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llá por el mes de diciembre de 2020, antes de que el día 27 arrancara la campaña de vacunación contra el SARS-CoV-2, quien más quien menos introdujo en su léxico pandémico la expresión 'inmunidad de rebaño', concepto que hace referencia a la protección ... colectiva frente a una enfermedad infecciosa que se logra cuando un porcentaje considerable de la población es inmune a ella (generalmente a través de la vacunación). Pese al limitado conocimiento del SARS-CoV-2, la comunidad científica situó esa barrera en el 70% del total de la población (no solo de la susceptible de ser vacunada, es decir, incluyendo también a los menores de 12 años) aunque ya entonces hubo voces que elevaron ese porcentaje recordando que no todos los virus actúan igual y previendo mutaciones.
Ahora, con las primeras inmunidades de grupo autonómicas ya celebradas (Asturias, Galicia, Extremadura y Castilla y León ya tienen a más del 70% de sus censados con la pauta completa de vacunación) y con regiones como La Rioja en la cuenta atrás para alcanzar en una decena de días esa meta –el Ejecutivo regional ya la da por superada al hacer sus cálculos solo con la población susceptible de vacunación, es decir, excluyendo de la ecuación a todos los menores de 12 años– las nuevas variantes del virus obligan a las autoridades sanitarias a ser más cautas a la hora de hablar de inmunidades colectivas. A mediados de este mes, el Grupo Colaborativo Multidisciplinar para el Seguimiento Científico del COVID-19 –integrado por médicos e investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona y de los principales hospitales catalanes– alertaba de que esa inmunidad requerirá, al menos, vacunar al 85% de la población. Eso, en el caso de La Rioja, implica administrar la pauta completa a 271.927 personas, casi 48.000 más de las que señalaban las cuentas iniciales con la protección de grupo fijada en el 70%. Las mutaciones del virus, especialmente la variante Delta y su capacidad infecciosa, están detrás del nuevo escenario.
La clave, argumenta Carmen Álvarez-Domínguez, profesora experta en inmunología de la UNIR, está en el número reproductivo básico del SARS-CoV-2, el R0, que refleja el porcentaje de transmisión de un virus. «Al final de 2020, con la variante predominante, era de entre 1 y 3 y la fórmula matemática decía que la inmunidad de grupo se lograría con la vacunación de entre el 70 y el 75% de la población», explica, incidiendo en que en ese cálculo incluye a todos los mayores de 6 años, susceptibles de ser vector de contagio.
Pero la realidad ha cambiado con las nuevas variantes. «Ahora son más transmisibles, hasta diez veces más que aquellas variantes, lo que implica que hay que recalcular ese porcentaje y el resultado es una inmunidad de grupo muy alta, de entre el 85 y el 90%, similar a la del sarampión, frente al que hay que vacunar a todos los niños para esa protección colectiva». Eso confirma los augurios iniciales de parte de los inmunólogos y retrasa la meta de la vacunación: «Más que en agosto, será en octubre cuando se ronde el 75% de la población vacunada y habrá que esperar hasta enero del año que viene para llegar a niveles del 85 o 90% con la pauta completa».
Ese escenario temporal, insiste, es válido para la variante Delta, más infecciosa que las anteriores pero no más virulenta. «Hay una nueva mutación que se empieza a visualizar en el Reino Unido, la Landa, que además de tener una mayor transmisibilidad, como sucede con Delta, es también más virulenta. Es algo que hay que tener en cuenta ya que es mas peligrosa y podría requerir llegar a inmunizar al 90 o al 95% de la población». Ese, sostiene la experta, debe ser el objetivo que se fijen las autoridades sanitarias.
En el caso del COVID-19, ademas, esa inmunidad colectiva será particular ya que, como recuerda Álvarez-Domínguez, «las vacunas permiten evitar las formas graves de la enfermedad, no la infección», es decir, la transmisión no se detiene por lo que cree fundamental avanzar en el desarrollo de más vacunas y, sobre todo, de aquellas que «bloqueen la infección».
La profesora de la UNIR, en todo caso, deja entrever lo absurdo de hablar de inmunidades colectivas por comunidades autónomas. «Incluso puede ser absurdo hablar de la inmunidad de grupo en España dada la movilidad actual, más en periodo estival. Además, dará igual que en España tengamos un nivel de vacunación del 80% si, por ejemplo, en África no se consigue vacunar nada más que al 10% de su población. Hay que intentar que, al menos, esté vacunado el 50% de los habitantes» ya que en caso contrario todos los esfuerzos podrían ser en vano.
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