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Por tercera semana consecutiva, las cifras de contagios en La Rioja descienden. Y lo hacen además de manera drástica. Muy drástica. A un ritmo que llama poderosamente la atención y que hace marcar diferencias entre la segunda y la tercera ola.
La ola registrada entre ... septiembre y octubre vino definida por una subida progresiva de casos y un descenso igual de progresivo, sin grandes subidas y bajadas. En la actual, sin embargo, todo llega de golpe. A principios de enero se pasó en cuatro semanas de tener menos de 700 contagios en siete días a superar los 2.000 y ahora en tres semanas se ha pasado de ese pico a los 306 actuales. Un decrecimiento del 86%.
El descenso resulta más que llamativo. Del 18 al 24 de enero hubo en La Rioja, según los datos del Ministerio de Sanidad, 2.189 contagios y la semana siguiente la cifra se redujo, no demasiado, hasta los 1.982. Desde ese momento ha habido, por fortuna, una caída en picado. Febrero empezó con 1.007 nuevos positivos en siete días y ahora la cifra se ha desplomado a 306.
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El dato es muy bueno porque para ver uno más bajo hay que remontarse a la semana del 3 al 9 de agosto. Desde entonces nunca había habido tan pocos contagios en siete días.
De esos 306 contagios, 106 se han registrado durante el fin de semana (viernes, sábado y domingo), lo que supone también una reducción con respecto a los 250 que se notificaron durante esas tres jornadas de la semana anterior.
¿Qué conclusiones se puede sacar de esto? En primer lugar, obviamente, que se está consiguiendo doblar la curva de contagios. ¿Significa eso que el virus está derrotado? No, ni muchísimo menos. La experiencia nos dice que la curva puede volver a subir si llega la relajación. No es la primera vez que estamos en estos valores y en las ocasiones anteriores no se ha podido evitar que los nuevos positivos diarios vuelvan a subir.
La sucesión de hechos siempre es la misma. Primero bajan los contagios, y ya llevamos tres semanas de descenso, y posteriormente comienza a aliviarse la situación hospitalaria. No es algo automático, tiene que pasar un tiempo entre el comienzo del decrecimiento de los positivos y el de los ingresados y parece que en la región está comenzando a darse ese segundo paso. En los últimos siete días se han experimentado unos descensos del 36% en el número de hospitalizados en planta y del 16% en el de ingresados en la UCI. Aun así siguen quedando muchos pacientes con COVID (133) en los hospitales riojanos.
Solo cuando esas dos premisas se cumplan se podrán ver resultados en las cifras de fallecimientos y regresar a semanas ya casi olvidadas en las que el '0' era habitual en los datos de muertes diarias y no, como ocurre ahora, una excepción.
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