «ningún día» de agradecer a las 20 horas la labor de los sanitarios en el combate contra el COVID-19Secciones
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A qué dedica el tiempo libre... ·
El rector de la UR no ha dejado «ningún día» de agradecer a las 20 horas la labor de los sanitarios en el combate contra el COVID-19Durante este periodo de confinamiento, el rector de la Universidad de La Rioja, Julio Rubio, intenta mantener sus rutinas laborales habituales. Inicia su jornada a las 8 horas, con distintas conexiones por correo electrónico y otras plataformas. En esta situación tan excepcional, admite que «las ... jornadas se alargan incluso más de lo normal y puedo continuar trabajando hasta las 20 horas, con las lógicas paradas para 'repostar'».
– ¿Este tiempo de reclusión en casa le ha permitido recuperar alguna vieja afición o explorar alguna nueva?
– No, nada. Imposible. En este momento dedico todo mi tiempo y mis energías a mis obligaciones como rector.
– ¿Se le pasan rápido los días o, por el contrario, el tiempo dentro de casa pasa demasiado lento?
– Muy rápido. Seguramente se irá normalizando con el paso de los días, pero hasta el momento las jornadas se me hacen cortas, aunque intensas.
– ¿Ha establecido ya una nueva rutina de vida?
– Intento mantener los mecanismos de higiene personal con más disciplina que habitualmente, ya que es fácil dejarse llevar. También, me obligo a hacer estiramientos en las articulaciones. Tuve lesiones en el pasado en ambos hombros, por defectos posturales al utilizar el ordenador, y debo vigilarme para no recaer.
– En esa rutina, ¿no falta el salir a las 20 horas a aplaudir a los sanitarios?
– No he faltado ningún día. Me parece un gesto bonito y hasta necesario. Por quienes están en primera línea, porque de esta manera honramos su trabajo y su entrega. Pero también por el resto, porque, con esta acción tan sencilla, nos sentimos parte de una comunidad y paliamos, aunque solo sea por unos minutos, nuestra sensación de impotencia.
– ¿Qué tal ambiente hay en su barrio? ¿Este confinamiento está sirviendo para que los vecinos se unan más?
– Teníamos una buena relación previa, que sigue. Ahora bien, el aislamiento hace que viva más en una burbuja telemática, inmerso en los problemas cotidianos que se suscitan en la Universidad, que en la comunidad donde habito.
– A nivel personal, ¿le está sirviendo también para conocerse mejor?
– Bueno, me ha servido para aprender que la tarea de rector, aunque se retiren los actos de representación, es tan intensa desde casa como desde el despacho.
– ¿Qué enseñanzas está extrayendo de esta experiencia de confinamiento?
– Que las personas, en situaciones extraordinarias, saben amoldarse a cualquier dificultad y, lo más importante, que tienen una actitud generosa y de entrega.
– ¿Cree que el mundo cambiará después de la crisis del coronavirus?
– Desde el punto de vista macropolítico, temo un repliegue identitario, que intensifique tendencias ya presentes con anterioridad: cierre de fronteras, temor infundado a quienes vienen de fuera, etc. En suma, un aumento de la represión en general. Con un perspectiva micropolítica y de relaciones humanas, me gustaría pensar que esta revitalización de la solidaridad, el vivir pendiente más de las personas que de lo estrictamente material, etc., que está emergiendo en estos días, podría incrementarse. Sin embargo, siendo realista, considero que es más probable que todo lo positivo que esta crisis está sacando a la luz en nuestra sociedad quede ensombrecido por la crisis socioeconómica que, probablemente, se va a producir al terminar la emergencia sanitaria. Ojalá me equivoque.
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