Más músculo y un arsenal de armas para la Unidad COVID

A la vanguardia de la lucha contra la pandemia desde que nació en mayo como el radar del sistema sanitario y cavó su trinchera en primera línea del frente. En la Unidad COVID cada día se dejan los ojos y el alma para cumplir con su imprescindible misión de desgastar del SARS-CoV-2 a base de sofocar su propagación. Es una fuerza de choque que precisaba de más músculo y el arsenal adecuado para derrotar al virus en esta larga y dramática segunda ola y ambos han llegado en forma de refuerzos humanos y tecnológicos.

Los 30 integrantes del equipo original se han convertido desde este martes en 154 -ya ocupan cuatro salas del CIBIR- con el desembarco de 20 militares provenientes del batallón Guipúzcoa del regimiento Garellano, con sede en el cuartel de Munguía (Vizcaya), encargados de reforzar el trabajo de la veintena de miembros de la unidad de vigilancia epidemiológica desplegada desde el Bhelma III de Agoncillo y del personal sanitario.

«Vamos a estar como mínimo un mes, dependerá de cómo evolucione la pandemia, y luego nos relevarían otros compañeros, lo que haga falta y se decida», explicaba el sargento primero Tárrega.

«Yo estoy encantada», destacaba, por su parte. Rocío Loma Osorio, que recordaba que «los rastreadores somos la segunda línea de defensa contra la pandemia, porque la primera son los ciudadanos y su responsabilidad». La coordinadora de la Unidad COVID no olvidaba destacar también la mejora en el arsenal que han supuesto armas tecnológicas como la estatal Radar COVID o la regional COVID-19 QR. «Es la unión de la ciencia y la tecnología para tratar de frenar la pandemia. Para nosotros son herramientas imprescindibles en nuestra tarea de localizar todos los contactos estrechos de un positivo y frenar la transmisión del virus. Cuando salta un caso, el COVID-19 QR nos permite detectar los contactos estrechos de gente desconocida en un momento dado en un cine, en un autobús, en una cafetería...», destacaba para lanzar un llamamiento a la cooperación: «Si no colabora toda la gente, esto se nos vuelve a ir de las manos y va a volver a enfermar mucha gente de gravedad y costará vidas».

Presentada a mediados de octubre, la herramienta tecnológica desarrollada por el departamento de innovación de la Fundación Rioja Salud ha intensificado su despliegue en los últimos días y a mediodía de este martes, con más de 10.500 lecturas de códigos por parte de los ciudadanos, ya estaba implantada en 3.461 establecimientos -1.407 bares cafeterías y restaurantes, 251 peluquerías y centros de estética, 191 bibliotecas, archivos, museos y espacios culturales, 120 gimnasios y espacios deportivos, 117 hoteles, hostales, albergues y pisos turísticos, 41 parques infantiles, 75 vehículos de transporte urbano e interurbano, 14 cines, teatros y auditorios, 15 funerarias y tanatorios, 70 sedes de las administraciones públicas...-. «Está habiendo una respuesta muy positiva por parte de todos los sectores, pero necesitamos también la colaboración de toda la ciudadanía para ese sencillo gesto de capturar el código QR, porque nos va a ayudar en la trazabilidad de los contactos y en los rastreos», destacaba Sergio Martínez Astola, gerente de la Fundación Rioja Salud, que insistía en que «vivimos un momento complicado en el que no podemos bajar la guardia y este tipo de herramientas nos ayudan a que podamos llegar antes a una situación de nueva normalidad en la que sentirnos más seguros».

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