La Rioja extremará la vigilancia sobre los locales de alterne y aboga por su cierre

Limitaciones que afectan de lleno a los locales de ocio nocturno que desde el pasado sábado y sin excusa están obligados a echar el cierre. 'A priori' podría parecer que la misma norma obligaría a bajar la persiana a los prostíbulos, sobre todo teniendo en cuenta que la actividad en los locales de alterne implica más contacto que casi con cualquier otra actividad, aunque medie mascarilla y preservativo, pero no ha sido así, al menos hasta ayer mismo cuando desde este diario se pudo comprobar, vía telefónica, que varios de ellos continuaban abiertos, incluso algún piso las 24 horas del día, y de momento trabajando.

Al existir un vacío legal en España sobre el negocio de la prostitución, que un local de alterne se mantenga o no abierto es una cuestión de la licencia de apertura que les conceden los ayuntamientos y que en la mayoría de los casos no es la de locales de ocio nocturno, sino la de cafeterías y restaurantes y la de hoteles. En el primero de los casos, estos establecimientos sí estarían obligados a cerrar a la una de la madrugada y no dejar entrar a más clientes a partir de la medianoche. En el caso de que la licencia sea de hotel, estos establecimientos no tendrían ninguna limitación horaria y podrían permanecer abiertos toda la noche.

Precisamente por esto, desde la Consejería de Salud señalaban ayer a este diario que Salud Pública en La Rioja «está en la línea de no permitir la apertura de este tipo de establecimientos por la obvia situación sanitaria» y asimilar su situación a la del ocio nocturno. Y «si se detecta que hay aperturas, se procederá a reforzar las medidas ya dispuestas». Además, advertían de que «la Consejería no va a permitir que ningún resquicio legal suponga un riesgo para la salud pública de los riojanos».

Los prostíbulos no están exentos de coronavirus, de hecho en los últimos días se han conocido varios brotes entre prostitutas y clientes en algunos locales del país, como en Alcázar de San Juan. La Rioja también vivió su propio episodio en pleno confinamiento.

En abril, unas catorce personas permanecieron unos veinte días confinados y en cuarentena en el local de alterne Macumba, en Rincón de Soto, otrora macrodiscoteca que llegó a albergar conciertos hasta para 4.000 personas.

La mayoría de las personas eran prostitutas, extranjeras y sin permiso de residencia en España y todas permanecieron confinadas en el burdel. Eran personas que no tenían cerca su residencia habitual y algunas, incluso, procedían de otras comunidades autónomas por lo que se decidió que se quedaran todos en el establecimiento, ubicado junto a la N-232. Allí recibieron asistencia sanitaria y se les facilitó los medicamentos que necesitaban. Los que no dieron positivo también permanecieron en el recinto en cuarentena por precaución. Se trataba de evitar así el problema que supondría trasladar a cada uno a su vivienda y el peligro de contagio que conllevaría.

Además, desde Servicios Sociales, a través de Cruz Roja de Calahorra, les hizo llegar alimentos frescos, también no perecederos y productos de higiene.