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El otoño de 2021 se ha convertido en primavera. O casi. Nueve meses de vacunación intensiva han llevado el porcentaje de población inmunizada contra el COVID a casi el 80%. Lo cual debería en principio garantizar una protección contra el virus al menos suficiente como ... para evitar grandes recaídas.
Pero esa esperanza debía pasar la prueba, o las dos pruebas, que traía septiembre: el regreso a clase de las decenas de miles de escolares riojanos, y las fiestas. Principalmente las de San Mateo, pero también las de Arnedo.
La medida era lo que ocurrió el año pasado. Aún sin vacunas, septiembre fue el pistoletazo de salida a una segunda ola devastadora de la pandemia, que aceleró durante octubre hasta alcanzar niveles desconocidos en el tránsito a noviembre. Sólo la siguiente oleada, la post-navideña, superó a una subida otoñal que costó de nuevo docenas de muertos.
Eso no ha ocurrido en este 2021, sino más bien lo contrario. El 6 de septiembre, cuando comenzó el curso para Primaria y Secundaria, había en La Rioja 435 casos activos de COVID-19. El 18 de septiembre, cuando comenzaron (sin chupinazo) las fiestas de San Mateo, eran 182. Y este jueves eran 87.
Ese mismo sábado 18 se vivió en Logroño un botellón histórico: 4.500 personas según los cálculos oficiales, varios miles más según otros cálculos. Esas concentraciones, y las demás que se vivieron durante las fiestas en las zonas más tradicionales de bares de Logroño, provocaron más de una predicción pesimista. Pero, como ha explicado este viernes el director general de Salud Pública, Pello Latasa, «esta pandemia nos ha enseñado a esperar lo inesperado, y muchas veces cuando esperábamos que las cosas fuesen en un sentido, iban en otro».
Salud estaba muy pendiente de las dos semanas siguientes a San Mateo «y sobre todo de las siguientes al inicio del curso escolar». «Eran semanas que nos preocupaban para ver como iban a incidir en los datos», explica Latasa. Pero ese aumento no se ha producido, y la curva enseña un descenso continuado hacia datos que no se veían desde el verano de 2020.
Salud, sin embargo, no quiere decir que esto se haya acabado. Ni mucho menos. «Esta pandemia nos ha enseñado que tenemos que ser muy cautos con el triunfalismo, porque cada vez que hemos bajado la guardia, el virus ha ganado terreno. Por lo tanto, cauto optimismo».
El hecho de que, con mayores concentraciones en las calles, los datos sigan descendiendo es una prueba del buen funcionamiento de las vacunas. En todo caso, con vistas al invierno, Salud se apresura con la tercera dosis en las residencias: van más de un millar, y alrededor de mil más se inocularán la semana que viene. Todo ello antes de que, en principio desde el 25 de octubre, sean llamados a la dosis de refuerzo todos los riojanos de 70 años o más.
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